08 noviembre 2009

Nunca doy consejos


A finales de 2006, el maese Pérez-Reverte concedió una entrevista basada en las preguntas de varios participantes del foro de El Capitán Alatriste. Y entre todas, hubo una que me llamó la atención, sobre todo, naturalmente, por la respuesta tan acertada y directa.

Será que, desde hace varios días, en mi cabeza sigue sin tener cabida ese nuevo escritor/a que se monta un blog para "publicitar" su obra y para estar más en contacto con sus fans, cosa que me parece, lo siento, muy patética. Sólo digna de ese autor de tres al cuarto que quiere que le endulzen los oídos y los ojos con críticas fenomenales y tener mil lectores de pacotilla. Y que no tiene otra cosa qué hacer que atender a esos fans y publicar "adelantos" de sus maravillosas obras (sin publicar, claro) en un afán de exhibicionismo que a mí me da cierto repelús por aquello del pirateo, por mucho que esos blog estén "protegidos" por unas licencias de Creative Commons un poco engañosas. No hace mucho me enteré de una escritora que reclamaba que alguien en la red le había pirateado un texto que hacía años la autora había publicado en su blog. Y sí, fue grande su queja y sus muestras de que efectivamente había sido plagiado uno de sus textos, pero la pregunta del millón es: ¿Qué puedes hacer si tú mismo como autor tienes la culpa al publicar en un medio donde cualquier cualquiera tiene acceso?

Yo no estoy a favor de un escritor "inalcanzable", que viva alejado del mundo y de la sociedad, pero tampoco me creo que el talento pueda desarrollarse entre tanto moscardón que no hace otra cosa que revolotear alrededor del autor y lo peor, porque él/ella mismo/a se lo permite.


En fin, aquí la pregunta y la respuesta tan acertada:

-Para los jóvenes que tienen intenciones de estudiar una misma carrera que la suya y llegar a convertirse en periodistas o escritores o ambos algún día, ¿qué consejo les daría? ¿De dónde saca un escritor primerizo una buena novela y cómo se faja uno para que se la publiquen?

-Nunca doy consejos, excepto el de leer mucho, todo lo fundamental, y no tener ninguna prisa en escribir. Luego de escribir, romper mucho, y no tener ninguna prisa en publicar. Es absurdo querer publicar novelas cuando aún no se tiene nada que contar, o no se sabe como hacerlo. Hay que leer, afilar las herramientas, vivir, y sólo luego, si hay talento narrativo, llega la hora de ser novelista. Me refiero a novelista que merezca la pena. Yo empecé más o menos a los treinta y cinco años, pues hasta entonces estaba demasiado ocupado leyendo y viviendo. Y lo cierto es que publiqué casi de casualidad, sin buscarlo mucho ni muy en serio. La imagen de un chico de veinte años que quiere publicar una novela a toda costa me parece absurda. A esa edad, salvo que seas el genio talentoso que casi nadie es, aún no hay nada que contar. Pero hay todo por leer. Y cualquier escritor en lengua española que pretenda serlo de verdad debe conocer los clásicos griegos y latinos, los del siglo XVI y XVII (ahí se cuaja el estilo y el idioma) y la gran novela europea del XIX, Balzac, Dickens, Stendhal, Tolstoi, Dostoeivsky, Dumas, Victor Hugo, etcétera, que es la que de verdad te enseña a escribir y a crear estructuras narrativas. Luego, en el XX, conocer a Mann, Zweig, Fitzgerald, Conrad, Borges y algunos otros. Y por supuesto, leerlo todo con humildad profesional, lápiz en mano, aprendiendo. Sin prisas. Las prisas y la ambición de ver tu nombre en letra impresa han destrozado a muchos que habrían sido buenos novelistas.

2 comentarios:

Asilo Arkham dijo...

Pues, Mac, vaya que son palabras con mucha razón.

MacVamp dijo...

Muchísima :)