28 noviembre 2008

Tonight



"Tonight is what it means to be young" - Fire Inc.
(Streets of Fire Soundtrack)


I've got a dream 'bout an angel on the beach
And the perfect waves are starting to come
His hair is flying out in ribbons of gold
And his touch has got the power to stun

I've got a dream 'bout an angel in the forest
Enchanted by the edge of a lake
His body's flowing in the jewels of light
And the earth below is starting to shake

But I don't see any angels in the city
I don't hear any holy choirs sing
And if I can't get an angel
I can still get a boy
And a boy'd be the next best thing
The next best thing to an angel
A boy'd be the next best thing

I've got a dream 'bout a boy in a castle
And he's dancing like a cat on the stairs
He's got the fire of a prince in his eyes
And the thunder of a drum in his ears

I've got a dream 'bout a boy on a star
Lookin' down upon the rim of the world
He's there all alone and dreamin' of someone like me
I'm not an angel but at least I'm a girl

I've got a dream when the darkness is over
We'll be lyin' in the rays of the sun
But it's only a dream and tonight is for real
You'll never know what it means

But you'll know how it feels
It's gonna be over (over)
Before you know it's begun
(Before you know it's begun)

It's all we really got tonight
Stop your cryin' hold on (tonight)
Before you know it it's gone (tonight)
Tonight is what it means to be young
Tonight is what it means to be young

Let the rebels begin
Let the fire be started
We're dancing for the restless and the broken-hearted
Let the rebels begin
Let the fire be started
We're dancing for the desperate and the broken-hearted

Let the rebels begin (Tonight is what it means to be young)
Let the fire be started (Before you know it it's gone)
We're dancing for the restless and the broken-hearted
Let the rebels begin
Let the fire be started
We're dancing for the desperate and the broken-hearted

Say a prayer in the darkness for the magic to come
No matter what it seams
Tonight is what it means to be young
Before you know it it's gone
Tonight is what it means to be young
Before you know it it's gone

I've got a dream when the darkness is over
We'll be lyin' in the rays of the sun
But it's only a dream and tonight is for real
You'll never know what it means
But you'll know how it feels
It's gonna be over (over)
Before you know it's begun

It's all we really got tonight
Stop your cryin' hold on (tonight)
Before you know it it's gone (tonight)
Tonight is what it means to be young
Tonight is what it means to be young

The things they say
And then the things they do
Nothin's gonna stop us if our aim is true

The things they say
And then the things they do
Nothing's gonna stop us if our aim is true

The things they say
And then the things they do
Nothin's gonna stop us if our aim is true
Tonight is what it means to be young

*******

Hoy me costaba cumplir con eso de los viernes de videos musicales.

No estoy en uno de mis mejores momentos. Tengo un constipado de miedo que me ha tenido jodida desde el domingo pasado: garganta y nariz al mismo tiempo. Inclusive no pude ni siquiera llamar a una de mis amigas más queridas para felicitarla por su cumpleaños. Y apenas tengo ánimos para cumplir con Happy Demon y su horario escolar.

No, no estoy animada. Tengo otros problemas que no me dejan en paz la cabeza de tanto que les doy vueltas y vueltas. Todos los días estoy tomando pastillas para mantener a raya esos dolores tremendos de cabeza que ya con demasiada frecuencia me atacan.

Vamos, que estoy hecha polvo. Ah, además, agregremos otra "maravillosa" noticia: mi portátil (lap top) está mostrando señales de avería. Así que, muy poco puedo estar conectada, que a pesar de tener el otro ordenador, no tengo casi nada de mis cosas porque mi marido y yo habíamos decidido que yo me quedara con el portátil y él con la pc. Jódete, querida, que casi todas tus cosas están en el aparatejo que empieza a ponerse rejego y que a pesar de haber hecho varios backup, hace más de un año que me lo había auto-recordado :p

En fin...

Trataré de escuchar por enésima vez esta canción que hoy comparto con ustedes y cuya letra siempre me ha estrujado las fibras desde que la escuché por primera vez en su estreno, allá por 1984.

24 noviembre 2008

Arturo Pérez-Reverte, cuatro historias

Arturo Pérez-Reverte
(Foto capitan-alatriste.com)

La noche del 25 de agosto de 1992, la artillería del ejército serbobosnio que asediaba Sarajevo atacó con granadas incendiarias la Biblioteca. A pesar de los esfuerzos de los bomberos, que llegaron a combatir las llamas con cubos de agua, el fuego se extendió por toda la primera planta del edificio, que terminó ardiendo como una tea. Los rescoldos estuvieron activos durante tres días, y durante más de una semana la ciudad se vio invadida por una lluvia inconsistente de pavesas. «Mariposas negras», llamaron los habitantes a esas cenizas de los libros y manuscritos destruidos, no se ha llegado a saber cuántos. Hay quien habla de seiscientos mil, y otras fuentes llegan hasta el millón y medio.

Dos de aquellos libros, de hojas chamuscadas y cubiertas ennegrecidas por el humo, con marcas de humedad, tierra y pisadas, están ahora sobre la mesa. Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) cubría para Televisión Española la guerra de los Balcanes, y esa noche de agosto fue testigo de cómo las llamas reducían la Biblioteca de Sarajevo a cenizas. Al día siguiente, mojados, inservibles, mezclados con cascotes y pedazos de madera, los recogió de un montón de escombros, junto con un trozo de estuco que también conserva. Es la primera historia.

Castillos, barricadas. La segunda tiene que ver con un recuerdo antiguo, de niño, en la biblioteca de su abuelo. Los libros, sacados de las baldas y amontonados por el suelo, eran calles, castillos, fortalezas, barricadas y torres almenadas que conquistaban, cuando podían, los soldados de plomo. En aquella biblioteca estaba todo Dumas, y todo el folletín del XIX: Balzac, Eugène Sue, Paul Féval, y Tolstói, Galdós y Dickens en ediciones que, a veces, más que antiguas, eran viejas, impresas en papel tosco, quebradizo, tostado como el café de malta, y periódicos encuadernados.

Y hubo un día, con ocho años, en que su madre pidió que sólo le regalaran libros. Iba a hacer la Primera Comunión -de marinero, no se recuerda en Cartagena nadie que haya hecho la Comunión de otra manera-, y los primos y tíos, abuelos y vecinos, cercanos y lejanos, le regalaron novelas, de aquéllas de la Colección Historias, de Bruguera, y la Juvenil Cadete, de Molino. Así que cuando cumplió diez años tenía, casi, cien libros: Melville, Scott, Stevenson, y Los tres mosqueteros, que fue el primero que leyó sin estampas, y que servía a la familia para jugar al trivial: ¿Cómo se llamaba la calle donde se hospedaba D'Artagnan?, preguntaban, o ¿qué dijo exactamente Portos al entrar en la taberna?

Durante el recreo. Fue entonces, más o menos, cuando un mal día -es la tercera historia-, un cura de los maristas, de aquellos de sotana hasta el suelo, brillante como el lamé, y gesto desabrido, le sorprendió leyendo en clase la primera edición en español de Goldfinger, de Ian Fleming, que le fue de inmediato confiscada. Y todavía recuerda cómo, durante el recreo, a hurtadillas, forzó el cajón de la mesa, cerrado con llave, para recuperarlo. Una hazaña. «Creo que en lo sustancial hay dos tipos de lectores -afirma-. Aquellos a quienes la lectura les sirve para imaginar, para soñar, y esos otros para quienes los libros son el primer paso de la aventura: el libro te lleva, te hace escapar. En mi caso, la ecuación "lecturas más puerto más mar más tradición marina" me llevó a irme.»

Y hay algo, sí, en su biblioteca, de bodega de barco victorioso, de camareta de capitán corsario donde se acumula el botín de la aventura: espadas, modelos navales, cuadros de batallas, soldados a escala, un Kalashnikov -uno no esperaba menos-, cartas de navegación, y libros. Como veinticinco mil. Quijotes -entre ellos las cuatro ediciones de la Academia-, mucho Quevedo y Moratín, Stendhal y Pynchon -tiene dos ejemplares de V, uno destrozado, de uso, y otro de repuesto-, Borges, todo, Nabokov, y dos libros con los que ha viajado durante algo más de veinte años en la mochila: África, Asia, Líbano: Las Vidas paralelas de Plutarco, en la edición de Edaf, y el tomo de las obras completas de Thomas Mann, en Plaza & Janés, que contiene Los Buddenbrook.

Habla también de la colección completa de Tintín, aquellos tomos antiguos, con el lomo entelado, que recuerda haber ido completando a lo largo del tiempo -Reyes, cumpleaños, fin de curso-, al precio de sesenta pesetas cada uno, y que sería lo primero que salvaría de un incendio, dice.

Hay un epicentro en todo este universo de libros y papeles localizado en la mesa donde escribe, junto a una foto de Conrad y una carta elogiosa, enmarcada, que sobre él escribió Patrick O'Brian; una concesión a la mitología. Ahí está su biblioteca de trabajo: diccionarios y libros de consulta, en tres o cuatro estantes que vacía y llena según acaba libros; después, la biblioteca de Alatriste, dedicada a la historia del siglo XVII, seguida de tres cuerpos de estanterías, del suelo al techo, donde están Cervantes, Quevedo y Calderón: lomos airosos, de piel, con nervios y tejuelos, florones y ruedas, y cortes dorados. O de oro.

Sorprendentes afinidades. Y después, la biblioteca de diario, sin un orden que sea fácil explicar, basado en extrañas, sorprendentes afinidades. «La biblioteca, ésta y cualquiera otra, es una tela de araña cuyo centro es el lector, y es el lector el que crea los vínculos, a veces imposibles, entre libros y autores: Mann y Dumas, por ejemplo, podrían parecer antitéticos, pero en esta biblioteca tienen algo que los une, como lo tienen Conrad y Agatha Christie, y muchos otros.» Y en esa armonía de lo invisible, Márai está al lado de Victoria Ocampo; Byron, tapa con tapa con Calvino, y Sartre con Zweig. En «La Pléiade», Montaigne, y en Aguilar, Balzac.

A partir de ahí, la biblioteca se extiende por el resto de habitaciones: en una, clásicos griegos y latinos -Ovidio, Homero, Sófocles-; en otra, Guerra de Independencia, Trafalgar, y libros de náutica: historia, reglamentos, ordenanzas: «Yo de lo que entiendo de verdad -asegura- es de la marina del XVIII, en lo demás soy un aficionado.»

Sótano a lo Kubrick. Hay libros de cine, también arte, historia; las obras completas de Ortega en la habitación de invitados, junto a la novela negra y la de espionaje: Highsmith, Chandler, Le Carré y la edición de Goldfinger rescatada del cajón de los maristas. Luego está el sumidero.

Y ésa es la cuarta historia: una escalera que baja a un sótano de paredes blancas, un poco Kubrick, que da a una habitación, al fondo, que recuerda a una morgue. Allí, una enorme mesa sobre la que se apilan los libros -¿unos quinientos?, ¿mil?- que no le interesan: Georges Perec, el pobre; Paul Auster. Libros que ha leído, o no, pero cuya suerte le es indiferente: El niño con el pijama de rayas, de Boyne; Theroux, Elefanta suite, y Bolaño, Los detectives salvajes. Lo que baja aquí difícilmente vuelve a subir, confiesa, ante ese pecio, silencioso, del naufragio.

Y ahí lo dejamos. En el recibidor, arriba, la enciclopedia Espasa, el Summa Artis, y un sable de coracero napoleónico. Lo normal.


Jesús Marchamalo
Diario ABC
15 de noviembre de 2008

23 noviembre 2008

Carta de Tarot


You are The Moon


Hope, expectation, Bright promises.


The Moon is a card of magic and mystery - when prominent you know that nothing is as it seems, particularly when it concerns relationships. All logic is thrown out the window.


The Moon is all about visions and illusions, madness, genius and poetry. This is a card that has to do with sleep, and so with both dreams and nightmares. It is a scary card in that it warns that there might be hidden enemies, tricks and falsehoods. But it should also be remembered that this is a card of great creativity, of powerful magic, primal feelings and intuition. You may be going through a time of emotional and mental trial; if you have any past mental problems, you must be vigilant in taking your medication but avoid drugs or alcohol, as abuse of either will cause them irreparable damage. This time however, can also result in great creativity, psychic powers, visions and insight. You can and should trust your intuition.


What Tarot Card are You?
Take the Test to Find Out.



Jejeje, no puede evitar hacer este test cortesía del blog de mi querido amigo Korkuss ;-)

No soy aficionada a hacerlos, por lo general me parecen una pérdida de tiempo. Aunque conozco a una personita que seguro ha de aburrirse mucho en su trabajo, porque el blog de su perfil de MySpace está lleno de estas tonterías, hahahaha.

Estoy contenta con la carta de Tarot que me ha tocado :) En cierta medida, parece que se acerca a la verdadera descripción.

21 noviembre 2008

Baggy Trousers



"Baggy Trousers" - Madness

Un video que siempre me ha encantado, como la gran mayoría de las cosas que hicieron a principios de los '80 la banda británica llamada Madness :)

Además, la letra de la canción es genial.

Naughty boys in nasty schools
Headmasters breaking all the rules
Having fun and playing fools
Smashing up the woodwork tools
All the teachers in the pub
Passing round the ready-rub
Trying not to think of when
The lunch-time bell will ring again.

Oh what fun we had
But, did it really turn out bad
All I learnt at school
Was how to bend not break the rules
Oh what fun we had
But at the time it seemed so bad
Trying different ways
To make a difference to the days.

Headmasters had enough to-day
All the kids have gone away
Gone to fight with next-doors school
Every term, that is the rule
Sits alone and bends his cane
Same old backsides again
All the small ones tell tall tales
Walking home and squashing snails.

Oh what fun we had
But, did it really turn out bad
All I learnt at school
Was how to bend not break the rules
Oh what fun we had
But at the time it seemed so bad
Trying different ways
To make a difference to the days.

Lots of girls and lots of boys
Lots of smells and lots of noise
Playing football in the park
Kicking pushbikes after dark
Baggy trousers, dirty shirt
Pulling hair and eating dirt
Teacher comes to break it up
Back of the ead with a plastic cup.

Oh what fun we had
But, did it really turn out bad
All I learnt at school
Was how to bend not break the rules
Oh what fun we had
But at the time it seemed so bad
Trying different ways
To make a difference to the days.

Baggy trousers, baggy trousers, baggy trousers
Baggy trousers, baggy trousers, baggy trousers





Anuncio de Colgate de los años '80

En México también tuvimos una versión de este anuncio que decía más o menos así: "¿Con qué te vas a cepillar? Prueba Colgate Junior, prueba Colgate Junior", hahahaha.

A mí me encantaba por el homenaje a Madness, que si bien utilizaban como base la canción Baggy Trousers, la coreografía tan clásica de los británicos la habían copiado del video One Step Beyond, clásico entre los clásicos de Madness.

20 noviembre 2008

Día de la Infancia


Porque todos los días debemos celebrar la existencia de esos terremotos en miniatura que alegran nuestros días y nos arrebatan a besos el egoísmo.

Porque los adultos tenemos la obligación total de velar por ellos, de protegerlos de todo y de todos, de mostrarles que el mundo también tiene cosas buenas aunque cada vez sean más escasas.

Porque no es justo que un niño padezca las mismas carencias que los adultos ni que sea utilizado como moneda de cambio, objeto sexual ni mano de obra.

Porque nosotros, los adultos, debemos incentivar su imaginación y preservar su inocencia.

Porque aquellos que abusan de la confianza que depositan los niños, deberían ser condenados con mayor rigor y olvidarse de los programas de reinserción. Aquel que se atreve a arrebatarle la inocencia a un niño debe permanecer recluido y alejado de la sociedad por siempre.

Porque un niño inspira dulzura y ganas de protegerlo, no inspira deseos sexuales.

Porque nosotros, los adultos, tenemos la obligación de cuidar de nuestros niños, no de pisotearlos ni de incentivar los abusos físicos o sexuales.

Porque ningún niño, sin importar la condición que tenga, merece ser parte del vasto mundo de la pornografía.

Porque debemos rechazar tajantemente a aquellos que buscan saciar sus instintos en los niños. Y no mirarlos con la compasión que puede dársele a un enfermo. Su actitud no tiene justificación.

Los niños son nuestros tesoros. Nuestro pequeño gran caudal de esperanza.

18 noviembre 2008

Murió con el pijama puesto


En ocasiones, tengo la "mala costumbre" de intentar leer primero la novela antes que llevarme algún chasco mirando las adaptaciones fílmicas. De momento, tengo "atorado" a Eragon porque he dejado la lectura poco antes de llegar a la mitad. Así que, a pesar de que hace ya tiempo que bajé la peli, nanay, me niego a verla. Más aún porque he leido aquí y allá terribles críticas, por mucho que uno de los protagonistas sea interpretado por mi querido y admirado Jeremy Irons.

Así que, remarcando mi mala costumbre, y tras el estreno de la adaptación al cine del libro del irlandés John Boyne: El niño con el pijama a rayas, decidí leer primero la novela. Apenas son 194 páginas y ya le precede un enorme éxito en las listas de best-sellers a nivel mundial. Hace tiempo, quizá en las Navidades del año pasado, mi cuñada mencionó que recién lo había leido, y yo ni tarda ni perezosa la asalté con varias preguntas. Pero mi cuñada no soltó prenda y siguió firmemente aquella "recomendación" de no soltar ni una pista sobre la novela, para que los próximos lectores se acercaran a ella sin conocimiento alguno ni ideas preconcebidas (¿?).

Pues bien, lo dejé estar. Esa actitud no picó mi curiosidad y me enfrasqué en otras lecturas, aquellas en las que ocupo un par de horitas, más o menos, antes de dormir, porque fiel a mi vieja costumbre, jejeje, leo metida en la cama cuando ya la casa está en paz y mis chicos duermen a pierna suelta. Así que, a pesar de que El niño con el pijama de rayas puede leerse casi en un santiamén, yo tardé un poco más :P Sin embargo, desde el primer momento tenía la sensación de estar leyendo un homenaje velado o no a la peli La vida es bella de Roberto Benigni (que me encanta, por cierto). Discrepo totalmente con aquellos que han elogiado a John Boyne y le consideran algo así como el "revelador" del Holocausto para jóvenes lectores. Cierto es que el lenguaje y el tono de la novela es sencillo pero también plano, muy plano. Por ahí he leido que la novela está dirigida a chicos a partir de los doce años, pero si soy sincera, he leido otros libros más consistentes, con más garra, sin que esto signifique que su lectura sea pesada.

El niño con el pijama de rayas intenta ser tierno partiendo de la inocencia infantil, del punto de vista del protagonista: Bruno, un niño de nueve años, hijo de un comandante del ejército nazi. Y si bien hay momentos enternecedores por sí mismos, sin estar sobre-maquillados, por lo general, las situaciones caen en muchos tópicos de los buenos buenísimos y los malos malísimos. Y el tono inocente sufre un hachazo al final, un final abrupto para mí, porque si bien la novela está basada en hechos históricos, por así decirlo, y todos sabemos cuál fue el fin de la gran mayoría de los judíos en los campos de concentración, considero que John Boyle nos devuelve a la realidad sin concesiones.

Muchos dirán que esto mismo ocurre en la peli La Vida es bella, con el sacrificio del padre, que después de llevar un tono sonrosado y hasta divertido dentro de la enorme tragedia, pensamos que habrá un final casi acorde a toda la peli. Pero en El niño con el pijama de rayas tampoco ocurre así por mucho que el lector pueda hacerse a la idea de que aquello no es un cuento de hadas con un final de : y vivieron felices para siempre.

Ojo, no estoy en contra de los finales crudos, pero bajo mi punto de vista, la novela de John Boyne está un poquitín sobrevalorada. Quizá lo más plausible de su obra, para muchos, es que debido a su tipo de lenguaje lo mismo pueden leerlo jóvenes que adultos y tal vez ahí radique la verdadera razón de su éxito. Pero J. K. Rowling también ha logrado lo mismo y sin embargo, la saga de Harry Potter tiene más sustancia, su lenguaje es mucho más rico y tiene momentos crudos, muy crudos, sobre todo para aquella gente que quiere evitar que los niños enfrenten la muerte.

Alguien soltó por ahí que tras la lectura de El niño con el pijama de rayas, sus jóvenes lectores irían corriendo a leer el Diario de Ana Frank, por ejemplo. Mayor exageración no puede haber, si me permiten decirlo. Muy cierta es la consigna de que aquellos que desconocen la historia están condenados a repetirla, y que es necesario que las nuevas generaciones conozcan a fondo los errores que se han cometido a lo largo de la historia, con la esperanza de que no vuelvan a ocurrir. Pero, disculpen ustedes, yo no considero que la obra de John Boyle resulte una "revelación" para cualquier chico o que logre que se interese por el Holocausto. Sobre todo cuando la generación de sus padres considera estar harta del victimismo judío: demasiado Lista de Schindler, demasiado sobreviviente contando su versión de los hechos... (según ellos, claro). Porque la generación de sus padres se enrollan al cuello pañuelos palestinos porque está de moda hacerlo y no tienen ni pizca de conocimiento ni de conciencia política. Porque la generación de sus padres se deja llevar por lo que cuentan los telediarios y no han tenido la oportunidad de conocer a algún judío personalmente. Porque la generación de sus padres es la primera en señalar con dedo inquisitorio al que desciende de una familia judía y mete a todos en el mismo saco.

Lo siento, pero me quedo con La vida es bella. Y con un artículo que escribió el maese Pérez-Reverte que muy bien se puede aplicar a esos "lectores" que quieren todo peladito y a la boca, vamos, tramas sencillas y lenguaje plano.

15 noviembre 2008

The Birthday Book

Harry Potter en el Bosque Prohibido
(Ilustración: Quentin Blake, 2008)

El Príncipe Carlos de Inglaterra ha cumplido sesenta años. No pretendo rendirle ninguna clase de homenaje pero ha sido grato enterarme que para conmemorar esta fecha, se ha publicado un libro cuyo título es The Birthday Book para recaudar fondos para The Prince's Foundation for Children and the Arts, una organización que procura el acercamiento de los niños de escasos recursos al arte.

Este libro contiene una colección de 50 historias (extractos) y poemas infantiles contemporáneos y clásicos con sus respectivas ilustraciones, dedicados a los cumpleaños. Cada selección incluye una introducción del autor o de algún "fan" famoso, como es el caso de Johnny Depp y un fragmento de Charlie and the Chocolate Factory, una historia que el propio actor declara que guarda muy cerca de su corazón.

Entre las colaboraciones, destaca la de la escritora J. K. Rowling que proporciona y revela su pasaje favorito del libro Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. La introducción, publicada en el diario The Guardian, dice más o menos esto:

Ante todo, debo admtir, que el extracto que he escogido para The Birthday Book aunque en apariencia no contenga ninguna celebración en particular, brinda la visión de mi héroe camino a su muerte. Pero cuando Harry toma ese largo y último camino hacia el corazón del Bosque Prohibido, está decidiendo aceptar un destino que recayó sobre sus hombros cuando aún era un niño pequeño, a pesar del hecho de que nunca aspiró al papel que le ha tocado desempeñar, que nunca deseó la cicatriz con la que fue marcado. Como su mentor, Albus Dumbledore, queintentó ser claro con Harry, él pudo rehúsar seguir el destino marcado para él. A pesar de la opinión y la expectativa que lo excluyen como el "Elegido", es la propia voluntad de Harry quien lo conduce a través del Bosque para encontrarse con Voldemort, preparado para sufrir el fin del que escapó dieciséis años atrás.

Los destinos de los magos y los príncipes pueden parecer más certeros que los indicados para el resto de nosotros , y sin embargo todos debemos escoger la manera como salimos al encuentro con la vida: si cumplir o no las expectativas puestas en nosotros; si actuar de forma egoísta o por el bien común; si tomar el mando de nuestras vidas o permitir que nos lleven la suerte y las circunstancias. Los cumpleaños son momentos para reflexionar, momentos en que hacemos una pausa, miramos alrededor y hacemos una revisión de donde estamos; los niños contemplan alegremente lo lejos que han llegado, mientras que los adultos miran más allá de los árboles, preguntándose cuánto más tendrán que recorrer.

Este extracto de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte es mi parte favorita del séptimo libro y quizá de toda la saga. En ella, Harry demuestra su verdadera naturaleza heroica, porque supera su propio terror para proteger a la gente que ama de la muerte y a toda la sociedad de la tiranía.

Aquí incluyo la parte que más me gusta de dicho extracto y que sin vergüenza alguna confieso, logró arrancarme algunas lágrimas:

Otra vez el bosque

La verdad, al fin. Tumbado boca abajo, con la cara sobre la polvorienta alfombra del despacho donde una vez creyó estar aprendiendo los secretos de la victoria, Harry comprendió que no iba a sobrevivir. Su misión era entregarse con serenidad a los acogedores brazos de la muerte. Pero antes de llegar a ese punto tenía que destruir los últimos vínculos de Voldemort con la vida, de modo que cuando saliera al encuentro del Señor Tenebroso sin alzar la varita para defenderse, hubiera un final limpio y se diera por concluido el trabajo que no se había terminado en Godric's Hollow: ninguno de los dos viviría, ninguno de los dos sobreviviría.

El corazón le latía con violencia. Pensó que precisamente el miedo a la muerte lo hacía bombear con mayor vigor para mantenerlo con vida, pero se pararía, y pronto. Sus latidos estaban contados... ¿Cuántos emplearía para levantarse, salir del castillo por última vez y cruzar los jardines en dirección al Bosque Prohibido?

Tendido en el suelo, con ese fúnebre tambor golpeando en su interior, sintió que lo invadía el pánico. ¿Dolería morir? Más de una vez había creído que llegaba su hora, aunque en el último momento se había salvado; pero nunca se había detenido a pensar de verdad en el hecho en sí, porque sus ganas de vivir siempre habrían superado su miedo a la muerte. Sin embargo, en ese momento ni siquiera se planteó escapar, o burlar a Voldemort; sabía que todo había terminado, y la única verdad que quedaba era el hecho en sí: morir.

***

Siguió adelante y llegó a la linde del Bosque Prohibido. Una vez allí, se detuvo.

Un enjambre de dementores se deslizaba entre los árboles. Harry sintió propagarse su frío y dudó que lograra combatirlo. No le quedaban fuerzas para hacer aparecer un
patronus, ni controlaba ya sus temblores. Al fin y al cabo, morir no era tan fácil. Cada inspiración que daba, el olor a hierba, la fresca brisa en la cara... todo adquiría un gran valor. Y pensar que la gente disponía de años y años de vida, tiempo de sobra, tanto que a veces hasta resultaba una carga; y él, en cambio, se aferraba a cada segundo que transcurría. No se sentía capaz de continuar, pero sabía que debía hacerlo. Aquel largo juego había terminado, habían atrapado la snitch, había llegado el momento de descender...

La snitch. Con dedos entumecidos buscó en el monedero colgado del cuello y la sacó.

"Me abro al cierre."

La contempló respirando con agitación. Y justo cuando deseaba que el tiempo transcurriera lo más despacio posible, éste se aceleró y la solución le llegó tan de repente que no hizo falta ningún razonamiento: aquella situación era el cierre. Aquél era el momento preciso.

Apretó la bola dorada contra sus labios y susurró: "Estoy a punto de morir".

Y la cubierta de metal se abrió por la mitad. Harry bajó una temblorosa mano, sacó la varita de Draco de la capa invisible y murmuró:
"¡Lumos!"

La piedra negra, dividida por una raja, reposaba entre las dos mitades de la snitch. La Piedra de la Resurrección se había resquebrajado siguiendo la línea vertical que representaba la Varita de Saúco, pero todavía se distinguían el triángulo y el círculo que representaban la capa y la piedra.

Y una vez más, Harry comprendió sin necesidad de reflexionar: no hacía falta que los hiciera regresar, porque estaba a punto de reunirse con ellos. No iría él a buscarlos, sino que ellos vendrían a buscarlo a él.

Cerró los ojos e hizo girar la piedra en su mano tres veces.

Y supo que se había obrado el milagro porque oyó ruidos en la franja de tierra cubierta de ramitas que señalaban la linde del Bosque Prohibido, como si unos cuerpos ligeros caminaran por ella. Abrió los ojos y miró a su alrededor.

Enseguida comprendió que no eran fantasmas ni seres de carne y hueso. Se parecían mucho al Ryddle que había escapado del diario varios años atrás: un recuerdo convertido casi en algo material. Eran menos consistentes que los sres vivos, pero más que los fantasmas; avanzaban hacia él y en todos sus rostros había una afectuosa sonrisa.

James tenía la misma estatura que Harry. Llevaba la ropa con que había muerto, el pelo enmarañado y las gafas un poco torcidas, como el señor Weasley.

Sirius era alto y apuesto, y mucho más joven que cuando Harry lo había tratado en vida. Andaba garboso, con las manos en los bolsillos y esbozando una sonrisa burlona.

Lupin también era más joven, de aspecto pulcro y cabello más poblado y menos canoso. Parecía alegrarse de volver a estar en aquel lugar tan familiar, el escenario de tantas correrías de adolescentes.

La de Lily era la sonrisa más amplia. Se apartó el largo cabello de la cara al acercase a Harry, y le escrutó ávidamente el rostro con aquellos ojos verdes tan parecidos a los de él, como si nunca fuera a cansarse de mirarlo.

-Has sido muy valiente- le dijo.

Harry se quedó sin habla. Se regalaba los ojos con ella y pensó que le gustaría quedarse allí mirándola por toda la eternidad; no necesitaba nada más.

-Ya casi has llegado- le dijo James-. Te hallas muy cerca. Y nosotros estamos muy orgullosos de ti.

-¿Duele?- Esa pregunta tan infantil brotó de los labios del chico sin que él pudiese impedirlo.

-¿Si duele morir? No, en absoluto- contestó Sirius -. Es más rápido y más fácil que quedarse dormido.

-Y él se encargará de que sea rápido. Quiere acabar de una vez- añadió Lupin.

-No quería que ninguno de vosotros muriera por mí- dijo Harry sin proponérselo -. Lo siento... - Y se dirigió a Lupin como para pedirle perdón-: Tu hijo acababa de nacer... Lo siento mucho, Remus.

-Yo también lo siento - replicó Lupin -. Me apena pensar que nunca lo conoceré... Pero él sabrá por qué le di una vida, y confío en que lo entienda. Yo intentaba construir un mundo donde él pudiera ser feliz.

Una fresca brisa que parecía emanar del corazón del Bosque Prohibido le apartó el pelo de la frente a Harry. Sabía que ellos no lo obligarían a aeguir adelante, que esa decisión tenía que tomarla él.

-¿Os quedaréis conmigo?

-Hasta el final- contestó James.

-¿Y no os verá nadie?

-Somos parte de ti- repuso Sirius-. Los demás no pueden vernos.

Harry miró a su madre.

-Quédate a mi lado- le pidió.

Y se puso en marcha. El frío de los dementores no lo afectó, de manera que lo atravesó con sus acompañantes, que actuaron como
patronus
, y juntos desfilaron entre los viejos árboles de ramas enredadas y raíces nudosas y retorcidas, que crecían muy juntos entre sí. Harry se ciñó la capa invisible y fue adentrándose ,ás y más en el bosque, sin saber con exactitud dónde estaría Voldemort, pero convencido de que lo encontraría. A su lado, sin hacer apenas ruido, iban sus cuatro valedores; su presencia le infundía coraje y el impulso para continuar caminando.

14 noviembre 2008

En la Ciudad de la Furia



"En la Ciudad de la Furia" - Soda Stereo

Me verás volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mí
Y yo soy parte de todo

Nada cambiará
Con un aviso de curva
En sus caras veo el temor
Ya no hay fábulas
En la cuidad de la furia

Me verás caer
Como un ave de presa
Me verás caer
Sobre terrazas desiertas

Me desnudaré
Por las calles azules
Me refugiaré
Antes que todos despierten

Me dejarás dormir al amanecer
Entre tus piernas, entre tus piernas
Sabrás ocultarme bien y desaparecer
Entre la niebla, entre la niebla

Un hombre alado
Extraña la tierra

Me verás volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mi
Y yo soy parte de todo

Por la luz del sol
Se derriten mis alas
Sólo encuentro en la oscuridad
Lo que me une
Con la ciudad de la furia

Me verás caer
Como una flecha salvaje
Me verás caer
Entre vuelos fugaces

Buenos Aires se ve
Tan susceptible
Es el destino de furias
Lo que en sus caras persiste

Me dejarás dormir al amanecer
Entre tus piernas, entre tus piernas
Sabrás ocultarme bien y desaparecer
Entre la niebla, entre la niebla

Un hombre alado
Prefiere la noche


*******

Quiero que se convierta en una sana costumbre, jejeje, terminar la semana escolar-laboral con un video musical. En esta ocasión he escogido a una banda argentina que me ha gustado desde hace poco más de veinte años. Soda Stereo suele o solía tener letras trabajadas, aunque sin llegar a ser pretenciosamente poéticas ni mucho menos. También esas letras van o iban acompañadas de una idónea instrumentación.

Lo suyo no es pop, tira más hacia el rock sin etiquetas y quizá busca adentrarse en la experimentación pero sin arriesgarse demasiado. Tras quince años juntos, en 1997 Soda Stereo auncia su separación. Sus tres componentes continuaron con sus respectivas carreras en solitario, destacando Gustavo Ceratti, el cantante. Al cumplirse el décimo aniversario de su retiro como banda, deciden reunirse de nuevo para hacer una gran gira por Latinoamérica que fue todo un éxito.

En la Ciudad de la Furia es una de mis canciones favoritas. Pertenece al álbum doble Doble vida lanzado en 1988 y ocupa el lugar 48 en el ránking de las 100 mejores canciones del rock argentino elaborado por MTV y la revista Rolling Stone.

El video no tiene despedicio.

11 noviembre 2008

El beso de la Segunda Guerra Mundial




Esta vez no la han besado. Edith Shain, protagonista de una de las fotografías más celebradas del siglo XX, ha vuelto a los brazos de un marinero. Repite así, salvando las distancias artísticas y la huella del tiempo, su mayor momento de gloria, cuando Japón firmó su rendición en la II Guerra Mundial y las tropas norteamericanas salieron a las calles a celebrarlo con espontáneas manifestaciones de júbilo.

El fotógrafo Alfred Eisenstaedt captó esta instantánea el 14 de agosto de 1945. Edith Shain era la enfermera de la fotografía, si bien no es la única que ha clamado ser la protagonista de la escena, una pugna propiciada por el rostro semioculto de la pareja retratada. Shain insiste: ella, y no otra, figuró en las páginas de la revista 'Life'. Ha aprovechado el musical 'Pacífico sur' para reivindicarlo.

Cinco actores, con sus correspondientes uniformes de marineros, la han abrazado, sostenido en el aire, pero no besado. Sin embargo, Shain, de 90 años de edad, ha retomado por unos instantes la popularidad que un día tuvo su imagen, marca inequívoca del final del conflicto bélico más sangriento de la Historia.

De hecho, Shain pretende marchar este martes a la cabeza de un desfile de veteranos de la II Guerra Mundial. Por fin se ha oficializado su versión, discutida en innumerables ocasiones por otras ex enfermeras.

En 1980, después de una pesquisa de la propia revista 'Life' por determinar los nombres y apellidos de la pareja, Shain envió una carta a la publicación, que terminó por aceptar que se trataba de ella, aunque el autor de la instantánea, Eisenstaedt, nunca dio por segura la identidad de la mujer del uniforme.

"Recibimos alegatos de varias enfermeras y docenas de marineros", asegura Bobbi Baker Burrows, antigua editora de 'Life'.

Ni siquiera Shain puede aportar muchos datos, tal y como muestra la improvisación de su gesto: "Ese día, iba del hospital a Times Square porque la Guerra había terminado", ha explicado otra vez. "Y ese chico me agarró y nos besamos; entonces él tomó un camino y yo otro. No había forma de saber quién era, pero no me importó, porque era alguien que había luchado por mí", ha declarado Shain.


Diario El Mundo
10 de noviembre de 2008




*******
 
El beso de Times Square versión Lego


Es una imagen mítica, ni duda cabe, pero a mí me sigue pareciendo casi imposible de identificar tanto a la enfermera como al marino. Cualquiera puede alegar que fue el y la protagonista pues no hay insignias ni detalles que puedan ser adjudicados a X o Y personas. 

No cabe duda que nadie es capaz de despreciar sus quince minutos de fama, como decía Warhol ;-)






***

10 noviembre 2008

La farlopa de Kate Moss


Hay que ver lo que inventa el hombre blanco. Y lo que le gusta hacer el chorra. Hojeaba una revista de arquitectura y diseño, en su versión española, cuando me tropecé con un reportaje sobre cómo un profesional del asunto tiene decorada su casa. Vaya por delante que en casas de otros no me meto, y que cada cual es libre de montárselo como quiera. Pero en esta ocasión la casa del antedicho la habían sacado a la calle, por decirlo de alguna forma. Su propietario la hacía pública, abriendo sus puertas al fotógrafo y al redactor autores del reportaje. Quiero decir con esto que si, verbigracia, un fulano va a mi casa a tomar café y luego cuenta en una revista cómo está decorada la cocina, tengo perfecto derecho a mentarle los muertos más frescos. Otro asunto es que yo pose junto a las cacerolas y el microondas consciente de que van a ser del dominio público. Cada cosa es cada cosa, y ahí no queda sino atenerse a las consecuencias. Que luego digan, por ejemplo, que de decorar cocinas no tengo ni puta idea. O que mi gusto a la hora de elegir azulejos es para pegarme cuatro tiros.

Y, bueno. En ese reportaje al que me refería antes, un diseñador, que por lo visto está de moda, posaba junto a un elemento plástico de su vivienda. Ignoro si el objeto en cuestión era permanente, como cuando se cuelga un cuadro o se pinta una pared, o si era de quita y pon, y estaba puesto allí sólo para la ocasión; aunque el texto que acompañaba la imagen daba a entender que era decoración fija: «Fulanito –decía el pie de foto– escaneó esta imagen de Kate Moss que dio la vuelta al mundo y que a él le impactó de forma poderosa. Luego la fotocopió ampliada y la pegó a trozos en el salón». Lamento que esta página no permita añadir ilustraciones, pues les aseguro que ésta merecía la pena: unos cojines como de tresillo de sala de estar, y encima, donde suele colgarse el cuadro cuando hay cuadro, o las fotos de la familia, troceada en seis partes y sujeta a la pared con cinta adhesiva, la imagen de Kate Moss –que como saben ustedes es una top model algo zumbada, a la que suele moquearle la nariz– sentada en un sofá, toda rubia, maciza y minifaldera, en el momento de prepararse unas rayitas de cocaína.

Yo no he ido a buscar esa escena, que conste. Me la han puesto delante de las narices en una revista que he pagado. Tengo derecho a decir lo que opino de ella, pues supongo que, entre otras cosas, para eso la publican. Lo mismo hacen ustedes con mis novelas, cuando salen. Opinar. O en el correo del lector, con estos artículos. Hablamos, además, de un elemento ornamental situado estratégicamente en lugar destacado de una casa modélica, o sea. O que lo pretende. La de un diseñador conocido, profesional del ramo, quien considera que, para su propio hogar, la imagen más adecuada, junto a la que posa, además, con pinta de estar en la gloria fashion, es la de una pedorra dispuesta a darse, en público, un tiro de farlopa. Y no hablo del aspecto moral del asunto, que me importa un rábano: Kate Moss y sus aficiones son cosa de ella y de su chichi. Lo que me hace gotear el colmillo mientras le doy a la tecla, es que mi primo el diseñata, que por lo expuesto va de original y esnob que te rilas, colega, nos venda el asunto como el non plus ultra de lo rompedor y la vanguardia torera.

Y no me expliquen el argumento, por favor, que lo conozco de sobra. Iconos del mundo en que vivimos, y demás. Kate Moss, muñeca rota de una sociedad desquiciada e insegura, etcétera. El símbolo, vaya. El icono y tal. La soledad del triunfador y otras literaturas. De esos iconos conocemos todos para dar y tomar, para escanear y pegar con cinta adhesiva y para proyectar en cinemascope. A otro cánido con ese tuétano. Nuestra estúpida sociedad occidental tiene la tele, y las revistas, y las casas, y los cubos de la basura atiborrados de toda clase de símbolos. De iconos, oigan. Hasta el aburrimiento. Se me ocurren, de pronto, medio centenar de iconos mucho más representativos del vil putiferio en que andamos metidos. Pasé gran parte de mi vida coleccionándolos para el telediario. Por eso, lo que más me pone es lo del impacto. La imagen de Kate Moss «que a él le impactó de forma poderosa», dice el texto. Hay que ser elemental, querido Watson, para sentirse poderosamente impactado por la imagen de una frívola soplacirios a pique de meterse una raya. Y encima colgarla en el salón para que la admiren las visitas y le sirva a uno como escaparate de lo que profesionalmente lleva dentro. Así que, una de dos: o ese diseñador se lo cree de verdad, lo que sería revelador sobre su criterio estético y su trabajo, o se maquilla la cara con cemento, tomándonos a todos por gilipollas. Aunque entreveo, también, una tercera posibilidad: que él mismo sea un poquito gilipollas, alentado por un mundo que aplaude a los gilipollas.


Arturo Pérez-Reverte
XL Semanal
9 de noviembre de 2008


*******

No sólo es gilipollas el mentado diseñador, sino el mundillo donde habita a sus anchas este esperpento considerada en algún momento top model. Un mundillo sin conciencia que la recibió con los brazos abiertos, con contratos listos para firmar y con campañas de publicidad de lo más "chic" luego de estas imágenes con las que nos saturaron hasta el hartazgo.

Vamos, que parece que le premian por ser la descerebrada del momento. Lo más triste y patético es que por mucho show que haga con esos internamientos en clínicas de desintoxicación, seguirá siendo un modelo a seguir.

06 noviembre 2008

Aquí estoy, aquí estaré



http://www.youtube.com/watch?v=EY0_oVV29PM


"I'll stand by you" - The Pretenders


Porque hay momentos en que parece que no hay una luz al final del túnel.

Porque hay veces que la esperanza huye de nosotros mientras más nos aferramos a ella.

Porque necesito decirte que siempre estaré contigo apoyándote.

Porque tarde o temprano las cosas irán mejor mientras permanezcamos juntos.

Te quiero.






*** 

05 noviembre 2008

Yes, we can




«El cambio ha llegado a Estados Unidos»

El presidente electo homenajea en su primer discurso a las mujeres que han sido discriminadas durante la historia del país por su sexo y también a todos aquellos que han sido rechazados por el color de su piel

Discurso optimista y patriótico del candidato demócrata a la Casa Blanca en su primer discurso tras conocerse su victoria en las elecciones presidenciales. Ante un público entregado en Chicago, Barack Obama ha asegurado que finalmente el cambio ha llegado a Estados Unidos. "Si hay alguien que haya puesto en duda la democracia de este país, hoy ha tenido respuesta".

Obama, que ha hecho historia al convertirse en el primer presidente afroamericano del país, ha apuntado ante miles de personas congregadas en el Grant Park de Chicago que si todavía hay alguien que ponga en duda que Estados Unidos es un país en el que todo puede pasar y duda de su democracia, "hoy ha tenido respuesta".

"Esta es la respuesta de cientos de persona que han hecho cola durante horas en los colegios electorales para poder votar porque pensaban que esta vez sería distinto", decía Obama ante la multitud que escuchaba emocionada al sucesor de George W. Bush. "El mensaje que hemos lanzado hoy al mundo es que no somos una serie de estados azules o rojos, de demócratas o republicanos, sino que somos los Estados Unidos de América", ha manifestado Obama.

El senador afroamericano ha dedicado palabras de elogio a su hasta ahora rival en la contienda política, el republicano John McCain, destacando que es un hombre que ha luchado muchísimo por defender a Estados Unidos, "país al que ama". "Hace una hora recibí una llamada del senador John McCain, quien ha luchado mucho en esta campaña y ha soportado sacrificios que no podemos ni imaginar para defender a su nación", expresaba Obama, quien también ha felicitado a la candidata republicana a la Vicepresidencia, Sarah Palin, añadiendo que está deseando ponerse a trabajar con ellos en los próximos meses.

Obama ha querido agradecer su victoria en estos históricos comicios a su equipo de campaña, asesores y a "todos los que hicieron posible la mejor campaña de la historia de Estados Unidos". Muy especialmente ha dedicado este triunfo a su mujer Michelle y a sus dos hijas, que le acompañaban en este momento tan especial.

Un comienzo difícil para un final feliz

"Nunca he sido el candidato favorito para este cargo, no empezamos con mucho dinero ni con muchos apoyos. Nuestra campaña no se diseño en los salones de Washington, sino a través de las pequeñas donaciones y la movilizacion juvenil, entre otras, y hemos conseguido demostrar que 200 años después, el Gobierno de la gente y para la gente no ha desaparecido de la tierra, esta es vuestra victoria", ha declarado.

Obama ha advertido de que habrá dificultades y que muchos no estarán de acuerdo con las decisiones que tome, "pero siempre seré franco con vosotros, os pediré que os suméis al esfuerzo de construir esta nación", señalaba el candidato. "Lo que empezó hace 21 meses hoy se hace realidad (...) invoquemos un nuevo espíritu de sacrifico, donde nos esforcemos de cuidarnos nosotros mismos y a los demás".

El demócrata ha apelado a la cita de Abraham Lincoln de "no somos enemigos, somos amigos", para decirles a todos aquellos que no han apostado por él ni le han votado en estos comicios que también será su presidente, por lo que espera contar con su apoyo, con el respaldo de todos los norteamericanos para poder hacer realidad el cambio histórico al que tanto ha apelado durante estos meses de contienda. "Nuestra unión puede ser perfeccionada".

En ese punto ha querido homenajear a las mujeres que han sido discriminadas durante la historia del país por su sexo y también a todos aquellos que han sido rechazados por el color de su piel y lo ha hecho con el ejemplo de Alison Cooper, una mujer de 106 años que este martes acudió a votar para contribuir en el proceso de cambio del país. "Si mis hijas tuvieran la suerte de vivir tanto tiempo como Alison Cooper, ¿que oportunidades tendrían? Este es nuestro momento. El nuevo amanecer del liderazgo americano está a nuestro alcance", explicaba.

"Gracias, que Dios os bendiga y que Dios bendiga América" han sido las últimas palabras de Obama antes de poner fin a su primer discurso como presidente electo de Estados Unidos.


Europa Press
5 de noviembre de 2008


*******

Hace cuarenta y cinco años que el reverendo Martin Luther King soñó con un país donde sus hijos no fuesen juzgados por el color de su piel.

Creo que ha llegado el momento de la esperanza y la renovación.

Señores, el cambio ha llegado. Esperemos que pueda cumplir su objetivo y que nadie ni nada interfieran en ello.

01 noviembre 2008

Calaveras literarias



Son las calaveras literarias una manifestación de la cultura popular


En la época de Día de Muertos es común que en escuelas, instituciones públicas y diferentes sectores de la sociedad se publiquen "calaveras" o se hagan concursos de calaveras, pero son pocos los que saben el origen de estos textos literarios como una manifestación de la cultura popular.

Las calaveras literarias son propias de la cultura mexicana y semejan un epitafio o epigrama hecho con motivo del Día de Muertos, en otras palabras, es una breve composición poética que tiene como finalidad describir con agudeza un pensamiento satírico, burlesco y sarcástico, cuya temática está relacionada con la muerte.

Se escriben con la intención explícita de mofarse de alguna persona famosa o de algún acontecimiento político o cultural.

Considerada la calavera como una composición poética en algunas instancias donde celebran concursos de calaveras piden que los versos se presenten en cuartetas y versos octosílabos, pero no siempre exigen esos requisitos.

Las calaveras son versos festivos que, en la víspera del Día de Muertos y durante éste, suelen repetirse o componerse en forma de epitafio, satirizando los defectos o las virtudes en forma de vicios de los personajes vivos, si bien presentados como ya difuntos.

Lo usual en estas composiciones es que sean ligeras o muy irreverentes, sin consideración a la jerarquía social o a la importancia política de los personajes representados. La costumbre tiene sus orígenes en la época colonial y se encuentra relacionada, vía España, con ciertas expresiones de religiosidad de la alta Edad Media, como la Danza Macabra o Danza de la Muerte. Se enriquece en estas tierras con elementos prehispánicos.

A los dibujos caricaturescos, descarnados, huesudos, cadavéricos que suelen acompañar a estos versos, se les denomina también "calaveras". En la época novohispana, las calaveras se hallan casi por antonomasia vinculadas a la madre Matiana, a la que se atribuían profecías y epitafios que se transmitían oralmente.

Por lo que se sabe, Matiana era natural de Tepozotlán, y era llamada Madre Matiana o del Espíritu Santo cuando realmente no era monja; jamás profesó. De hecho entró en el Convento de San Jerónimo para servir de criada a una religiosa que sufría de demencia.

Su santidad estaba fuera de dudas pasaba las noches enteras en oración. Incluso se decía que hacía milagros y avisaba sucesos futuros, lo que muchos teólogos no tendrían por indicio de santidad, antes bien de tácita o expresa invocación diabólica.

La censura colonial prohibió la libre circulación de las calaveras en las gacetas y otros medios impresos, por considerarlas irreverentes. No sería sino hasta el siglo XIX que las calaveras empezaron a circular de nueva cuenta impresas. Las más antiguas aparecieron en 1849 en el periódico "El Socialista", que editaba en Guadalajara, Jalisco el médico italiano José Indelicato.

En la actualidad, las calaveras literarias sólo son versos satíricos que se dirigen entre sí, familiares, amigos o compañeros de trabajo, son creadas por el pueblo para burlarse en vida de los políticos ladrones, los funcionarios corruptos y de la propia muerte. Existen muchos concursos de calaveras, en los que los participantes dan rienda suelta a su imaginación, pero se alejan del sentido literario de las calaveras.

La celebración del Día de Muertos tiene múltiples manifestaciones artesanales como las ofrendas, las calaveras de azúcar y los entierros hechos con papel, palos de madera y garbanzos y, por supuesto, expresiones artísticas, entre las que podemos mencionar los grabados de José Guadalupe Posada y las calaveras literarias.


Carmen González
Diario El Sol de México


----------------------------------------



Como en la época prehispánica, la muerte es para los mexicanos una madre -suplida después de la conquista por la Virgen de Guadalupe-; es, además, una celebración de la vida, un consuelo, un viaje a otro mundo menos triste que éste y, por lo tanto, casi un retorno al útero. La muerte, en su imagen actual, también es la venganza contra aquellos que se sueñan inmortales, pues la realidad, según nuestra herencia medieval española, es el inevitable fin de la vida terrena.

En el siglo XIX, después de la caída del imperio de Maximiliano de Habsburgo, en la prensa nacional cobró fuerza la caricatura política como una forma de la crítica a las fuerzas conservadoras. Pero es con José Guadalupe Posada y su editor, Antonio Vanegas Arroyo, ya en ese México porfirista que excluye de la modernidad positivista a vastos sectores sociales, cuando las calaveras hacen su aparición para, en una paródica reinterpretación de las danzas macabras medievales, criticar con humor las vanidades de los sectores sociales egoístas y de los políticos ambiciosos y corruptos de la época.

Estas calaveras -la mayoría de autores anónimos- consisten en versos jocosos, octosílabos, en general décimas o coplas (lo que hace imaginar que también se podían acompañar con música o que retoman la tradición medieval del cancionero), que aparecen al pie de ilustraciones de personajes descarnados, caricaturizados, pero que asumen los papeles que se critican, ya sean populares, de profesiones o de quienes están en el candelero político o social.

La tradición de las calaveras se arraigó en México por la celebración del día de muertos, junto con algunos otros fenómenos literarios, como la representación de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, que tuvo gran éxito a fines del siglo XIX, y cuyo montaje, incluso con variantes paródicas, se convirtió en una costumbre de esa temporada, pues su mensaje final concordaba con esa visión picaresca de la vida mexicana, que permite pecar desaforadamente y arrepentirse en el último instante de la vida para lograr el perdón divino; cinismo que, por cierto, no perdonan las calaveras.

En éstas, el dibujo de una muerte chocarrera carga con los personajes más reputados de cada época, dibujados también como calaveras, ya sea con los rasgos del aludido o, como en las calaveras de azúcar, con letreros o pequeños epitafios que los identifican y hacen el recuento de sus defectos o sus venalidades -los pecados de la tradición medieval-, que los hacen merecedores de un lugar en este panteón popular. Como en la Edad Media, cuando la muerte cumplía una función 'democratizadora' de la justicia divina, las calaveras constituyen una "crítica social que deja profunda impresión en los ánimos, precisamente por salir de la desdentada boca de la muerte, la imparcial, la insobornable" (Westheim, 1971).

La muerte se manifiesta en las calaveras como una presencia democrática que abate por igual a los tiranos, lo que nos recuerda la última etapa de la Edad Media en Europa, cuando ante las pestes y las enfermedades los poderosos no tenían ninguna defensa contra la muerte y sucumbían al igual que los pobres. Las Calaveras en montón son un ejemplo de esta visión de la muerte:

Es una verdad sincera
lo que nos dice esta frase:
que sólo el ser que no nace
no puede ser calavera.
...
Es calavera el inglés,
calavera, sí señor,
calavera fue el francés
y Fauré y Sadi Carnot.
El chino, el americano,
el papa y los cardenales,
reyes, duques, concejales
y el jefe de la nación
en la tumba son iguales:
calaveras del montón
....
Los ricos por su elegancia,
los rotitos con redrojos,
los pobres por su miseria,
los tontos por su ignorancia,
los jóvenes por su infancia,
los hombres de edad madura,
todos en la sepultura,
con las viejas, ¡qué ficción!,
serán, como dice el cura:
calaveras del montón.



Francisco Emilio de la Guerra



La Catrina