31 diciembre 2016

Esperanza



Dóchas es esperanza en irlandés




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28 diciembre 2016

Leia



Cuarenta años atrás son muchos pero pocos se imaginan el mazazo que significó a pesar de que ahora algunos se 'quejen' de los efectos especiales que bien vistos, no fueron tan precarios ni tan rupestres. Mi generación (los que estamos ya entre los 45 y los 55) recibimos una influencia que es difícil de sacudir. Estética, historia, actuaciones, personajes, pronto se convirtieron en parte de la cultura pop, esa que muchas veces es despreciada por los que creen que viven en un mundo serio y muy culto (¿?). Y quizás no fue la primera 'heroína' o la primera guerrera como tal en cine pero ella destacó en una historia donde, sin ánimos de ningún tipo ni mucho menos reivindicativos (eso ya vendría después), se puso a la par de sus compañeros. Su personaje estuvo bien dibujado con dosis justas donde no adoptó posturas masculinas ni despreció su condición femenina. La queja muy posterior respecto al bikini que lució, sobra. Y más los que a estas alturas se cuelgan de eso y reclaman que no se le debe recordar con esa imagen


A mí siempre me atrajo el lado jedi. Me costó asumir que los villanos también tienen su aquel cuando son bien interpretados. Y aun teniendo un sable, por ser la única chica, me tocaba jugar a ser Leia, jojojo. Pero jamás me quejé, al contrario. Molaba ser la guerrera y aunque princesa, estar a años luz del concepto que Disney tan empalagosamente forjó.


Buen viaje, Carrie Fisher.










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21 diciembre 2016

Yule 2016



Solsticio de invierno, tiempo del renacimiento del sol.

Según algunas tradiciones del norte de Europa el significado tradicional de Yule es que la Diosa se encuentra embarazada del Dios Solar. La celebración de los rituales tanto de verano como de invierno (solsticios) eran para ayudar al curso del Sol pues directamente afectaban las cosechas, el curso de las estaciones y los ritmos del cuerpo humano. Con la ayuda del Dios Joven Solar, los campesinos podían asegurarse una vibrante primavera y las bendiciones para obtener una cosecha plena en otoño.

Es la noche dedicada al misterio de la maternidad, dejando presentir esta gran experiencia del renacimiento del Sol saliendo del abismo del mundo, del seno maternal de todo ser. Por este renacer se apagan viejas luces y se encienden otras nuevas, a partir del tronco de Yule que arde desde el atardecer hasta el alba, a partir de la llama del hogar, rodeada por el clan, festejada por los más cercanos a las familias y se encienden también velas por aquellos que están lejos, sabiendo que dondequiera que estén una llama hermana responderá bajo el frío cielo.

El árbol es el símbolo de la vida y del cosmos, de lo siempre eterno, por eso se usa el pino que no pierde sus hojas en invierno, las luces son la luz por encima de la oscuridad, las decoraciones frutales son representaciones de los deseos de fertilidad. El acebo (holly) era una de las plantas sagradas de los antiguos celtas. Simbolizaban lo siempre vivo. Junto con el muérdago, era apreciado por los druidas que lo utilizaban como remedio para varios males por sus poderes curativos.

Yule, festividad antigua, anterior a las Saturnalias romanas y al Cristianismo.





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20 diciembre 2016

La Festividad por H. P. Lovecraft



The Festival es un relato que Howard Phillips Lovecraft escribió en 1923 y por increíble que parezca, se puede considerar como un cuento de Navidad, en el sentido de la tradición de los cuentos de invierno conocidos a partir no sólo de Charles Dickens sino de Washington Irving y M. R. James, principalmente.

La versión que tengo es la que apareció en la antología El sepulcro y otros relatos que la editorial Júcar publicó en 1982 teniendo a Eduardo Haro Ibars como traductor y prologuista.


LA FESTIVIDAD

Eficius Daemones, ut quae non sunt, sic tamen
quasi sint, conspicienda hominibus exhibeant.
("Hacen los demonios que aquellos que no existen, pero que casi existen,
aparezcan para observar a los hombres").


Me hallaba lejos de mi hogar, y sufría el encantamiento del mar oriental. Escuchaba su rítmico golpear contra las rocas, y sabía que se encontraba justamente detrás de la colina, en la que los sauces retorcidos se agitaban contra el cielo claro en el que brillaban las primeras estrellas del atardecer. Caía la tarde. Y, obediente al mandato de mis padres, que me habían convocado a la vieja ciudad de la costa, continué mi camino sobre la nieve fresca que cubría aquel solitario camino que se arrastraba hacia arriba, hacia el punto en el que Aldebarán parpadeaba, brillante, entre los árboles; hacia la muy antigua ciudad que nunca había visto, pero con la que había soñado muy a menudo.

Era el solsticio de invierno que los hombres llaman Navidad, aunque en lo más oscuro de su mente tienen el conocimiento de que dicha fiesta es más antigua que Belén y que Babilonia, más vieja que Menfis y que la mismísima humanidad. Era el soslticio de invierno, y al fin me encaminaba a la antigua ciudad costera en las que los de mi pueblo habían habitado, celebrando la Festividad en los viejos tiempos en los que la celebración estaba prohibida; y en la que habían ordenado a sus descendientes que celebrasen una vez por siglo, para que no se perdiese la memoria de los secretos primitivos. La mía era una antigua raza, vieja ya incluso cuando se colonizó esta tierra, hace trescientos años. Eran gente extraña, venida de manera furtiva de las tierras del sur, de los jardines de orquídeas que olían a opio; y hablaban otra lengua antes de aprender la que utilizaban los pescadores de ojos azules. Y ahora se hallaban dispersos, unidos sólo por la práctica de los rituales de unos misterios que ningún viviente podía ya comprender. Yo era el único que volvió aquella noche a la vieja ciudad de pescadores, como mandaba la leyenda, porque el recuerdo es patrimonio tan sólo de los pobres y de los olvidados.

Entonces, más allá de la cima de la colina, vi a Kingsport extenderse, helada a la luz del atardecer; la nevada Kinsport, con sus antiguas veletas y sus campanarios coronados de agujas, galerías y crimeneas, muelles y pequeños puentes, sauces y camposantos; laberintos interminables de calles estrechas, retorcidas y empinadas, coronadas por la iglesia que el tiempo no había derribado; incesantes dédalos de viviendas de estilo colonial, apiñadas o esparcidas por todos los ángulos y a todos los niveles, como fragmentos desordenados de un juego de construcción; la antigüedad agitaba sus alas grises sobre los aleros blanqueados por el invierno y sobre los techos de pizarra, y las farolas y pequeñas ventanas que se encendían una por una en el atardecer helado, uniendo sus luces a las de Orión y otras estrellas arcaicas. Y el mar se golpeaba contra los malecones putrefactos; el mar inmemorial lleno de secretos, del que habían surgido en tiempos antinguos los habitantes de Kingsport.

Junto al lugar más elevado del camino se alzaba un montículo aún más elevado, helado y azotado por el viento, y vi que era un cementerio marcado por lápidas negras, que surgían vampíricas de entre la nieve, como si se tratase de las uñas putrefactas de algún gigantesco cadáver. El camino, en el que no se veía huella ninguna de paso, estaba completamente solitario; a veces creí escuchar un sonido distante y horrible, como el de un cadalso que agitase el viento. En 1692 habían ahorcado a cuatro de mi estirpe por brujería, pero no sabía el lugar exacto de la ejecución.

Al descender por el camino hacia la vertiente que da al mar, intenté escuchar los alegres sonidos que suelen llenar un pueblo al atardecer, pro no los oí. Entonces me acordé de la fecha sagrada, y pensé que aquellos viejos puritanos que aún habitaban el pueblo bien podían tener costumbres navideñas desconocidas para mí, basadas en silenciosa oración y recogimiento hogareño. Así que, tras esa reflexión, no intenté ya escucgar ruidos de fiesta, ni busqué compañeros para mi jornada; y seguí mi camino, pasando frente a las granjas poco iluminadas, junto a los sombríos muros de piedra en los cuales se balanceaban al viento salado las enseñas de antiguas tiendas y tabernas de marineros, y los llamadores grotescos de los portales flanqueados de columnatas brillaban a la luz de las pequeñas ventanas cubiertas de cortinas, a lo largo de las callejuelas desiertas y sin pavimentar.

Había visto planos de la ciudad, y sabía dónde encontrar el hogar de los de mi estirpe. Se decía que yo sería reconocido y que se me daría la bienvenida, porque las leyendas de los pueblos tienen larga vida; así que me apresuré a atravesar Back Street y Circle Court, y crucé la nieve fresca que cubría el único pavimento empedrado del pueblo, hacia el lugar donde nace Green Lane, detrás del edificio del Mercado. Los viejos mapas y planos eran válidos todavía, de manera que no tuve dificultades; aunque debieron mentirme en Arkham cuando me dijeron que había trolebuses que llevaban a ese lugar, porque no vi ni uno solo cable eléctrico. En cualquier caso, la nieve debía haber ocultado los raíles. Me felicité de haber ido a pie, porque el pueblo blanco me había parecido muy hermoso desde la colina; y ahora estaba ansioso por llamar a la puerta de los míos, la séptima casa en la acera de la izquierda de Green Lane, provista de un antiguo tejado puntiagudo y de un segundo piso saledizo, construida toda antes de 1650.

Cuando llegué brillaban luces en el interior de la casa y vi, a través de las ventanas con cristales de forma de diamante, que debía haber sido conservada en un estado muy similar al primitivo. La parte superior colgaba sobre la estrecha callejuela de suelo cubierto de hierba, y casi se unía a la parte colgante de la casa de enfrente, de manera que casi me econtraba en un túnel; el bajo umbral de piedra estaba completamente limpio de nieve. No había acera, pero muchas de las casas tenían puertas altas, a las que se llegaba por una doble escalera de piedra provista de barandas de hierro. Era un escenario extraño, y siendo extranjero en Nueva Inglaterra no había yo visto nunca su igual. Aunque su aspecto me gustase lo hubiese apreciado más aún si hubiese habido huellas en la nieve, alguna gente en las calles, y si algunas cortinas no hubiesen sido echadas.

Cuando hice sonar el arcaico llamador de hierro, estaba algo asustado. En mí se había hecho un cierto terror, quizás a causa de la extrañeza de mi herencia, y el frío del anochecer, y lo raro del silencio que reinaba en aquella vieja ciudad de curiosas costumbres. Y cuando se respondió mi llamada me asusté por completo, porque no había oído ningún sonido de pasos antes de que la puerta se abriese con un crujido. Pero mi temor no duró mucho: el hombre, envuelto en una bata y calzado con zapatillas, que me había abierto, tenía una cara dulce que me tranquilizó; y aunque me dijo por señas que estaba mudo, escribió una antigua y calurosa fórmula de bienvenida con un estilete en una tablilla encerada que consigo traía.

Me invitó por gestos a entrar en una habitación baja, iluminada por velas, cuyo techo exhibía macizas vigas; estaba amueblada con espesos, pesados y escasos muebles de oscura factura, del siglo diecisiete. El pasado parecía revivir allí, pues no faltaba ni uno solo de sus distintivos. Había una chimenea cavernosa, y frente a ella una rueca en la que una mujer vieja y encorvada, envuelta en una bata suelta y con la cabeza cubierta por un profundo gorro, tejía dándome la espalda, indiferente a la festividad silenciosa. El ambiente estaba impregnado por una indefinida humedad, y quedé asombrado al darme cuenta de que no había fuego en la chimenea. El escaño de alto respaldo estaba frente a la hilera de cortinas que había a la izquierda, cubriendo las ventanas, y parecía estar ocupado, aunque no pude estar seguro de ello. No me gustó nada todo aquello, y de nuevo se apoeró de mi el temor. Este miedo se hizo más fuerte por la misma causa que anteriormente lo había hecho disminuir: porque cuanto más miraba el suave rostro del viejo, más me aterraba aquella suavidad misma. Los ojos no se movían en absoluto, y la piel tenía un parecido demasiado grande con la cera. Finalmente, me convencí de que no se trataba de un rostro, sino de una máscara terriblemente bien hecha. Pero las blandas manos, curiosamente enguantadas, escribieron genialmente sobre la tableta, diciéndome que debía esperar un rato antes de ser conducido al lugar en el que la festividad había de celebrarse.

Indicándome una silla y un montón de libros, el anciano abandonó la habitación; y cuando me senté para leer, vi que los volúmenes eran blanquecinos y mohosos; entre ellos estaba el extravagante "Maravillas de la Ciencia", de Morryster; el terrible "Saducismus Triumphatus", de Joseph Glanvill, publicado en 1681; el escandaloso "Daemonolatreia", de Remigio, impreso en Lyon en 1859, y, lo peor de todo, el inmencionable "Necronomicon", obra del árabe Abdul Alhazred, en la traducción prohibida , al latín, de Olaus Wormius; un libro que yo nunca había visto, pero del que había oído murmurar cosas terribles. Nadie habló conmigo, pero pude escuchar el crujir de las enseñas en el viento del exterior, y el zumbido de la rueva en la que la anciana continuaba su silenciosa labor. Pensé que tato la habitación como los libros que en ella había eran enfermizos e inquietantes, pero porque una vieja tradición de mis padres me había convocado a extrañas celebraciones, estaba resuelto a esperar acontecimientos raros. De modo que intenté leer, y pronto me encontré tembloroso, absorto en algo que encontré en aquel maldito "Necronomicon"; un pensamiento y una leyenda demasiado odiosos para que una mente sana y consciente me asaltaron, cuando me pareció oír, con desagrado, cerrarse una de las ventanas que estaban frente al escaño, después de haberse abierto furtivamente. Parecía haber seguido a un chirrido que no era el de la rueca de la vieja. Pero podía haber sido una ilusión auditiva, porque en aquel momento la vieja tejía con fuerza y sonaba un viejo reloj. Después de aquello, me abandonó la sensación de que alguien ocupase el escaño, y me hallaba leyendo con atención y entre escalofríos cuando el viejo volvió a la habitación, calzado con botas y envuelto en un antiguo traje flotante, y se sentó en aquel mismo escaño, de manera que yo no podía verle. La espera me había puesto nervioso, y la lectura del libro blasfemo hacía redoblar mi nerviosismo. Sin embargo, cuando dieron las once, el viejo se levantó, se deslizó hacia un baúl pesado y tallado que había en un rincón, y sacó de él dos capotes provistos de capuchas; vistió uno de ellos y envolvió en el otro a la anciana, que había cesado en su monótono tejer. Entonces, ambos se dirigieron a la puerta de la calle; la mujer se arrastraba, medio paralizada, y el viejo, tras haber tomado el libro que yo estaba leyendo, me llamó por gestos en tanto que cubría con la capucha aquella máscara o rostro inmóvil.

Salimos a la tortuosa red de callejuelas de aquella ciudad increíblemente antigua, que no iluminaba la luna; salimos mientras las luces desaparecían una tras otra detrás de las ventanas cubiertas de cortinas y Sirio miraba de reojo a la multitud de siluetas embozadas y encapuchadas que salían de todas las puertas y formaban monstruosas procesiones en estas y aquellas calles, pasando frente a las crujientes enseñas y las veletas antidiluvianas, los tejados nevados y las ventanas de cristales romboidales; atravesando empinadas callejuelas en las que las casas ruinosas se desmoronaban abrazándose, deslizándose por patios abiertos y cementerios, donde la luz de las linternas formaban míriadas de constelaciones borrachas.

Seguí a mis guías sin voz entre aquellas muchedumbres calladas, golpeado por codos que parecían ser preternaturalmente blandos, apretado por pechos y estómagos anormalmente pulposos; pero sin ver nunca un rostro; sin oir una sola voz. Hacia arriba, hacia arriba, hacia arriba siempre, se deslizaban las fantasmagóricas columnas; y me di cuenta de que todos los caminantes convergían al acercarse a una especie de foco de enloquecidas avenidas, en lo alto de una elevada colina situada en el centro del pueblo, donde colgaba una iglesia grande y blanca. La había visto ya desde lo alto del camino, cuando miré a Kingsport al anochecer, y me había hecho estremecer, porque me había parecido que Aldebarán se balanceaba por unos momentos sobre el fantasmagórico campanario.

Había un espacio abierto en torno a la iglesia; era, en parte, un camposanto con espectrales columnas, en parte una plaza a medio pavimentar que el viento había limpiado de nieve casi por completo, circundado por casas insanamente arcaicas provistas de tejados en punta y galerías colgantes. sobre las tumbas bailaban fuegos fatuos, que descubrían sóridos paisajes aunque eran extrañamente incapaces de proyectar ninguna sombra. Más allá del camposanto, donde no había casas, pude ver el brillo de las estrellas sobre el puerto, aunque la ciudad era invisible entre las sombras. Sólo de vez en cuando la luz de una linterna se balanceaba horriblemente a través de las avenidas serpentinas, encaminándose al grueso de la multitud que ahora se deslizaba siempre en silencio, al interior de la iglesia. Esperé hasta que la multitud se hubo introducido por el oscuro portal, y hasta que todos los razagados la hubieron seguido. El viejo me tiraba con impaciencia de la manga, pero yo estaba decidido a ser el último. Al cruzar el umbral del templo repleto de oscuridad desconocida, me volví una vez a mirar al mundo exterior, a la enfermiza fosforescencia del camposanto, que brillaba sobre el suelo pavimentado de la cima de la colina. Y entonces, me estremecí. Porque aunque el viento había dejado poca nieve, quedaban algunos retazos de ésta sobre el camino cerca de la puerta; y en aquella rápida ojeada hacia atrás mis preocupados ojos creyeron ver que no llevaba la nieve huellas de pasos, ni siquiera los míos.

A pesar de todos los portadores de luz que en ella habían entrado, la iglesia estaba escasamente iluminada, porque la mayor parte de la multitud había ya desaparecido. Se habían precipitado por la nave lateral, entre los altos bancos, y penetrando por la trampa que conducía a la cripta, que bostezaba de forma abominable, abierta ante el púlpito. Seguí torpemente a la muchedumbre por los gastados peldaños al interior de la cripta oscura y sofocante. La cola de aquella fila sinuosa de caminantes nocturnos me parecía muy horrible, y adquirieron un nuevo matiz de horror cuando los vi bullir en el interior de una tumba venerable. Entonces me di cuenta de que el suelo de la tumba tenía una abertura, por la cual se deslizaba la muchedumbre, y un momento más tarde, descendíamos todos por una ominosa escalera de piedra mal desbastada; una escalera estrecha en espiral, húmeda y peculiarmente maloliente, que se retorcía sin fin hacia abajo en las entrañas de la colina, entre monótonos bloques de piedra goteante y paredes de ladrillo que se desmoronaban. Era un descenso silente y desagradable, y observé tras un horrible intervalo que la naturaleza de los muros estaba cambiante, como si estuviesen de pronto tallados en piedra. Lo que más me impresión me causó era que las miríadas de pisadas no hiciesen ningún ruido ni despertasen ecos. Tras incalculables ecos de descenso vi algunos pasadizos, como galerías de mina, que llevaban, desde el pozo de misterio nocturno donde me hallaba, a desconocidas madrigueras de tinieblas. Pronto se hicieron numerosos en exceso como impías catacumbas de amenazas innominadas; y su pungente olor de podredumbre aumentó hasta hacerse casi insoportable. Yo sabía que debíamos haber atravesado la montaña, más allá incluso de la tierra misma de Kingsport; y me estremecí al pensar que una ciudad fuese tan antigua y estuviese horadada con tal maldad subterránea.

Entonces vi la fantasmal fosforescencia de una pálida luz y escuché el ruido insidioso de unas aguas que no habían visto nunca el sol. Y me estremecí de nuevo, porque no me gustaban las cosas que la noche había traído, y deseé amargamente que ningún antepasado me hubiese convocado a aquel rito primigenio. Cuando el pasadizo y los peldaños se ensancharon percibí otro sonido, la evanescente y delgada burla de una débil flauta; y de pronto se extendió ante mí el paisaje ilimitado de un mundo interior: una vasta y fungosa playa iluminada por un geyser de llama verduzca y enfermiza; y bañada por un impío río oleaginoso que brotaba de abismos horribles e insospechados y se precipitaba en los más negros golfos del océano inmemorial.

Semidesvanecido, ahogándome, contemplé aquel impío Erebo de titánicas toperas, fuego leproso y aguas fangosas, y vi a las muchedumbres encapuchadas formar un semicírculo en torno al geyser resplandeciente. Era el rito del Soslticio de Invierno, más antiguo que el hombre y destinado a sobrevivirle; el rito primitivo del soslticio y de la primavera prometida después del invierno; el rito del fuego y de las siemprevivas, de la luz y de la música. Y en aquella gruta estigia yo les vi practicar el rito, y adorar la enfermiza columna de fuego verde, y arrojar a las aguas puñados de vegetación viscosa que brillaba, verde, bajo la luz clorótica. Vi todo esto, y vi una cosa amorfa agazapada lejos del fuego que soplaba ruidosamente en una flauta; y cuando la cosa tocaba la flauta creí escuchar malévolos revoloteos apagados en la oscuridad, donde no podía ver. Pero lo que más me aterraba era aquella columna llameante, vomitada como un volcán desde las profundidades inconcebibles, que no proyectaba sombras, como lo haría una luz normal, y que vestía la piedra nitrosa de una cpa de verde-gris desagradable y venenosa. Y en toda aquella visible combustión no había calor ninguno; sólo la viscosidad de la muerte y de la corrupción.

El hombre que me había guiado hasta allí se encaramó entonces hacia un punto colocado directamente detrás de la horrible llama, e hizo rígidos movimientos ceremoniales frente al semicírculo al que se enfrentaba. En ciertos puntos del ritual, la muchedumbre se inclinó en señal de obediencia, en especial cuando alzó por sobre su cabeza aquel aborrecible "Necronomicon" que había llevado consigo; y yo particpé en todas las fórmulas del ritual, porque había sido convocado a aquella festividad por los escritos de mis antepasados. Luego, el viejo hizo un signo en dirección al tocados de flauta, tan sólo a medias visible en la oscuridad, que cambió su débil melodía en aquel momento, sustituyéndola por otra ligeramente más fuerte, en otra clave; precipitando de ese modoun horror impensable e inesperado. Ante aquel horror, casi caí sobre la tierra cubierta de liquen, transido por una angustia que no es de este mundo, ni de ningun otro, sino de los locos espacios de entre las estrellas.

Saliendo de la negrura inimaginable que se extendía más allá del brillo gangrenoso de aquella llama fría, de las llanuras tatáreas a través de las cuales rodaba, sombría, la aceitosa corriente, no oídos e inesperados, surgió de pronto, rítmicamente, una horda de cosas híbridas y aladas, que ningún ojo sano podría recordar por completo. No eran cuervos, ni topos, ni zánganos, ni hormigas, ni vampiros, ni cadáveres humanos descompuestos; eran algo que no puedo ni debo recordar. Aleteaban débilmente, moviñendose con sus pies palmeados y con sus alas membranosas, y cuando alcanzaron la muchedumbre de las celebrantes, las figuras encapuchadas los tomaron y montaron sobre ellos, y se alejaron, jinetes en sus horribles monturas, a lo largo de aquel río sin luz, al interior de pozos y galerías de pánico donde manantiales de veneno alimentaban terribles cataratas imposibles de descubrir.

La vieja mujer que hilaba se había alejado con la muchedumbre, y el viejo se quedó detrás tan sólo porque yo me negaba a tomar uno de aquellos animales y a cabalgar como los demás. Cuando me puse en pie, vi que el amorfo flautista se había alejado fuera de mi vista, pero que dos de las bestias esperaban pacientemente a nuestro lado. Cuando me vio retroceder, el anciano sacó su estilete y sus tabletas, y escribió que él era el verdadero delegado de mis antepasados, los que habían fundado la adoración del Solsticio de Invierno en aquel antiguo lugar; que había sido decretado que yo debía volver, y que todavía quedaban por llevarse a cabo los ritos más secretos. Todo esto lo escribió con una caligrafía muy antigua, y al ver que yo dudaba aún sacó de su túnica flotante un anillo de sello y un reloj, marcados ambos con las armas de mi familia para probar la veracidad de sus aseveraciones. Pero era aquella una horrible prueba, porque yo sabía por los viejos papeles que auqel reloj había sido enterrado con mi re-tatarabuelo en 1698.

Entonces el anciano echó hacia atrás su capuchón, y señaló el parecido familiar patente en sus rasgos, pero aquello tan sólo me hizo estremecer, porque estaba seguro de que aquella cara eran tan sólo una diabólica máscara. los animales aleteantes rasacaban con impaciencia los líquenes, y vi que el anciano estaba tan impaciente como ellos. Cuando una de las cosas empezó a contonearse y a intentar alejarse, se volvió con rapidez para detenerla; de manera que la rapidez de sus movimiento desencajó la máscara de cera de aquello que debiera haber sido su cabeza. Y entonces, porque aquella visión de pesadilla me cerraba el paso a la escalera por la que había descendido, me sumergí en el oleaginoso río subterráneo que burbujeaba em algún sitio hacia las cavernas del mar; me sumergí en aquel pútrido jugo de los horrores internos de la tierra antes de que la locura de mis gritos atrajese sobre mí todas las legiones del pudridero que debían ocultarse en aquellos pestilentes golfos.

Me dijeron en el hospital que me habían encontrado, medio helado, en el puerto de Kingsport, de madrugada, adherido a la madera flotante que el azar envió para salvarme. Me dijeron que había tomado la bifurcación equivocada del camino de la colina la noche anterior, y caído por los riscos de Grange Point; esto lo dedujeron por las huellas que hallaron en la nieve. No podía yo desmentirlo, porque todo estaba del revés. Todo staba equivocado; por las amplias ventanas se veí un mar de tejados, de los cuales sólo era antiguo uno de cada cinco, y se escuchaba el sonido de los tranvías y de los motores de los automóviles, en las calles. Insistieron en que aquello era Kingsport y yo no pude discutirlo. Cuando empecé a delirar al oír que el hospital estaba cerca del viejo cementerio de Central Hill, me enviaron al Hospital de St. Mary, en Arkham, donde podría ser atendido mejor. Me gustó aquel lugar, porque los médicos tenían mucha amplitud de miras, e incluso me apoyaron con su influencia para obtener una copia cuidadosamente guardada del objetable "Necronomicon" de Alhazred, de la bibloteca de la Universidad de Miskatonik. Dijeron algo sobre una "psicosis" y se mostraron de acuerdo en que yo debía liberarme de cualquier obsesión embarazosa que tuviera en mente.

De modo que leí aquel horrible capítulo, y me estremecí doblemente, porque en verdad no era nuevopara mí. Lo había leido antes, digan lo que digan mis huellas en la nieve; y el lugar en el que lo había leido era más conveniente que lo olvidase. No había nadie -durante las horas de vigilia- que me lo pudiese recirdar; pero mis sueños están llenos de terror a causa de frases que no me atrevo a citar. Sólo me atrevo a citar una frase, puesta en el mejor inglés que pude extraer del latín increíblemente bajo:

"Las cavernas interiores, 'escribió el Árabe Loco', no están al alcance de los ojos que ven; porque sus maravillas son extrañas y terribles. Maldito el suelo en el que viejos pensamientos viven con nuevos y extraños cuerpos, y maldita la mente que no mora en una cabeza. Sabiamente dijo Ibn Schacabao, que feliz es la tumba donde no ha sido enterrado ningún brujo, y feliz en la noche es aquella ciudad en la que los brujos sean sólo cenizas. Porque dice un viejo rumor que el alma de los retoños del diablo no se aleja rápidamente de su envoltura putrefacta, sino que engorda e instruye al gusano que roe; hasta que de la corrupción se forma una horrible vida, y los blandos cavadores de la tierra se transforman con arte para hostigar, y se hinchan monstruosamente para convertirse en una plaga. En secreto se excavan grandes agujeros allí donde los poros de la tierra deberían bastar, y aprenden a andar cosas que debieran contentarse con reptar."





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14 noviembre 2016

¿Qué es un fantasma?

   -¿Qué es un fantasma?

Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor quizás. Algo muerto que parece por momentos vivo aún. Un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar.

EL ESPINAZO DEL DIABLO (2001)





   -Cuando algo muy terrible ocurre en un lugar, a veces queda una huella, una herida, que sirve de nudo entre dos líneas del tiempo. Es como un eco que se repite una y otra vez, esperando ser escuchado, o como la marca de un pellizco que pide una caricia de alivio.

EL ORFANATO (2007)





   -A ghost is an emotion bent out of shape, condemned to repeat itself, time an time again, until it rights the wrong that was done.

MAMA (2013)





   -Ghost are real, this much I know. There are things then tie them to a place, very much like they to do us. Some remain tethered to  a patch of land, a time and date, the spilling of blood, a terrible crime... There are others, others that hold onto a emotion, a drive, loss, revenge, or love. Those they, they never go away...

CRIMSON PEAK (2015)





Qué es un fantasma según tito Guillermo del Toro. Y si bien sólo hay dos películas que él ha dirigido, tanto en El Orfanato como en Mama, él ha participado en la producción y su influencia se nota mucho.





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11 noviembre 2016

Buen viaje, maestro Leonard Cohen

Me pesa mucho la muerte de Leonard Cohen y no, no voy a decir que lo escucho y lo sigo desde hace siglos. Pero fue muy curiosa la forma cómo lo descubrí.

Debe ser una edición de 1986 (el año no se nota a simple vista ni en el acetato ni en la carátula) y hasta ahora entiendo (treinta años después, juas) que la discográfica CBS en su filial mexicana editaba recopilaciones de temas del momento echando mano de su catálogo de artistas. Por un lado, editó recopilaciones a las que tituló Llena tu cabeza de rock (que perduraron varios años) y por otro Llena tu cabeza de amor con baladas que alcanzaban a llegar a los primeros puestos de las listas de popularidad (la mayoría, que no todas). En una de esas recopilaciones (la de 1986) me encontré con un tema que estaba en el lado B cuyo título era Dance me to the end of love. A mis catorce años me pareció toda una curiosidad, como si fuese algo que lo habían extraído de otra época, sin absolutamente nada qué ver con Wham y su Careless Whisper, ni con Sade y su Smooth Operator o con Paul Young y su Everytime you go away, sin embargo, me gustó.

Con el paso de los años, Leonard Cohen se fue haciendo más presente y creo que es una de esas 'herencias musicales' que le debo a la estación de radio Rock 101. Para 1990 el soundtrack de la película Pump Up the Volume incluyó una versión de Everybody Knows de Cohen interpretada por Concrete Blonde y pronto se convirtió en el tema más escuchado. Pronto también se empezó a escuchar la versión original y Cohen se hizo más presente.

Varios soundtracks de películas han echado mano de temas de Cohen y quizás han sido la mejor forma para conocerlo y reconocerlo fuera de los circuitos donde se movía. Y a pesar de no ser un intérprete que se encuentre en los top ten, es un artista apreciado cuyo voz parecida al 'dark chocolate' como lo calificó Neil Gaiman, siempre tiene un dejo no sólo de nostalgia sino de feliz derrota, de pérdida asumida.

Da qué pensar que artistas tan grandes como David Bowie y Leonard Cohen hayan percibido que su tiempo se terminaba, así que sus últimos trabajos son como una despedida agridulce.

Buen viaje, maestro Leonard Cohen.











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31 octubre 2016

Samhain 2016

 
 
 Hoy es 31 de octubre :) 

Primer día de mis días favoritos del año

Halloween, Samhain



La palabra Samhain significa "el fin del verano". La víspera del 1 de noviembre, los druidas (sacerdotes celtas) sacrificaban un caballo en agradecimiento por la cosecha a los dioses y a los muertos, ya que se entendía que la abundancia provenía del mundo inferior donde los difuntos se ocupaban de producir lo que sus parientes vivos comerían y beberían y había que agradecerles su preocupación a la vez de ofrendarles las primicias de la cosecha. A media noche, los celtas prendían las hogueras rituales y se encendían las linternas que semejaban extraños rostros, pues se labraban en las cáscaras de grandes calabazas y se colocaban en las ventanas para espantar a los malos espíritus. Se creía que al abrirse las puertas del Más Allá, no sólo aparecerían las almas de los difuntos que sólo por una ocasión al año, visitaban a sus parientes, sino también espíritus malvados. 
 
 
Mircea Eliade, el famoso historiador de religiones, en alguno de sus libros dijo: "Semejantes a los granos enterrados en la matriz telúrica, los muertos esperan su regreso a la vida bajo una nueva forma. Por eso se acercan a los vivos, sobre todo en los momentos en que la tensión vital de las actividades está en su máximo, es decir, en las fiestas llamadas de la Fertilidad; cuando las fuerzas genésicas de la nauraleza y del grupo humano son evocadas, desencadenadas, exarcerbadas por ritos, por la opulencia y por la orgía. Las almas de los muertos están sedientas de todo rebozamiento biológico; de todo exceso orgánico porque este desbordamiento vital, compensa la pobreza de su sustancia y los proyecta en una corriente impetuosa de virtualidades y de gérmenes.


El festín colectivo representa precisamente esta concretización de energía vital; un festín con todo los excesos que implica, es pues indispensable tanto para las fiestas agrícolas como para la conmemoración de los muertos. Antaño, los banquetes tenían lugar juntos a las mismas tumbas, para que el difunto pudiese agasajarse con el exceso vital desencadenado junto a él.

Los muertos regresan en estos días para tomar parte de los ritos de fertilidad de los vivos. Si los muertos buscan las modalidades espermáticas germinativas, no es menos cierto que los vivos necesitan también de ellos para defender sus simientes y proteger las cosechas. Mientras los granos permanezcan sepultados, se encuentran también bajo la jurisdicción de los muertos. La "tierra matriz" o la Gran Diosa de la fertilidad controla del mismo modo el destino de las semillas y el de los muertos. Pero estos últimos están a veces más cerca del hombre y el labrador se dirige a ellos para que bendigan y sostengan su trabajo".

Estas ideas se mantuvieron en la mentalidad europea hasa el año 610, cuando el papa en turno, Bonifacio IV, ordenó que el día de muertos pagano debía cristianizarse bajo el aspecto de una fecha destinada a todos los mártires, surgiendo así el día de Todos los Santos. Sin embargo, la fecha que el papa determinó no fue al principio la que hoy se acostumbra celebrar, sino el 13 de mayo. Fue Gregorio III quien en el año 834 la cambió al 1 de noviembre que iba más de acuerdo con la tradición pagana. En Inglaterra se llamó a esa fecha "All Hallows" o "Haligan" y de ahí nació la palabra "Hallowe'en" o sea "Eve of All Hallows", víspera de Todos los Santos. Por fin, en el 993 se le agregó a la fiesta de los Santos Mayores que se ahora se celebra el 2 de noviembre en tanto que el culto ígneo al sol, simbolizado por las fogatas, se transfirió por analogía a las llamas del purgatorio de las cuales se libraban las almas por unas horas para visitar esa noche a sus parientes vivos.


A pesar de que en el medio rural se continúo festejando a los muertos y celebrando el Samhain durante la noche del 31 de octubre, Odilón, abad de Clunny, en 998, instituyó como fechas conmemorativas oficiales los días 1 y 2 de noviembre.

 
 
¡Feliz Samhain, Halloween!
 
 
 
 
 
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30 octubre 2016

Penumbria

Aquí dejo los links de los tres artículos que he publicado hasta el momento en la revista digital Penumbria. 


Yule y la Cacería Salvaje

En el mundo occidental el mes de diciembre está marcado por una de las celebraciones más grandes del Cristianismo: el nacimiento de Jesús. Pero hace relativamente poco que las Navidades han acogido símbolos que se consideran ya tradicionales de estas fechas como la representación del barrigón vestido de rojo que deja regalos a los niños que se portan bien y el árbol tan simbólico que lo mismo puede ser un abeto o un pino, por ejemplo. Pero en las latitudes más al norte de Europa, donde el Cristianismo costó mucho de ser impuesto y asimilado, se conservan creencias que son más antiguas y arraigadas.





Un sueño que no era del todo un sueño

Había ocurrido al otro lado del mundo. Pero la oscuridad pronto los alcanzó. La ceniza generada por la erupción del Monte Tambora en Indonesia en abril de 1815 cruzó tres continentes a lo largo de un año provocando un cambio climático. Sin embargo, los visitantes de una villa suiza que habrían de generar vida a partir de sus miedos y sus dudas, de sus pasiones y sus odios, apenas y mencionan esto en sus diarios personales. Quizá la muestra más palpable es el poema “Darkness” (1816), escrito por Lord Byron.





No está muerto lo que yace eternamente 

Probablemente fue un reflejo de esa época convulsiva donde la generación nacida en la post-guerra cuestionaba lo preestablecido (manifestaciones y grupos anti-militares) y buscaba nuevas formas de vivir. Las religiones convencionales no les decían nada y comenzaron a buscar en el fondo de las culturas antiguas. Experimentación a través del consumo de alucinógenos. Los músicos fijaron su atención en viejas baladas y leyendas. El ocultismo, la brujería y el folclor invadieron cada rincón de esa nueva generación, pues se demostró que no eran cosas absurdas o cuentos de viejas sino una opción libre de creencias. Pronto, algunos artistas se dieron cuenta de que a este nuevo tipo de público le provocaba más miedo y angustia el mundo real que la fantasía gótica.







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29 agosto 2016

Diamanda 61

Hoy Diamanda Galás cumple 61 años.

Artista de entretelas muy oscuras. Con una carrera de poco más de treinta y cinco años donde lo mismo ha reinterpretado temas de blues y gospel que poemas de Baudelaire. Su rango vocal tan peculiar parece un don otorgado por Lucifer.

Yo la escuché por primera vez en el programa La mecánica del concepto que se transmitía por Rock 101 a finales de los 80. Por ese mismo tiempo Arturo Saucedo a través de su revista Atonal le dedicó las páginas centrales a esta enorme artista.

Mis primeras cintas de Diamanda Galás las compré con Jorge Barragán en el Chopo. Qué delicia y qué horror escuchar The Litanies Of Satan o el álbum The Divine Punishment.

Me enteré ya tarde cuando se presentó en León en un concierto casi de estrangis a mediados de los 90. Conozco afortunados que asistieron. Yo disfruté la oportunidad de apreciarla en directo en 2001 en uno de los conciertos legendarios que dio en el Claustro de Sor Juana.


"I'm gonna live the life I sing about in my song
I'm gonna stand right always showing the wrong
If I'm in the crowd, if I'm alone on the streets or in my home
I'm gonna live the life I sing about in my song..."


 










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02 julio 2016

Undécimo aniversario



No fue precisamente un día como hoy sino como ayer :P  

Y visto lo visto, el festejo en grande tenía que haber sido el año pasado al cumplirse una década... 

Wow, ¿quién me lo iba a decir? Mi primer intento por tener una ventana en la blogósfera, un rincón donde comentar y compartir, antes del MySpace, Facebook, Twitter y demás expresiones en la red, cumple once años. Ha habido mejores épocas que otras. Años más 'animados' y otros que reflejan demasiado que mi atención se centra en la inmediatez que brinda FB. Pero persisto e insisto en conservar este espacio.

Gracias mil a aquellos que dejaron un comentario, a los que me conocieron debido a las búsquedas por la red, a los amigos que se dieron un tiempo para venir y dejar constancia de su visita. Gracias a los nuevos visitantes que espero regresen pronto y encuentren temas, vídeos musicales, notas y datos curiosos en mis etiquetas que logren que se conviertan en asiduos a este blog. 

Hoy la nostalgia es mucha: este espacio tiene los mismos años que mi hijo porque lo inicié cuando él tenía cinco meses. Aquí me atreví a comentar muchas de mis experiencias como madre primeriza y las cosas tan increíbles que viví en el otro lado del charco. Es por eso que le guardo tanto cariño y me niego a dejarlo en el olvido. 

De nuevo, gracias :)




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26 junio 2016

Please let me die before I awake






When I was young
and scared of the world
my mother would sing me a song
a tune I keep in a sacred place
because I know that my life won't be long

It tells of the place where you go
when your time here on Earth is through
a beautiful place we call Heaven
is it true
please God I pray that it's true

Cause once this land was Heaven on Earth
green hills were all you could see
but now it's soot and steel and brick
so it look  more like hell to me

And each day brings
more and more suffering
and each night is silence and fear
and I awake 
to the sound of your voice
but you're not here
why aren't you here?

So now I lay down to sleep
I pray the Lord my soul to keep
please let me die before I awake
so the Lord my soul can take

Then maybe I'll finally find you
'midst the beauty of Paradise
and you'll sing not of dying
but living
wouldn't that be nice?
woludn't that be nice?




From the cadle to the grave... 
Una canción de cuna que recuerda lo frágil y efímera que es la vida





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27 mayo 2016

Horror que no es horror





Persiste la confusión en el cine actual entre horror y terror. Mientras que el primero tiene que ver con lo que percibimos y no vemos, el segundo es la 'aparición', el monstruo, el psicópata.

El trailer de The Witch pintaba muy bien aunque sonaba un poco exagerado eso de que a partir de su exhibición en el Festival de Sundance, se la consideraba la nueva película que nos haría estremecer de horror. A mí me pareció que sería algo tirando a la modalidad 'horror folk' que tanto me gusta porque apela a historias antiguas relacionadas con viejas creencias y naturaleza, por ejemplo. A fin de cuentas, la película está ambientada en la Nueva Inglaterra de los pilgrim, poco antes de los casos de Salem.

Logré verla online porque moría por saber de qué iba. Fotografía muy buena, muy austera en color. Y el fanatismo religioso presente desde las primeros momentos cuando esa familia es expulsada de su comunidad. Lo que vino después no fue sino el camino directo y sin escalas a la histeria colectiva, nada más. Detesté que mostraran gratuitamente a las brujas: una con toda la presencia avejentada, monstruosa, dando a entender que guisaría y se comería al bebé desaparecido. La otra, toda lujuria y pecadora ¿seduciendo? a un chiquillo puberto :P Sin contar el aquelarre del final con esas brujas como recién salidas de uno de los grabados de Goya...

Una familia con una hija adolescente, un hijo puberto y dos chiquillos, donde el fanatismo religioso gobierna cada uno de sus actos, donde la culpa y el pecado residen hasta en la respiración. Aislados del mundo, rumiando sus penas y sus reclamos, cayendo en una espiral de sinrazón y pérdida de juicio. Además de grandes penurias económicas que marcan tanto a los padres en su relación, como a los hijos que absorben como esponjas toda la tensión. Ese es el 'horror': cómo influyen unos a otros hasta contagiarse de histeria. No es el mentado Black Phillip de presencia tan gratuita y manoseada como es un macho cabrío y para más inri negro.

Quizás eso es lo que gusta tanto y provoca que aplaudan hasta con la orejas una película de este tipo: ya no impone, por así decirlo, el monstruo como tal, deformado físicamente, alienado, y sin más motivo que matar. No. Hoy se impone el horror de reconocer que dentro de cada uno de nosotros hay una pequeña bomba de relojería que en cualquier momento puede estallar y hacernos perder la razón. Peor aún cuando este tipo de historias son presentadas en el cine con aderezos como sentimientos de culpa, angustia, deseos de venganza, obsesiones. Esa es la columna vertebral de películas como The Babadook y Good Night Mommy. No es terror, de acuerdo. Es el horror, sí, EL horror que provoca una desviación en nuestra perfecta y convencional forma de llamarnos cuerdos.

Es posible que los entusiastas de este tipo de películas no hayan experimentado histeria colectiva. Es por eso, tal vez, que sientan una atracción por historias donde el aislamiento y las obsesiones provocan la pérdida de cordura. Hace muchos años, cinco personas y yo vivimos un caso de histeria colectiva espantoso. Una casa común y corriente, un grupo de tontos que se creyeron con capacidad para enfrentar hechos paranormales. Nos influimos unos a otros y yo recuerdo perfecto las sensaciones y las cosas que escuché. La cara de una de esas personas que había podido 'comunicarse' con un ser querido muerto. El descontrol en otras dos que habían sido los causantes de la 'invocación'. Y aquello no fue ni experiencia paranormal ni hostias benditas. Fue histeria colectiva, sugestión, pérdida de la realidad y peor aún, sin haber nada 'artificial' de por medio...

Este 'nuevo' cine de horror sólo gira alrededor de las obsesiones que de un modo u otro han acechado al ser humano. Situaciones que no son provocadas por algo 'tangible' como un agente externo, sino por todo lo que llevamos dentro, por lo que albergamos en la mente. The Witch es una historia donde la histeria colectiva es generada dentro de una familia y ese final con propuesta de Black Phillip y posterior integración de la chiquilla al aquelarre, es una forma simbólica de decir que se 'liberó' de esa familia que la hacía sentir oprimida y de un mundo donde la religión reina por encima de todo.







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29 abril 2016

Sweet Prince


 
 
Yo tenía trece años cuando fue el mazazo mundial del álbum Purple Rain. Unos meses atrás, poco antes de finalizar 1984, había comenzado la relación con mi primer noviete y siendo mayor por un año y mucho más espabilado que yo, fue quien me inoculó el gusto que después se convirtió en admiración por ese músico de Minneapolis.

Prince fue una constante en esa relación que tuvo todas las aristas de unos adolescentes que pretendían actuar como adultos y que muchas veces se daban cuenta de que estaban fuera de tono. Juntos intentábamos descifrar las letras de sus canciones con diccionario en mano. Pintábamos en nuestros portafolios azules de Samsonite no sólo el nombre de Prince como aparecía en la portada del álbum Purple Rain sino también su famoso 'símbolo' que unía masculino y femenino. Y pronto nos vimos 'influídos' por las letras sensuales y sexuales ;-)  Prince nos acompañaba en esas largas tardes cuando teníamos vacaciones o los fines de semana.

Por supuesto que compré el álbum de Purple Rain en la sucursal de aquella vieja tienda llamada Discolandia que estaba muy cerca de mi casa. Y en algún momento me gustaba imaginar que éramos como Apollonia y Prince en la película Purple Rain, jojojo. Hicimos nuestro el tema Take Me With U que es un dueto que interpretan ellos. Él me dedicaba The Beautiful Ones cuando nos enfadábamos porque durante un tiempo no fuimos dos sino tres en la relación. Y I Would Die 4 U cuando se sentía muy Prince :)
 
Me bebía todas las revistas y publicaciones que hablaban de Prince. Fui testigo de sus premios durante ese 1985: los Grammys y el Oscar por el mejor soundtrack. Me enteré pronto de su genialidad musical que demostraba sabiendo tocar 28 instrumentos. Pronto me di cuenta de que todas las mujeres que le rodeaban por lo general se dedicaban a la música y él las impulsaba y las despojaba de todo hasta dejarlas en ropajes ligeros y de encaje, jojojo. Me sorprendí cuando tuve claro que se trataba de un artista mulato (que después lo veríamos en Lenny Kravitz y Slash, por ejemplo) con madre blanca y padre afroamericano que además no renegaba de su mezcla y adoraba por encima de todo el funk.

Nunca me 'shockeó' su outfit con aquellos taconazos, ni los ojos remarcados con delineador negro. No me atraía físicamente pero me parecía muy sexy. Me encantaba esa sensualidad que mostraba en todas y cada una de las escenas de sus vídeos sin llegar a resultar desagadable ni repulsivo, al contrario.

En el verano de 1985 compré el álbum Around The World In A Day y mi noviete me regaló Controversy que Prince había editado en 1981. Grandes temas que sirvieron como despedida de esa relación que duró más de un año y fracción. Él ya cursaba tercero de secundaria y comenzaba a sentirse muy mayor :P

Todos los recuerdos de aquel tiempo y con esa persona están acompañados por la banda sonora cortesía de Prince :)  Recuerdos agradables a pesar de muchas cosas que ocurrieron como el accidente de mi padre donde casi muere en diciembre de 1984, el terremoto de septiembre de 1985 y ese año escolar que pasamos en aulas prefabricadas mientras se construía la nueva secundaria.

Cuando esa relación terminó, Prince se quedó conmigo. En 1986 compré el álbum Parade (que se convirtió en el soundtrack de la segunda película que filmó Prince: Under The Cherry Moon) y al año siguiente ese gran trabajo doble que es Sing O' The Times. Yo iba creciendo a la par de los trabajos de Prince.

Lovesexy (1988) no es un trabajo que me guste mucho. Me pilló en un momento de mi vida donde Prince ya no tenía demasiada cabida: con 16 años yo ya coqueteaba con las sombras y el mundo oscuro, jojojo. Los temas para la película Batman me parecieron un poquito payasada :P  Graffiti Bridge (1990) fue un parteaguas en mi gusto por Prince porque se hizo acompañar de otra banda (New Power Generation) y porque sus temas desde la estructura musical hasta las letras eran diferentes a lo que se había escuchado en los 80. Pero fue ese año cuando al fin lo pude ver en directo en el Wembley Arena de Londres :) Me rendí totalmente ante él.

Diamonds and Pearls (1991) fue el último álbum como tal que compré. Me pareció una mezcla curiosa y efectiva de lo que habían sido los primeros años de Prince y lo que nos iba a mostrar en los 90. Poco después vino aquello de cambiarse el nombre por The Sign o por The Artist. Problemas con las discográficas por los derechos de sus trabajos, retiros, dejar de hacer tours, etc.

Emancipation (1996) y Musicology (2004) a pesar de los años que hay de diferencia entre uno y otro trabajo, me gustaron mucho y me devolvieron esa atención que había quedado un poco diluida con el paso del tiempo. Lo último que escuché de él fue ese tema donde el vídeo es protagonizado por una modelo que luce como el Prince de estos últimos años con sus gafas oscuras redondas y el cabello afro: Breakfast Can Wait (2014).

Prince Rogers Nelson ocupa un lugar muy importante en mi soundtrack personal. Siempre fue una constante y una presencia insustituible. Resulta curioso confesarlo así pero la primera música que hizo despertar mi sensualidad primigenia fue la suya. La primera que me sirvió para expresar mi amor y mi pasión.

Buen viaje hacia la inmortalidad, querido Prince.
 
21 de abril de 2016
 
 
 
 
 
 
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06 abril 2016

Zenda




Hoy abrió sus puertas la web Zenda :)

Aquí dejo la bienvenida escrita por Don Arturo Pérez-Reverte:

BIENVENIDOS A ZENDA

La idea surgió en una charla entre varios escritores amigos. En un tiempo en el que la cultura y los libros atraviesan momentos difíciles, ¿por qué no crear un lugar nuestro, libre, independiente, donde reunirnos como si se tratase de un espacio público, cada cual con sus libros, sus comentarios o lo que esté en condiciones de aportar, unido todo eso a reseñas de libros interesantes, lecturas felices, columnas de opinión, blogs, recomendaciones, noticias y entrevistas? ¿Sería posible crear una especie de lugar o plaza común, de legión extranjera donde a nadie se le preguntara sino por libros y literatura, sin buenos ni malos, sin etiquetas ni ideologías? ¿Un lugar desde el que, incluso, orientar a los lectores hacia las revistas de libros y los suplementos culturales de los principales diarios españoles y americanos? ¿Un sitio donde lectores, periodistas, editores, escritores, agentes literarios, autores noveles, libreros y todos los interesados en el mundo de la literatura hispanoamericana se encontrasen cómodos y se relacionaran unos con otros?"

Alguien tenía que ocuparse de dar forma a la idea, de ponernos en contacto, y los amigos y compañeros confiaron para eso en mí. Me hicieron el encargo de concretar y difundir la idea. Leandro Pérez, escritor, periodista y experto en redes sociales, viejo conocido de muchos de nosotros, se ofreció a ocuparse de los aspectos técnicos y a coordinar los contenidos. Y muy pronto, numerosos escritores y periodistas, españoles e hispanoamericanos, se fueron sumando a la iniciativa. Todos ellos, más los que se van incorporando y aún vendrán en el futuro, han hecho posible que hoy Zenda sea ya una apasionante y prometedora realidad: españoles, mexicanos, argentinos, puertorriqueños… 500 millones de hispanohablantes dan mucho de sí. El territorio es inmenso.

Hacía falta un nombre claro y fácil de retener, con el adecuado sabor libresco. En una charla de café, entre algunos de nosotros, buscamos un nombre para ese lugar, y decidimos ponernos bajo el patrocinio de un título mítico, de bella resonancia literaria y cinematográfica: la novela El prisionero de Zenda, de Anthony Hope. No es, desde luego, la más perfecta novela del mundo; pero sí una aventura apasionante, un folletín a la antigua, en el mejor sentido del término, que no puede dejar de leerse con una sonrisa agradecida y cómplice. De los que, leído en el momento adecuado, como El conde de Montecristo o La isla del tesoro, hacen lectores para toda la vida. Zenda, por tanto, Autores, libros & cía, es el nombre de este territorio de libros y amigos. Nuestro objetivo inmediato es convertirlo, en poco tiempo, en un espacio de gran alcance puesto a disposición tanto de los lectores como de los autores que participan en él, a fin de que lo utilicen como libre plataforma de difusión de su obra, como medio para hacer visible su trabajo y, cuando lo deseen, como vehículo para exponer sus comentarios, artículos u opiniones personales.

Nos hemos esforzado, y lo vamos a seguir haciendo durante mucho tiempo, a fin de que transitar libremente por Zenda sea un privilegio de fácil acceso para cualquiera que a título de ciudadano, transeúnte o simple turista ocasional desee visitar o habitar este simpático territorio. Así que, desde hoy, las fronteras de Zenda, lugar del literario país de Ruritania que imaginó Anthony Hope, están abiertas para todos. Sean bienvenidos. Feliz estancia y felices libros.







Gracias a diversas y muy felices circunstancias tengo el privilegio y el honor de compartir espacio con grandes escritores, periodistas, críticos y agentes literarios. Mi colaboración (relatos cortos de mi autoría y reseñas de literatura de horror) se encuentra dentro del blog Ruritania :)








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20 marzo 2016

Ostara 2016


Ostara, nombre que deriva de la diosa lunar teutónica Eostre. Equinoccio de Primavera que tiene como símbolo al conejo por su fertilidad y al huevo por la imagen cósmica de la creación. Es por eso que ambos son los protagonistas de Easter (Pascua).
 
Este es el tiempo de la regeneración y la resurrección tal como lo hace la naturaleza. Ostara promete esperanza e intensifica los sueños. Toda la vida emerge tras el letargo del invierno.




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18 marzo 2016

Crimes of passion



A veces esas dinámicas que corren por las redes sociales, en especial por FB, donde se invita a los amigos a enlistar sus diez películas favoritas, libros, autores, artistas y álbums, logran destapar unas cajas de Pandora muy peculiares :) 

Ayer participé en una donde fui invitada por un buen amigo: Tus 10 álbums que más te hayan marcado. Un listado difícil, sí señor, sobre todo para alguien como yo que cada momento de su vida ha sido acompañado por música. Mi soundtrack personal es variado pero muy significativo. Y allá fuí, rascando mucho y tratando de escoger esos álbums que sin pensarlo mucho pudieran ser representativos de muchos otros que han dejado su huella en mi memoria musical y en mi propia vida.
1."Disintegration" - The Cure
2. "Sonic Temple" - The Cult
3.
"Love at the first sting" - Scorpions
4. "First And Last And Always" - Sisters of Mercy
5. "Selected Scenes From the End of The World" - London After Midnight
6. "Girls Girls Girls" - Motley Crue
7. "Blessed Be" - The 69 Eyes
8. "Changesbowie" - David Bowie
9. "Volumen 1" - Caifanes
10. "Crimes of passion" - Pat Benatar

Quizás hay nueve que no resultan 'extraños', sobre todo por aquellos que me conocen bien, pero seguro el décimo resalta demasiado, jojojo.  

A Pat Benatar (conservó el apellido de su primer marido) la conocí quizás como muchos de mi generación con el tema y el vídeo Love is a battlefield (1983). Yo tenía casi doce años y sin entender a la perfección la letra, me sentí identificada con el personaje que la Benatar interpreta en el vídeo: una mujer fuerte, guerrera, valiente (aquí se puede ver)  :) Sin embargo, me tocó un poco la transición de la cantante rock con la baladista pop. Quizás el último tema que conservó la fuerza de sus primeros trabajos fue Invincible que servió como pieza clave del soundtrack de la película The Legend of Billie Jean (1985). Pero poco antes (a pesar de ser uno de sus grandes éxitos) We Belong (1984) ya nos daba pistas sobre el cambio que comenzaba a mostrar. Una especie de 'amansamiento' que quizás alejó a sus primeros fans pero lo compensó con los nuevos que estaba deseosos de baladitas muy ochenteras.

Quizás en 1986 0 1987, mientras buscaba sin mucho afán en una tienda de discos, me encontré de frente con ese gran álbum que es Crimes of Passion que la Benatar había editado en 1980. Diez temas redondos y con fuerza aunque haya algunos que puedan ser considerados power ballads. Inclusive la versión que Benatar hace del tema titulado Wuthering Heights casi logra superar al original interpretado y escrito por Kate Bush. Mis temas favoritos son Treat me right, Hell is for children, Hit me with your best shot, You better run y I'm gonna follow you.

En cuanto regresé a casa me puse a escucharlo y lo repetí un millón de veces, jojojo. Y siempre que me encontraba con la Benatar baladista pop echaba a andar mi estéreo y Crimes of Passion acudía a mi rescate. 

Pat Benatar fue una artista que influyó mucho en mí, sobre todo por su actitud, por su forma de destacar con talento natural y con honestidad. Y sobre todo, por su fuerza.

Aquí dejo el álbum Crimes of Passion en formato playlist :)











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07 marzo 2016

Crimson Peak y yo



 No sé si a alguno le ha pasado pero a mí el cine visto en pantalla grande y en una sala a oscuras me sigue emocionando mucho. Más aún si se trata de una ocasión tan especial como disfrutar de una película a la que se tiene muchas ganas de ver. Ayer estaba tan emocionada, sentada en mi butaca, que casi soltaba un gritito a lo Flanders, jojojo.

No me ciega el fanatismo pero es muy grande que haya artistas con los que conectas tan bien porque saben llegar a la médula de tus gustos, de tus emociones, de lo que sabes que siempre ha habitado en tu interior y que, en la medida de tus posibilidades, has tratado de plasmar. Guillermo del Toro, para mí, es uno de esos artistas. Y su más reciente película logra reunir y más importante aún, transmitir al espectador, el centro sobre el que gira su mundo. Me refiero, por supuesto, a Crimson Peak.

Su currículum cinematográfico no es muy amplio. Sin embargo, en cada una de las películas que ha dirigido y que ha forjado en su maravillosa cabeza (incluyendo Mimic que él mismo considera como un pequeño gran fracaso) no sólo aboga por lo oculto de la naturaleza humana sino por las emociones intensas y oscuras y que no siempre son sinónimo de maldad. También se le nota esa alma de inventor antiguo fascinado por los mecanismos. Y el entomólogo de armario que siempre necesita manifestarse, jejeje. 

 En su más reciente película, tito Guillermo (tito de cariño, como si lo considerásemos de la familia, como ese tío entrañable) busca cautivar al espectador poniendo mucha atención y mimo en todos los detalles no sólo visuales, sino que también alimenta el cerebro dejando pistas, mostrando y no las entretelas de una reacción, del por qué de una forma de ser, el dolor y la pasión. Quizá por eso, para los seguidores del susto barato, de los que necesitan "ver" para creer, Crimson Peak no les emociona. Cuesta creer que a pesar de las declaraciones de tito Guillermo, la prensa y los espectadores sigan tercos con que se trata de una película de fantasmas y después declaren que los han "timado". La historia de Edith, Thomas y Lucille (incluyendo a Alan) es intensa, oscura, y llena de metáforas. Y bebe de muchísimas fuentes literarias y cinematográficas, pero de ese cine en blanco y negro que lograba transportar al espectador a otro mundo, más intenso y menos terrenal, quizás, que en el que vivía. 

La Novela Gótica que surgió a finales del siglo XVIII y que fue imitada hasta la saciedad durante tres décadas, con toda variedad de resultados, sentó las bases de muchos géneros que vinieron después, entre ellos, el thriller. Crimson Peak se anuncia como un Gothic Romance. Y lo es gracias a la intensidad de sus protagonistas, de sus ambiciones y demonios personales. Pero también es un thriller que logra mantener la atención del espectador. Por eso se trata de una obra en la que debemos poner atención en los detalles, en los diálogos. Cada escena, sobre todo de la primera mitad, va dejando pistas.  

 La dirección actoral es estupenda. Aunque quizás considero que Edith si bien es un personaje que sirve como tributo a muchas de las más conocidas escritoras que se enfrentaron a sus sociedades y tiempos (primera mitad del siglo XIX) le falta un poquitín de garra en algunos momentos. Alan es el chico de corazón puro y buenos sentimientos decidido a todo por rescatar a su amada. Thomas es contenido pero intenso, muy oscuro pero que también oculta ese pequeño rayo de luz que casi lo redime. Lucille es un alma herida y ennegrecida no sólo por los demás sino por sus propios sentimientos de venganza y dominio.

El diseño de vestuario en Crimson Peak marca la personalidad de cada uno de los protagonistas. Edith es diáfana, rubia, colores claros, bordados discretos. Y una de las pocas protagonistas de una peli de época que luce con orgullo gafas, aunque eso sí, sólo cuando lee o escribe, jejeje. Thomas refleja dignidad pero también austeridad con colores oscuros y cortes clásicos. Lucille es quien porta el color rojo oscuro y el negro, los bordados en azabache, combinando con su cabellera morena y con su alma, también.


El caserón Allerdale Hall, el que está construido sobre una mina de arcilla, que es donde siempre han vivido los hermanos Thomas y Lucille, también se convierte en un personaje más. Desde la primera toma, cuando Edith llega a vivir ahí, nos recuerda a esas mansiones descritas en las novelas góticas. Enormes construcciones ruinosas, oscuras, con largos pasillos, cuartos deshabitados y retratos antiguos de familia en las paredes. Allerdale Hall tiene mucho de Manderley (recordemos Rebeca), de la mansión Rochester (Jane Eyre), de Cumbres Borrascosas por su ubicación en esos páramos secos y ventosos, y por supuesto de la Mansión Usher. Además, la arcilla que rezuma por los suelos y las paredes de Allerdale Hall resulta un sinónimo del dolor y de la tragedia. Es como si el caserón sangrara.

¿Y los fantasmas? Bueno, pues aparecen desde los primeros minutos. Pero no son meros recursos efectistas. Aunque, para bien o para mal, se enfatiza su aparición a través de la banda sonora. Sí, como los famosos violines de Psicosis, jojojo. Un dato curioso es que, por alguna razón que no ha declarado tito Guillermo, 'sus' fantasmas (desde la producción de la película Mamá) parecen que flotan en líquido, que se disuelven. Sin duda, es una forma novedosa de mostrarlos en la gran pantalla.  


 La música, el score, es casi perfecto. De nuevo, quizás como un homenaje al maestro Hitchcock, se echa mano de acompañamiento de violines. Pero también los temas interpretados con piano son delicados y emotivos, además de que marcan la intensidad de muchas escenas. Hay un tema que se repite en varias formas y que resulta imposible alejar de nuestra mente, jojojo. Se trata de una versión más pausada del vals que bailan Edith y Thomas. Por cierto, esa nana que se escucha al inicio de Crimson Peak y que vuelve a escucharse en dos ocasiones más (una de ellas esencial en la trama) me recuerda al tema que tarareaba la niña Flora (aquí se puede escuchar) en la película The Innocents, la adaptación de la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James estrenada en 1961. Es más, me atrevo a decir que parte de la influencia de esta novela en Crimson Peak radica, para mí, en que Thomas y Lucille es como si fuesen Miles y Flora de mayores, influidos perversamente por la relación entre la institutriz Miss Jessel y el criado Peter Quint.

Crimson Peak nos deja claro que el amor, cuando verdaderamente es amor, no sólo alimenta sino que también puede destruir. Crece y se transforma en necesidad, en el aire que nos permite seguir viviendo y sintiendo. Pero también puede asfixiarnos y provocar que perdamos la cordura. Crimson Peak nos muestra que el amor de una madre puede traspasar la barrera de la muerte, el amor recién estrenado se intoxica con los aromas de la pasión y ciega, el amor de una hermana puede convertirse en crueldad y manipulación pero sólo para esconder la debilidad y el abandono. Que el amor nos puede convertir en monstruos.

4 de noviembre de 2015









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