Hace tiempo, me 'conflictuaba' no entender esa costumbre que parecía
tan gringa (en el fondo no se celebra sólo ahí) del mentado Conejo de
Pascua, los huevos de colorines y los de chocolate.
Al cabo de
los años, leyendo aquí y allá, entendí que es algo así como un 'rezago'
de la celebración pagana (recordemos que pagano en sí es gente del
campo) de Ostara, ritual de primavera. Tiene como símbolo al conejo por
su fertilidad y al huevo por la imagen cósmica de la creación. Para
los recreacionistas de las antiguas creencias, este festejo que se
realiza al inicio de la primavera, celebra el tiempo de la regeneración y
la resurrección tal como lo hace la naturaleza.
Ya sabemos que la Iglesia, desde sus primeros tiempos, buscó la manera
de arraigarse en el pueblo. Y es por eso que echaron mano de las
festividades paganas para 'empatarlas' con las que se consideraron
primordiales del Cristianismo, como el nacimiento de Jesús y su
resurrección.
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