Poco a poco esa americanada (como lo llaman aquí) del "Jaloguín" empieza a penetrar en la mentalidad de las nuevas generaciones y lo festejan con singular alegría, algo que me llama mucho la atención y que no voy a negar que me encanta, hahaha. Disfraces por aquí y disfraces por allá, los niños son los primeros que se preguntan entre ellos que qué van a hacer en la noche de Halloween, influidos sobre todo, por las series tipo Hannah Montana y las demás de la factoría Disney Channel. Happy Demon decía que quería disfrazarse de Bob Esponja, hahaha, pero todo quedó en eso, en una idea peregrina, que aún es muy pequeño para que sus amigos se organizen una fiesta de Halloween. A mí no me hace gracia que se disfrace de ese personaje, pero ya veremos si el gusto le dura hasta Carnavales, que es cuando los niños pueden acudir disfrazados al cole.
El plan de la Gothic-Biker Family para este 31 de octubre era ir al maratón de cine de terror del autocinema a donde hemos estado yendo desde el verano y que está abierto todo el año. Está muy cerca de Pinedo y de su playa, tanto que en noches que hace mucho viento se puede escuchar claramente el fuerte oleaje. Nos vino bien descubrir que el autocinema seguía funcionando porque es una opción cómoda para las familias que tienen niños pequeños pues por una módica cantidad se pueden ver dos pelis. Durante el verano, primero pasaban una infantil y en la segunda función venía la de los adultos considerando que los peques de la casa ya estarían en brazos de Morfeo y así los padres podrían disfrutar de la proyección. Con el buen tiempo del verano, era factible que cargáramos con las sillas que usamos para el camping y una mesita plegable y montarlo todo delante de nuestro coche y así, cómodamente, cena "al fresco" mientras veíamos las pelis. Pero al encontrarnos tan cerca del mar, las noches comienzan a refrescar demasiado y a soplar mucho aire, así que desde septiembre, preferimos estar dentro del coche.
Bueno, he dicho que nuestro plan era asistir al maratón de cine de terror, pero como últimamente pasa con los programadores del autocinema: casi a la mera hora cambiaron la cartelera. Sabíamos que a las siete y media de la noche proyectarían la peli de Michael Jackson (que si soy franca y sincera, me hubiera gsutado ver, pero a mi señor marido no le hacía ninguna gracia, hahaha) y luego a las diez comenzaría el maratón con tres pelis, pero a los señores programadores se les ocurrió de última hora que lo mejor sería proyectar después de la de Jacko, nada menos que Ágora y al finalizar esta, claro, comenzar el maratón, lo cual siginificaba que su inicio se retrasaría hasta las once y media. Sobra decir que este cambio nos desanimó por completo. A mi señor marido no le apetecía tener que soplarse ni la peli de Jacko ni Ágora sólo por alcanzar un buen lugar pues aunque caben 400 coches, seguro el autocinema estaría lleno a reventar ya que los que fueran disfrazados de zombies entraban gratis :P Así que decidimos ir a cenar a un bar cercano a casa que desde el viernes habían decorado para estas fechas, jejeje.
Se trata de un lugar bastante curioso para los estándares de un bar de los muchos que hay en este barrio: es como si fuese una pequeña taberna con las paredes semejando de piedra, las mesas, las sillas y la barra de madera color oscuro y ambientanción un poco hippie para algunos, hahaha, porque es muy mística con un mural bastante logrado de una hada nocturna que custodia un nido con cuatro huevos a saber de qué, hahaha, velas por doquier, dibujos de hadas de inspiración propia y algunas reproducciones al más puro estilo Luis Royo, un acuario de medianas proporciones a un lado de la barra y una dueña con un aire ibicenco muy bronceada, muy rubia, de faldones largos a la cadera y top pequeñitos que muchas veces no dejan nada a la imaginación, hahaha. Pero es super-agradable, lo mismo que su novio y sus hijas (que una de ellas es la que se encargó de la decoración).
Pues bien, ahí fuimos y yo me animé desde que vi a los personajes que comenzaron a llegar (todos amigos de las hijas de la dueña del bar): un Jack Skellington con sombrero y bien maquillado, una Reina de Corazones cuyo careto mala leche no era parte del disfraz, hahaha, un Edward Scissorhands maravilloso pero super-serio :P, una Novia Cadáver, una Cruela DeVille sin abrigo de pieles (quizá para estas nuevas generaciones hubiese sido un poco políticamente incorrecto aunque fuese sintético, hahaha), una enfemera-zombie trasvestida y lo mejor de todo: un Sombrerero Loco al estilo Alicia en el País de la Maravillas made by Mr. Burton ;-)
Cualquiera diría que bien hubiese valido la pena sacar algunas fotos y yo fui la primera, pensando que Happy Demon podría tomarse algunas con los personajes, pero no me inspiraron ninguna simpatía :P Joer, si te disfrazas es para pasártelo bien, para reírte y para relajarte. Pero casi todos iban con unos caretos que parecía que en lugar de disfrutar estaban padeciendo. Así que ni fotos ni nada de nada. Ellos cenaron en la terraza del bar y nosotros dentro que estaba a media luz y con un strobo que casi nos dejaba ciegos, haha, pero qué más daba.
Pero creo que me he adelantado un poco con el recuento del día :P Ayer por la mañana, llevé a Happy Demon a un taller para hacer calaveritas. Sip, amables lectores, gracias a los pequeños grandes esfuerzos de una asociación hecha por algunos de los paisanos que habitan en estos lares de España y a un centro de jesuitas que siempre que pueden le echan la mano a los inmigrantes, se logró montar un pequeño taller para los más peques. Yo no quise dejar pasar la ocasión e inscribí a Happy Demon casi sin pensar. Fueron más o menos tres, tres horas y media donde los niños hicieron una especie de esqueleto y una calaverita de cartonería. A algunos les quedaron muy bien, a otros, como mi hijo, se les agradece el entusiasmo y las ganas de divertirse, hahaha, porque como artistas de cartonería no podrían sobrevivir, hahaha.
También en este mismo sitio, desde el viernes por la tarde, se montó una pequeña ofrenda en honor de Pedro Infante y Jorge Negrete con todos los elementos de los que se puede echar mano estando lejos de nuestra tierra. Algo sencillo pero emotivo. Algo para que las nuevas generaciones aprendan a apreciar.
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