29 septiembre 2009

Pervertir el alma a través de los sentidos


“Si Dios está muerto, entonces todo está permitido”
Marqués de Sade




Perverso, del latín perversus, sumamente malo, que causa daño intencionalmente. 2. Que corrompe las costumbres o el orden y el estado habitual de las cosas. Rapto, dominación, pecado, incesto, adulterio, ira, sumisión. Todo esto puede co-habitar en la misma página de un libro. La literatura por sí misma es perversa. Desata la imaginación. Brinda libertad. Incita a la conciencia y provoca la fantasía. Escritores perversos. Letras pervertidas. Pervertir, del latín pervertere, viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc. 2. Perturbar el orden o estado de las cosas. Definiciones que provienen del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. Conceptos. ¿Quién los recuerda cuando la lectura remueve las entrañas? ¿Cuándo el gozo y el sufrimiento se hermanan y nos hacen prisioneros?

Quienes se atreven a hurgar en los instintos primitivos que todos poseemos, a través de las letras, han pagado muy caro su osadía. Escarnio, persecución, cárcel, injurias, desprestigio. Sade y Sacher-Masoch no fueron los únicos. Flaubert, Baudelaire, Rimbaud, Tolstoi, Nabokov, Bataille, Foucault y tantos otros. Letras perversas. Moral de férrea constitución cuyas bases todo el tiempo se tambalean. Y sin recato, manoseamos una y otra vez, las cubiertas de los libros; degustamos sabores y olores que en algún momento destiló la clandestinidad; santificamos la vista con imágenes que quedaron por siempre en la memoria y en el cuerpo; escuchamos los gritos placenteros de la denuncia y la exposición de los pensamientos nunca expresados públicamente.

Perversión y letras. El mejor ejemplo nació en París el 2 de junio de 1740. Donatien Alphonse Francois, Marqués de Sade. De noble cuna y carácter bon vivant. Pasó 27 años de su vida detenido por cortas temporadas o recluido en prisión, gracias a que fue incapaz de reprimir su instinto sexual primario. Nada lo detuvo. Saciaba sus ímpetus con prostitutas a quienes compensaba ($$$) muy bien su “disposición y docilidad”, sobre todo. Atentados contra las buenas costumbres. Aún casado con una aristócrata por conveniencia, continuó retando a la moral. Y en sus trabajos literarios nos dejó un amplio catálogo de exquisita crueldad donde se estupra, se azota y se tortura, se atormenta, se insulta, se ensucia y se humilla.

Justine (1791), Juliette (1797), 120 Días de Sodoma y Gomorra (1795), La filosofía de tocador (1795) y Crímenes de amor (1800) más las obras de teatro que montó en el asilo para dementes de Charenton donde fue recluido en 1803 hasta su muerte en 1814. Oh, Marqués de Sade. Libertino por excelencia, pues su único valor consistía en su ejercicio personal de libertad. Para filósofos y psiquiatras, esto significa ejercer sin límites todos sus deseos y todas sus pulsiones. Sexualidad. Todos los caminos libertinos llevan a ella. Es lo más fuerte, lo más intenso, la representación más personal de la continuidad. Y la energía que esto desata, es una pasión completamente consumada, es deseo, placer, éxtasis.

Sin embargo, se dice que la combinación de sexualidad y dolor que fueron el sello del Marqués de Sade, no eran otra cosa más que un vehículo para la crítica social. Sade mostró cómo la religión y las enseñanzas morales con sus restricciones, sus tabúes y sus prohibiciones se oponían a la libertad. Así pues, atacó la Ley Divina, la Ley Eterna, la Ley Natural y la Ley de los Hombres. Y tras la blasfemia, la inmoralidad, el crimen, el incesto, el asesinato, la violación, las mentiras, la calumnia, la irracionalidad, la sodomía, el odio y otras clases de violencia, perversión y aberración, Sade combatía la represión y la doble moral.

Perversas letras, perverso quien logra ir contra lo establecido. Contra la ley y la moral de una sociedad prejuiciosa. “Mi libertad termina donde empieza la tuya”. Transgredir los espacios y los cuerpos. Los deseos y la pasión.

El perverso es aquel que habla razonablemente de la sinrazón del deseo. Justifica su perversión en nombre de un plus de placer que pretende validar por un mayor saber la verdad del goce. Gozo, del latín gaudium, sentimiento de complacencia en la posesión, recuerdo o esperanza de bienes o cosas apetecibles. Hay momentos en que apetecemos ser subyugados, redimidos o dominados. A veces la lectura, un libro preciso, el mensaje o la historia, nos someten. Pero, ¿someternos a los deseos y las exigencias de otro/a? Sacrificio en pos del disfrute. Masoquismo. Según Freud, el concepto de masoquismo reúne todas las actividades pasivas con respecto a la vida erótica y al objeto sexual, siendo la posición extrema la conexión de la satisfacción con el voluntario padecimiento del dolor físico o anímico producido por el objeto sexual.

Maestros del sufrimiento. El amor se sacrifica para ser glorioso. Charles Baudelaire, el poeta maldito más conocido, fue tachado de misógino y sin embargo se sometía a las órdenes y placeres de la cortesana mulata Jeanne Duvall. Las Flores del Mal en buena medida, destilaron sus ponzoñosos aromas gracias a la inspiración de sesiones de alcoba, desprecios y desdenes en la vida cotidiana. Dandy de obscuras entrañas que le hacía caravanas al sufrimiento. Caprichos retratados en los poemas de un libro prohibido por faltas a la moral. Amor-odio. Y después de los débiles intentos de una declaración de independencia, donde la mujer es vampiro insaciable, hiena hambrienta, Baudelaire dobla las manos y vuelve al redil de la complacencia de quien es su absoluta dueña y señora.

Leopold von Sacher-Masoch nació en Lemberg, Austria (ahora territorio de Ucrania) en 1836. Venus im Pelz, vaya oda para una mistress de nombre Wanda. Venus in furs historia verídica basada en las experiencias de este escritor que en 1874 mostró al mundo que los hombres también sufren. Pero únicamente para gozar. Venus castigadora que proporcionas disciplina y castigo que merezco por desearte. Se afirma que ciertos contratos de tipo sadomasoquista que hoy proliferan en Estados Unidos entre “un amo y un esclavo” –contratos que garantizan un sexo seguro- tienen su origen en el propio Sacher-Masoch quien el 8 de diciembre de 1869 firmó un contrato con duración de seis meses con la joven y seductora baronesa Fanny von Pistow para “obedecerla incondicionalmente en todos sus deseos y órdenes”. Por su parte Pistow se comprometió a “vestirse con pieles” en especial, cuando practicaran toda suerte de crueldades sobre su esclavo. Idea tomada por el escritor de un cuadro de Rubens que había retratado casi desnuda a su esposa Helene Tourment apenas cubierta con una estola.

Richard von Kraft-Ebing fue profesor de psiquiatría en la Universidad de Viena y coincidió con Freud cursando estudios académicos. Es conocido como neuropsiquiatra y profesor pionero de psicopatología sexual, sin embargo, la fama que le precede surge de dos términos que acuñó en 1888: sadismo y masoquismo, mejor conocidos como Sadomasoquismo. Para su época, von Kraft-Ebing hizo audaces descripciones de toda suerte de prácticas sexuales pero no contribuyó demasiado a aclarar los tópicos cuando patologizaba toda suerte de conductas y mezclaba actividades fetichistas con tendencias sexuales

Época de moral férrea. Las buenas costumbres reprobaban todo lo que invitara al desenfreno, a la degeneración. Y Jack el Destripador hacía de las suyas en Whitechapel, barrio miserable de un Londres pervertido y perverso. ¿La libertad de saciar nuestros deseos, es perversidad pura? ¿Qué tan sana es la culpa que la religión nos inculca por cometer pecados de carne? Pecado, del latín peccatum, transgresión voluntaria de leyes y preceptos religiosos. 2 Cualquier cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido. 3. Exceso o defecto en cualquier línea. Tras las puertas de los prostíbulos y las páginas de variopintos libracos casi de bolsillo, las fantasías se cumplían. Dominación y sumisión. Aristócratas respetables de día, esclavos ansiosos de noche. La pornografía se abre paso a través de la literatura barata. Y Lewis Carroll es señalado como pederasta por su fijación hacia una Alicia eterna-niña en su imaginación. Bram Stoker salpica cada página de su novela Drácula con sexualidad rampante. El vampiro es el monstruo más parecido al hombre y quien le muestra la sabiduría de la carne. Sensualidad y erotismo. Stoker disfrazó sus perversiones dentro de una historia que fue rechazada en un principio. Ahora se ha convertido en un icono de la seducción obscura de nuestros más perversos anhelos.

Literatura y erotismo. ¿Unión perversa? No, simple y llanamente, necesaria. Reflejo de que las fantasías son inagotables y hasta cierto punto, permiten un reciclaje. Después de la Primera Guerra Mundial, las prostitutas alemanas anunciaban sus especialidades en los diarios, con afiches donde posaban con indumentaria del ejército: gorras, gabardinas, botas y látigos. El sadomasoquismo es un ritual erótico que implica poner en práctica fantasías en las que alguien juega el papel de dominante y otro u otros/as el de dominado. La dinámica base del sadomasoquismo es el intercambio acordado de poder en términos eróticos y con pleno consentimiento y cooperación de los participantes. La pornografía novelada, por llamarla de algún modo, sirvió de escaparate y liberación. Magazines, vodevil, espectáculos, casas de citas finas. La historia de O de Pauline Reage, novela de una mujer esclavizada sexualmente. Libro de culto cuyos seguidores se han adueñado de los personajes tratando de emular los comportamientos sadomasoquistas que tan bien reflejan sus páginas. Novela que también fue prohibida en su momento y vendida clandestinamente.

Lacan nos indica que el deseo pasa por vías perversas. Y las “sexualidades periféricas”, término acuñado por el filósofo francés Michael Foucault en el primer volumen de la Historia de la Sexualidad, serían aquellas que se producen lejos de la alcoba de los padres, no son reproductivas, no tienen por qué ser heterosexuales, ni monogámicas, ni suaves, ni entre personas de la misma edad, ni en pareja, ni en privado. La literatura se nutre de la vida diaria. Letras perversas. En la Edad Media se interpretaba la sodomía y el bestialismo o zoofilia como posesión demoníaca. La degeneración se ideó en el siglo XVII y su influencia perduró hasta los inicios del siglo XX. Se suponía que la degeneración era el “exceso de deseo” y la pérdida de semen por la masturbación o el coito con prostitutas o esposas “demasiado” fogosas. El sexo hace que se pierda el alma. Inconcebible disfrutarlo plenamente. Dios te castigará si le das gusto al gusto. Libro en mano y la otra…salva sea la parte pues justo de ahí brota tu placer. La experimentación perversa de un sujeto normal, dentro de la psiquiatría, es aquel que la practica de modo recreativo y ocasional, como un modo de evitar la rutina del sexo.

Manuales, catálogos, libros educativos, enciclopedias. Las novelas y los cuasi libros de texto instruyen y fomentan. La perversión entra por los ojos y corrompe el alma. Bien lo dijo Foucault en su libro Disciplina y castigo: El alma es la prisión del cuerpo. Definitivamente no seremos redimidos a través de la explotación de nuestros sentidos en sesiones placenteras. Xaviera Hollander y A.N. Roquelaure, entre otras escritoras, nos brindan gozo total por medio de las palabras. Los juegos de dominación y sumisión no necesariamente incluyen contactos físicos ni penetraciones. El poder de la voz, la hipnosis del sexo fantaseado, si así podemos llamarlo, causa más placer. Perversos susurros que violentan el órgano sexual más grande: el cerebro.

Literatura y perversión. ¿Quién se atreve a censurar lo que es imposible detener? Sexualidad, erotismo, pasión, energía de vida. En 1885 el psiquiatra francés Magnan utilizó por primera vez la expresión perversión sexual, que luego quedó sobreentendida cuando se habla solamente de perversión. El término perversión todavía es común en la literatura psicoanalítica, pero en las clasificaciones internacionales se prefiere usar la palabra parafilia o desviaciones sexuales, porque carecen de connotaciones que sugieran censura moral. Se define como un transtorno que no afecta la respuesta sexual, y que consiste en una desviación de la elección y la relación con la pareja, del escenario, de las circunstancias, o del modo de hacer el amor.

Degeneración, dirían las abuelas. Sodoma y Gomorra, vocifera la Iglesia. Placer, gozo, entrega y satisfacción, deberíamos proclamar. Perversión en la literatura y en la alcoba. Y si rindo culto a Sade y a Sacher-Masoch, no le rindo cuentas a nadie más que a mi deseo y a mi pareja, dependiendo del papel que juguemos en ese rito que compartimos de mutuo acuerdo. Jugándome el alma a través de cada uno de mis sentidos.

Copyright M. M.

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Mientras ordenaba algunas carpetas, le eché un vistazo a una que contiene la mayor parte de los artículos que escribí para diversas publicaciones hace ya algunos años. Este que hoy publico aquí es una colaboración que me pidieron para una revista que, desgraciadamente, tuvo una trayectoria escasa. Pero considero que bien vale la pena rescatar este artículo del olvido ;-)

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