Centro estratégico de operaciones de la OMS desde donde se sigue la evolución de la gripe (Foto: OMS AP)
La alarma por un virus nuevo saltaba el pasado viernes 24 abril cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaba la muerte de 20 personas en México tras haberse contagiado por la gripe porcina. Horas más tarde, se confirmaba que el brote había saltado a EEUU. La alarma empezaba a gestarse.
Durante estos días han sido muchas las preguntas que han intentado contestarse desde los organismos oficiales y desde los medios de comunicación. Tras 10 días de febril actividad, ¿qué se sabe con certeza y cuánto queda por esclarecerse?
Lo que hemos aprendido:
. El nuevo virus A/H1N1 se transmite entre humanos, al igual que ocurre con la gripe estacional. Su periodo de incubación es de 10 días. La persona contagiada es capaz de transmitir la infección a las 48 horas de empezar a notar los primeros síntomas. El virus se mantendría vivo en los adultos a lo largo de cinco días, desde el inicio de los síntomas, y durante 10 días en los niños. Sus síntomas son parecidos a los de una gripe normal: tos, fiebre, estornudos...
. Las vacunas que cada año se comercializan para la gripe estacional no valen para prevenir esta infección.
. La OMS enviará en pocos días el material necesario para que las empresas farmacéuticas comiencen a elaborar la nueva vacuna. Como muy pronto, estará lista en los próximos cuatro-seis meses, aunque ese tiempo puede variar en función de cómo se comporte el virus en el laboratorio.
. El A/H1N1, que se extiende a través de las gotas de saliva expulsadas con la tos o el estornudo, puede permanecer vivo sobre una superficie lisa durante 48 horas. Por este motivo, se aconseja utilizar guantes y mascarilla cuando se esté ante una persona infectada.
. Si comparamos esta epidemia con la gripe de 1918 vemos que presentan algunas similitudes: las dos comenzaron siendo una infección leve; la epidemia empezó en marzo y la cepa H1 deriva de la conocida como gripe española.
. El virus actual tiene una mezcla de componentes genéticos procedentes de cepas humanas, aviares y de dos tipos de cerdos: euroasiático y americano.
. Sin embargo, el consumo de productos porcinos no es dañino, ni aumenta el riesgo de infección. Comer carne de cerdo es completamente seguro, el virus muere a temperaturas superiores a los 70 grados.
. Ningún país está libre de presentar casos. Hasta el momento, los más afectados son México, EEUU y Canadá, seguidos de España, aunque la infección ya alcanza a muchos países europeos, así como a China, Corea del Sur y Nueva Zelanda. El temor generalizado es que afecte a regiones con un pobre sistema sanitario, como podrían ser los africanos o los asiáticos.
. Tener la infección ahora no elimina el riesgo de padecerla más tarde. Según los expertos, la epidemia puede debilitarse en verano y recrudecerse de nuevo en invierno. Sin embargo, en ese periodo de tiempo el virus puede volver a cambiar y afectar de nuevo a aquellas personas que ya sufrieron la infección en primavera, aunque también podría ser que el cambio no fuera tan significativo y que el haber pasado la enfermedad sirva de protección.
. Los antivirales, inhibidores de la neuraminidasa (oseltamivir y zanamivir, más conocidos por sus nombres comerciales: Tamiflu y Relenza), ayudan a tratar los síntomas en las primeras horas de la infección. Esta eficacia puede verse mermada por dos hechos: el primero es que al darse de forma generalizada comiencen a aparecer resistencias a los fármacos y segundo, que se agoten las reservas para el invierno, momento en que el peligro de pandemia aumenta.
Lo que todavía no se sabe:
. El nivel de letalidad de la infección. En los últimos días, la OMS y las autoridades sanitarias de México han informado de que las muertes atribuidas a la gripe porcina son menores de lo que en un principio se pensaba. Sin embargo, todavía no se conoce el número real de casos confirmados y por tanto no puede elaborarse una estadística fiable.
. Tampoco se sabe en qué grado puede mutar el virus y si al hacerlo pudiera mezclarse con el H5N1 ni las consecuencias que pudiera tener.
Es de prever que con el frío que se avecina en los próximos meses en el cono sur, la epidemia empeore. Sin embargo, de momento no son muchos los casos confirmados en el hemisferio sur, tan sólo se ha constatado la infección en Nueva Zelanda.
. Sobre las existencias de antivirales y de vacunas tampoco hay una opinión consensuada. Se sabe que no hay fármacos para todos, y aunque los hubiera, no se puede conocer cuándo comenzarán a aparecer las resistencias a los antivirales ni en qué momento dejarán de ser eficaces. Por otro lado, y según lo explicaba hace unos días Marie Paule Kieny, directora de investigación para vacunas de la OMS, existen unos contratos entre varios gobiernos y farmacéuticas para reservar un número indeterminado de vacunas a ciertos países. No se conocen cuáles son estos acuerdos ni tampoco si existen patentes sobre las futuras vacunas ni el precio de estos productos. Ni si existirán suficientes donantes para financiar las vacunas a los países más pobres.
. El origen de la infección se desconoce. Se ha hablado de paciente cero, de México como país donde surgió el mal, del cerdo como la vasija donde se mezclaron las cepas que conforman el virus. Sin embargo, a día de hoy no se sabe dónde empezó esta epidemia, se habla incluso que pudiera haber empezado en California y no en México. Tampoco se han identificado a la piara cero de la enfermedad.
. Cómo se puede controlar la pandemia. La OMS todavía no ha elevado el nivel de alerta 6, que significaría la existencia de una pandemia. De hacerlo, ¿se podría controlar mejor que en otras ocasiones? Nadie se atreve a contestar a esta pregunta, ya que si bien es cierto que los sistemas sanitarios están mejor preparados que en pandemias anteriores, también es cierto que el flujo de viajes es mucho más intenso que hace años. El cierre de las fronteras o de los vuelos entre países con casos es muy controvertido y poco deseable ya que implicaría la falta de otras transacciones como el intercambio de alimentos, otros medicamentos y expertos. Por este y otros motivos, pocos saben si, de producirse, ésta puede ser una pandemia tan letal como las ocurridas en el siglo XX.
Ángeles López
Diario El Mundo
4 de mayo de 2009
*******
Parece que me repito más que el ajo y lo siento. Pero quisiera que bastante gente de mi tierra pudiese estar mejor informada para evitar ser víctimas de la psicosis. A partir de mediados de la semana pasada han empezado a correr mails a diestra y siniestra hablando de conspiraciones, conocimiento y planeación previa de la gripe porcina o A, como ahora se le llama, de parte del gobierno mexicano, de la "preparación" del ánimo del mexicano con vistas a futura (y según muchos torpes, segura) devaluación, etc. Y todo esto originado por el hecho de que unas tres cuartas partes del país no tiene acceso a la información que surge en el extranjero y sólo se "guían" por lo que dicen muchos diarios (pocos son dignos de prestar atención) y la televisión (y eso, dependiendo de la cadena que se sintonize).
Ya veremos qué pasa estos días.
La alarma por un virus nuevo saltaba el pasado viernes 24 abril cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaba la muerte de 20 personas en México tras haberse contagiado por la gripe porcina. Horas más tarde, se confirmaba que el brote había saltado a EEUU. La alarma empezaba a gestarse.
Durante estos días han sido muchas las preguntas que han intentado contestarse desde los organismos oficiales y desde los medios de comunicación. Tras 10 días de febril actividad, ¿qué se sabe con certeza y cuánto queda por esclarecerse?
Lo que hemos aprendido:
. El nuevo virus A/H1N1 se transmite entre humanos, al igual que ocurre con la gripe estacional. Su periodo de incubación es de 10 días. La persona contagiada es capaz de transmitir la infección a las 48 horas de empezar a notar los primeros síntomas. El virus se mantendría vivo en los adultos a lo largo de cinco días, desde el inicio de los síntomas, y durante 10 días en los niños. Sus síntomas son parecidos a los de una gripe normal: tos, fiebre, estornudos...
. Las vacunas que cada año se comercializan para la gripe estacional no valen para prevenir esta infección.
. La OMS enviará en pocos días el material necesario para que las empresas farmacéuticas comiencen a elaborar la nueva vacuna. Como muy pronto, estará lista en los próximos cuatro-seis meses, aunque ese tiempo puede variar en función de cómo se comporte el virus en el laboratorio.
. El A/H1N1, que se extiende a través de las gotas de saliva expulsadas con la tos o el estornudo, puede permanecer vivo sobre una superficie lisa durante 48 horas. Por este motivo, se aconseja utilizar guantes y mascarilla cuando se esté ante una persona infectada.
. Si comparamos esta epidemia con la gripe de 1918 vemos que presentan algunas similitudes: las dos comenzaron siendo una infección leve; la epidemia empezó en marzo y la cepa H1 deriva de la conocida como gripe española.
. El virus actual tiene una mezcla de componentes genéticos procedentes de cepas humanas, aviares y de dos tipos de cerdos: euroasiático y americano.
. Sin embargo, el consumo de productos porcinos no es dañino, ni aumenta el riesgo de infección. Comer carne de cerdo es completamente seguro, el virus muere a temperaturas superiores a los 70 grados.
. Ningún país está libre de presentar casos. Hasta el momento, los más afectados son México, EEUU y Canadá, seguidos de España, aunque la infección ya alcanza a muchos países europeos, así como a China, Corea del Sur y Nueva Zelanda. El temor generalizado es que afecte a regiones con un pobre sistema sanitario, como podrían ser los africanos o los asiáticos.
. Tener la infección ahora no elimina el riesgo de padecerla más tarde. Según los expertos, la epidemia puede debilitarse en verano y recrudecerse de nuevo en invierno. Sin embargo, en ese periodo de tiempo el virus puede volver a cambiar y afectar de nuevo a aquellas personas que ya sufrieron la infección en primavera, aunque también podría ser que el cambio no fuera tan significativo y que el haber pasado la enfermedad sirva de protección.
. Los antivirales, inhibidores de la neuraminidasa (oseltamivir y zanamivir, más conocidos por sus nombres comerciales: Tamiflu y Relenza), ayudan a tratar los síntomas en las primeras horas de la infección. Esta eficacia puede verse mermada por dos hechos: el primero es que al darse de forma generalizada comiencen a aparecer resistencias a los fármacos y segundo, que se agoten las reservas para el invierno, momento en que el peligro de pandemia aumenta.
Lo que todavía no se sabe:
. El nivel de letalidad de la infección. En los últimos días, la OMS y las autoridades sanitarias de México han informado de que las muertes atribuidas a la gripe porcina son menores de lo que en un principio se pensaba. Sin embargo, todavía no se conoce el número real de casos confirmados y por tanto no puede elaborarse una estadística fiable.
. Tampoco se sabe en qué grado puede mutar el virus y si al hacerlo pudiera mezclarse con el H5N1 ni las consecuencias que pudiera tener.
Es de prever que con el frío que se avecina en los próximos meses en el cono sur, la epidemia empeore. Sin embargo, de momento no son muchos los casos confirmados en el hemisferio sur, tan sólo se ha constatado la infección en Nueva Zelanda.
. Sobre las existencias de antivirales y de vacunas tampoco hay una opinión consensuada. Se sabe que no hay fármacos para todos, y aunque los hubiera, no se puede conocer cuándo comenzarán a aparecer las resistencias a los antivirales ni en qué momento dejarán de ser eficaces. Por otro lado, y según lo explicaba hace unos días Marie Paule Kieny, directora de investigación para vacunas de la OMS, existen unos contratos entre varios gobiernos y farmacéuticas para reservar un número indeterminado de vacunas a ciertos países. No se conocen cuáles son estos acuerdos ni tampoco si existen patentes sobre las futuras vacunas ni el precio de estos productos. Ni si existirán suficientes donantes para financiar las vacunas a los países más pobres.
. El origen de la infección se desconoce. Se ha hablado de paciente cero, de México como país donde surgió el mal, del cerdo como la vasija donde se mezclaron las cepas que conforman el virus. Sin embargo, a día de hoy no se sabe dónde empezó esta epidemia, se habla incluso que pudiera haber empezado en California y no en México. Tampoco se han identificado a la piara cero de la enfermedad.
. Cómo se puede controlar la pandemia. La OMS todavía no ha elevado el nivel de alerta 6, que significaría la existencia de una pandemia. De hacerlo, ¿se podría controlar mejor que en otras ocasiones? Nadie se atreve a contestar a esta pregunta, ya que si bien es cierto que los sistemas sanitarios están mejor preparados que en pandemias anteriores, también es cierto que el flujo de viajes es mucho más intenso que hace años. El cierre de las fronteras o de los vuelos entre países con casos es muy controvertido y poco deseable ya que implicaría la falta de otras transacciones como el intercambio de alimentos, otros medicamentos y expertos. Por este y otros motivos, pocos saben si, de producirse, ésta puede ser una pandemia tan letal como las ocurridas en el siglo XX.
Ángeles López
Diario El Mundo
4 de mayo de 2009
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Parece que me repito más que el ajo y lo siento. Pero quisiera que bastante gente de mi tierra pudiese estar mejor informada para evitar ser víctimas de la psicosis. A partir de mediados de la semana pasada han empezado a correr mails a diestra y siniestra hablando de conspiraciones, conocimiento y planeación previa de la gripe porcina o A, como ahora se le llama, de parte del gobierno mexicano, de la "preparación" del ánimo del mexicano con vistas a futura (y según muchos torpes, segura) devaluación, etc. Y todo esto originado por el hecho de que unas tres cuartas partes del país no tiene acceso a la información que surge en el extranjero y sólo se "guían" por lo que dicen muchos diarios (pocos son dignos de prestar atención) y la televisión (y eso, dependiendo de la cadena que se sintonize).
Ya veremos qué pasa estos días.
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