06 septiembre 2005
Recuerdos, sentimientos, sensaciones
"Pero deja que te describa Nueva Orleans como era entonces, para que puedas comprender la simplicidad de nuestras vidas. No había ninguna ciudad en Norteamérica como Nueva Orleans. No sólo estaba llena de franceses y españoles de todas categorías, que habían formado su propia aristocracia, sino que habían llegado todas las variantes de inmigranes, principalmente irlandeses y alemanes. Entonces no sólo estaban los esclavos, realmente fantásticos con sus vestimentas tribales y sus costumbres, sino la clase creciente de gente libre de color, esa gente maravillosa de nuestro propio mestizaje y de las islas, que produjo una casta magnífica y única de artesanos, artistas, poetas y famosas bellezas femeninas. Y estaban los indios, que en verano llenaban los muelles vendiendo hierbas y obras de artesanía. Y en medio de todo esto, en medio de esta Babilonia de idiomas y colores, estaba la gente del puerto, los marineros de los barcos, que venían en gran número a gastarse el dinero en las salas de fiesta, a comprar por una sola noche a las mujeres hermosas, oscuras y blancas, a cenar lo mejor de las cocinas francesa y española y a beber los vinos importados de todo el mundo. Luego además de todo eso, al cabo de unos años de mi transformación, aparecieron los norteamericanos, que construyeron la ciudad del norte del Barrio Francés, con magníficas mansiones griegas que en la noche brillaban como templos. Y, por supuesto, los plantadores, siempre los plantadores, que llegaban a la ciudad en landós deslumbrantes a comprar vestidos de fiesta y objetos de plata, y gemas, a llenar las callejuelas angostas hasta la vieja Ópera Francesa y el Théâtre d' Orléans y la catedral de San Luis, de cuyas puertas salían los cánticos de la Place d' Armes, por encima del ruido y el alboroto del Mercado Francés, por encima de los velámenes fantasmagóricos y silenciosos de los barcos en las aguas del Misisipí, que golpeaban contra los muelles, sobre el nivel de la misma Nueva Orleans, de modo que los barcos parecían flotar en el cielo.
Así era Nueva Orleans: un lugar magnífico y mágico para vivir. Un lugar en el cual un vampiro, ricamente vestido y caminando con gracia por los charcos de la luz de una lámpara de aceite, no atraían más la atención en las noches que cientos de otras exóticas criaturas; si es que atraía alguna, si es que alguien susurraba detrás de un portal: 'Oh, ese hombre... ¡qué pálido, cómo relumbra..., cómo se mueve! ¡No es natural!'. Una ciudad en la que el vampiro podía desaparecer antes de que alguien pudiera terminar de decir esas palabras, buscando los callejones en los que podía ver como un gato, en los bares a oscuras donde los marineros dormían con sus cabezas apoyadas en las mesas, en hoteles con habitaciones de altísimos techos donde una figura solitaria podía sentarse, con sus pies sobre un almohadón bordado, con sus piernas cubiertas con medias, su cabeza inclinada bajo la luz mortecina de una única vela, sin jamás ver la gran sombra que se movía por las flores de yeso del techo, sin ver los largos dedos blancos que se acercaban a apagar la frágil llama.
Es extraordinario, aunque no fuera por nada más, que muchos de esos hombres y mujeres dejaran atrás de ellos un monumento de mármol y piedra y ladrillo que aún permanece de pie, de modo que cuando desaparecieron las lámparas de aceite y los edificios de oficinas llenaron las manzanas de Canal Street, algo irreductible de belleza y romance permaneció; quizá no en todas las calles, pero sí en tantas que el paisaje es para mí siempre el paisaje de aquellos tiempos. Y cuando camino por las calles -iluminadas por las estrellas- del Quarter o del Garden District, nuevamente vuelvo a aquellos, ya sea una pequeña casa o una mansión de columnas corintias y rejas de hierro forjado. El monumento no dice que este o aquel hombre caminaron por aquí. No, es lo que él sintió en un momento lo que continúa en su sitio. La luna que aparecía sobre Nueva Orleans aún aparece. Mientras los monumentos sigan en piem seguirá apareciendo igual. El sentimiento, al menos aquí... y allí... continúa siendo el mismo".
"Entrevista con el vampiro"
Anne Rice
Han pasado 8 días desde que el huracán Katrina arrasó con Nueva Orleans, entre otras partes del sur de Estados Unidos. Y apenas hace unas 48 horas que el gobierno de este país ha pedido la ayuda de Europa, demostrando que no saben cómo ni de qué manera afrontar la catástrofe. El alcalde de Nueva Orleans considera que cuando bajen los niveles de la inundación que cubre casi toda la ciudad, se encontrarán con más de diez mil cadáveres, y esa sólo es una estimación.
Quién sabe cuando volvamos a apreciar la belleza de esta legendaria ciudad.
Música de fondo: "Moon over Bourbon Street", Sting
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8 comentarios:
Hoy salió un contigente de vehículos del ejército mexicano compuesto por dos coninas comunitarias, ambulancias de combate, camiones que tranportan personal y cien toneladas de viveres y medicamentos, aplicarán el plan DN-III en la ciudad de Nueva Orleans. México ofreció esta ayuda hace 6 dias y apenas ayer aceptaron, como mexicano me siento orgulloso de saber que mis hermanos van a prestar ayuda, ¿pero aún estarán a tiempo? se tiene programado que la caravana de 31 vehículos arribe a Nueva Orleans en tres días.
Supongo que serán cosas estratégicas, etc...que mi sencilla mente de ciudadano de a pie, que se trastorna viendo a gente morir, no alcanza a entender, pero Mexico ofreció su ayuda hace 6 dias, y afortunadamente ha sido aceptada y va para allá, pero la ayuda de otros paises "está siendo estudiada". Y Bush sigue preocupado por las armas de destrucción masiva, vamos...
P.D: Ojalá en la próxima catástrofe que ocurra,en cualquier punto del mundo, todos nos preocupemos tantos. (me incluyo)
Saludos :)
Ay Mac Vamp ¡nunca conocí Nueva Orleans! Lo que hoy veo, me horroriza, y desgraciadamente es tanta la información que el corazón se encallece y es posible volver la mirada hacia otra parte. Esa es la culpa social, el pecado de omisión.
Qué belleza despide ese fragmento de Enetrevista con el Vampiro, y qué tristeza leerlo mientras sabes que hay mas de veintemil cadáveres allí.
"Mientras los monumentos sigan en pie seguirá pareciendo igual."
Un beso
Master Pec: Han dicho en las noticias que ayer ya llegaron las tropas mexicanas a Nueva Orleans :) En verdad dá gusto ver las imágenes mientras se presentan con los camiones y su equipo. Ojalá puedan colaborar en algo.
Tienes toda la razón Ana de Lorien, ojalá no sólo este tipo de desgracias nos hagan reflexionar. Y ojalá Bush y cía. tengan más compasión por su propio país.
Lo que horroriza Lety, es que seamos testigos de la miseria humana en el supuesto país más avanzado y poderoso del mundo. Resulta incomprensible comprobar vía las imágenes que no hay progreso alguno y que la soberbia es mucha de cara al exterior, pero por dentro, Estados Unidos se está pudriendo desde hace mucho tiempo. Sólo este tipo de desgracias nos muestra la realidad de las cosas.
Un abrazo
Tienes razón angelgris, pero no sé cuánto tiempo más resistan esos monumentos que fueron creados en pos de la eternidad.
Resulta verdaderamente triste ser testigos de todo el horror que se ha apoderado de una ciudad que había logrado sobrevivir a muchos embates.
Ojalá, en la reconstrucción, se logre conservar la esencia de Nueva Orleans y sobre todo, de su gente, así la hayan desplazado a sitios tan disímbolos como Utah.
Un abrazo.
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