Ingrid Pitt, la condesa de Drácula, la gran musa de las películas de terror de la productora británica Hammer (más de culto no se puede ser), ha muerto en Londres a los 73 años después de un paro cardíaco.
Lo primero, por supuesto, es el respeto a la difunta. Lo segundo, una sonrisa picarona de gratitud por su obra, aterradora, jocosa y bastante sexy. 'La condesa Drácula', 'Las amantes vampiro' y 'The house that dripped blood' ('La casa que manaba sangre') son algunas de las grandes referencias en la carrera de Pitt durante sus dorados años 70. Antes, había participado en películas 'formales' como 'Doctor Zhivago' o 'El desafío de las águilas'.
La actriz, polaca de nacimiento, estaba encantada con su encasillamiento: en su momento de mayor éxito publicó un libro llamado 'Ingrid Pitt book of murder, torture and depravity' (pues eso: 'El libro de Ingrid Pitt sobre asesinato, tortura y depravación'). Y una vez se jactó de haber tirado al mar a Peter Sasdy, el director de 'Las amantes vampiros', irritada porque éste había decidido doblar su voz. "Me enteré de que Sasdy no sabía nadar y le empujé".
Menos guasa. La actriz tenía una historia personal triste. Nació en Polonia, en 1937 y, a los cinco años, fue internada en un campo de concentración junto a su madre. Su madre era judía y su padre, alemán. Al término de la guerra, Pitt (Ingoushka Petrov en el acta de nacimiento) se instaló en Berlín con su padre. Mala suerte: les tocó el lado soviético de la ciudad. Allí, la muchacha empezó a actuar y trabajó en el Berliner Ensemble que dirigía la viuda de Bertol Brecht, Helene Weigel. Hasta que, en 1962 escapó. ¿Cómo? Buceando bajo el río Spree.
Su destino fue Londres y el cine. En 10 años, Pitt era una estrella de la villanía de aúpa, sexy hasta decir basta, teatral y chistosa. Después, Pitt estableció su compañía de teatro, volvió al cine 'mainstream', se casó un par de veces, escribió novelas, vivió unos años en la Argentina de Perón...
Hasta que murió en paz y en compañía de su hija, que la ha recordado como una madre amantísima.
Lo primero, por supuesto, es el respeto a la difunta. Lo segundo, una sonrisa picarona de gratitud por su obra, aterradora, jocosa y bastante sexy. 'La condesa Drácula', 'Las amantes vampiro' y 'The house that dripped blood' ('La casa que manaba sangre') son algunas de las grandes referencias en la carrera de Pitt durante sus dorados años 70. Antes, había participado en películas 'formales' como 'Doctor Zhivago' o 'El desafío de las águilas'.
La actriz, polaca de nacimiento, estaba encantada con su encasillamiento: en su momento de mayor éxito publicó un libro llamado 'Ingrid Pitt book of murder, torture and depravity' (pues eso: 'El libro de Ingrid Pitt sobre asesinato, tortura y depravación'). Y una vez se jactó de haber tirado al mar a Peter Sasdy, el director de 'Las amantes vampiros', irritada porque éste había decidido doblar su voz. "Me enteré de que Sasdy no sabía nadar y le empujé".
Menos guasa. La actriz tenía una historia personal triste. Nació en Polonia, en 1937 y, a los cinco años, fue internada en un campo de concentración junto a su madre. Su madre era judía y su padre, alemán. Al término de la guerra, Pitt (Ingoushka Petrov en el acta de nacimiento) se instaló en Berlín con su padre. Mala suerte: les tocó el lado soviético de la ciudad. Allí, la muchacha empezó a actuar y trabajó en el Berliner Ensemble que dirigía la viuda de Bertol Brecht, Helene Weigel. Hasta que, en 1962 escapó. ¿Cómo? Buceando bajo el río Spree.
Su destino fue Londres y el cine. En 10 años, Pitt era una estrella de la villanía de aúpa, sexy hasta decir basta, teatral y chistosa. Después, Pitt estableció su compañía de teatro, volvió al cine 'mainstream', se casó un par de veces, escribió novelas, vivió unos años en la Argentina de Perón...
Hasta que murió en paz y en compañía de su hija, que la ha recordado como una madre amantísima.
elmundo.es
24 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
R.I.P
un icono.Un mito erótico-festivo?,si,y mucho +....
Mi amor platónico,Countess!
:(
Un instante en la vida humana es fugaz. La vida humana es fugaz en la eternidad. Decimos a menudo que un instante nos marca para toda la vida, por lo que es igualmente cierto que hay vidas humanas que marcan la eternidad.
Personas que cambian el mundo con una idea, un acto, una dedicación... Personas eternas ;-)
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