http://www.youtube.com/watch?v=c8olo4r9BrU
"Garden of Delight" (Hereafter Version) - The Mission UK
I see your dancing, laughing, naked
sweet and pretty face
and the promise burning brightly
in your crystal-shot eyes
your savage, and violent flesh,
the cut that bleeds, the kiss that stings
we're shooting up stars and desperate snows
that fall from shimmering skies, so
Take my hand and lead me
to the garden of delight
take my hand and lead me
to the garden of delight
Revelation is laid, and reflects
on the windswept liquid mirror
of this breathless whirl, this happy death
this elegance and charm
the treasured and precious first fleeting
touch of a gracious stranger
enchant me and entrance me
I know you can do me no harm, so
Take my hand and lead me
to the garden of delight
take my hand and lead me
to the garden of delight
We're playing with fire, dancing in the flames
and we're covered in burns that may never heal
and angels may come, and angels may go
but it's heaven on earth when you
Take my hand and lead me
to the garden of delight
take my hand and lead me
to the garden of delight.
Del álbum "God's own medicine" (1986)
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Wayne Hussey originalmente la escribió cuando aún formaba parte de The Sisters of Mercy. Inclusive hay una versión grabada por el mismísimo Andrew Eldritch pero no se incluyó en ningún álbum. Con la voz de su autor, existen dos versiones, pero yo prefiero esta ;-) Me encanta la atmósfera que irradia a través de la orquestación.
Envidia. Ese fue el primer sentimiento que experimentó. Las criaturas eran perfectas. Aún mejor que él y los demás. Ahora se complementaban. Más que todos ellos divididos como un ejército. Las criaturas irradiaban luz. Sí, no cabía duda. La envidia se había apoderado de todo su ser. Aunque pronto, demasiado pronto, otra clase de sentimientos lo invadieron. Más aún cuando fue convertido en el mensajero entre las criaturas y Él. Además de su guardián. En todo momento estaba pendiente. Nada escapaba de su visión. Al poco tiempo ocurrió algo entre las criaturas. A pesar de su inocencia. Sus cuerpos hablaban un lenguaje que Sammael no podía identificar. Y se unían con urgencia, con tanta pasión. Entre risas de gozo y suspiros arrebatados. Sammael no vigilaba. Era sólo un burdo espía, con nulo sentimiento de culpa. Reconoció que a falta de alas, los cuerpos de las criaturas adquirían inusitada belleza. Especialmente el de ella. El cabello largo cubría y descubría rincones sagrados. El espionaje se convirtió en una delicia. El paraíso fue contemplarla a toda hora. Vigilar su sueño. Acariciar su cuerpo con las aguas del río... (M.M.)
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