26 junio 2009

El amor es un campo de batalla



http://www.youtube.com/watch?v=8vBieA5R-Js


We are young, heartache to heartache we stand
No promises, no demands
Love is a battlefield
We are strong, no one can tell us were wrong
Searchin' our hearts for so long, both of us knowing
Love is a battlefield

You're beggin me to go, you're makin me stay
Why do you hurt me so bad?
It would help me to know
Do I stand in your way, or am I the best thing you've had?
Believe me, believe me, I can't tell you why
But I'm trapped by your love, and I'm chained to your side

We are young, heartache to heartache we stand
No promises, no demands
Love is a battlefield

We are strong, no one can tell us were wrong
Searchin our hearts for so long, both of us knowing
Love is a battlefield

We're losing control
Will you turn me away or touch me deep inside?
And before this gets old, will it still feel the same?
There's no way this will die
But if we get much closer, I could lose control
And if your heart surrenders, you'll need me to hold

We are young, heartache to heartache we stand
No promises, no demands
Love is a battlefield

We are strong, no one can tell us were wrong
Searchin our hearts for so long, both of us knowing
Love is a battlefield

We are young, heartache to heartache we stand
No promises, no demands
Love is a battlefield

We are strong, no one can tell us were wrong
Searchin our hearts for so long, both of us knowing
Love is a battlefield


Del álbum "Live from Earth" (1983)

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Sí, lo acepto: quizá se trata de una canción demasiado manoseada pero sin vergüenza alguna confieso que me marcó y mucho.

Sería finales de 1983 o en pleno 1984, no hace falta decir que la canción se escuchaba constantemente por la radio. Pero la revelación vino a mí cuando descubrí el video (que ganó un MTV Video Music Award for Best Female Video) la fuerza de la interpretación de Pat Benatar ( a quien ya había comenzado a escuchar dos años atrás y que muy pronto se convirtió en una de mis cantantes favoritas), la historia de la chica que decide marcharse de casa, el puticlub con el dueño-chulo (hahaha, claro, en aquel entonces no tenía la menor idea del contexto) al que la Benatar pone en su lugar y lo deja en bragas al llevarse a todas las chicas en aquel arrebato de independencia, el look que luce la Benatar desde las escenas en el puticlub hasta el final del video... En fin, que a mis tiernos doce años descubrí una canción que pronto se convirtió en pieza fundamental del soundtrack de mi vida.

En algún momento, me identifiqué con el personaje que interpreta la Benatar: quería marcharme de casa porque me sentía incomprendida, pero así como tenía muchas ganas, no tenía ni tuve cojones :p Sólo me quedó la imagen constante del look de la Benatar... Aún conservo un par de dibujos que hice en esa época donde me dibujaba vestida como ella. Amables lectores, comprendan que en aquel entonces no había cámaras digitales ni photoshop, hahaha. Los autoretratos no eran pan de todo los días, a menos que fueras un fotógrafo consumado o tuvieses a tu disposición una cámara profesional o una polaroid. Así que, aquellos que más o menos teníamos idea de dibujar, lo hacíamos intentando recrear lo que imaginábamos o cómo queríamos vernos.

En la vida real, intenté vestirme así, ya ven, una chiquilla de doce o trece años, pero no lo conseguí del todo, hahahaha. Hice hasta lo imposible por conseguir un bolso de esas dimensiones y por supuesto que conseguí los mitones (guantes de medio dedo) aunque no fueron blancos, sino negros y unos botines un poquitín parecidos (no me preocupó el tacón, hahaha, era la época del revival del pequeño tacón de aguja). También lucía mi lazo en el cabello. La ventaja, hasta cierto punto, es que también se expandía el look de la Madonna de aquellos años (aquí un video, yo hubiera dado lo que fuera por haber asistido a uno de los conciertos de su primera gira The Virgin Tour) y poquito a poco se conseguían ciertas prendas y ciertos accesorios.

Con el paso del tiempo, comprendí de qué iba Love is a battlefield, sobre todo a través de las relaciones que irremediablemente tuve. No fueron ni malas ni buenas, puedo decir que fueron y punto. Y, a propósito, la noche del miércoles se me escaparon algunas lágrimitas con el final de la peli The Story of us (titulada aquí Historia de lo nuestro) justo cuando Katie (Michelle Pfeiffer) le suelta todo un speech sobre su decisión de no separarse a su marido Ben (Bruce Willis). En resumidas cuentas: la peli se basa en la premisa de si un matrimonio de quince años, puede sobrevivir al paso del tiempo. Katie y Ben aprovechan que envían a sus hijos a un campamento de verano para darse un tiempo y un respiro. Él se marcha a un hotel y ella se queda sola en casa. Para no hacer el cuento largo: la peli no acaba de coger un ritmo, a veces salen chispazos de comedia y en otros tantos, muchos más, casi cae en el drama más dramático :p Pero lo cierto es que refleja bien las crisis por las que pasan todas las relaciones al cabo de los años. Toca los puntos de la convivencia, del hecho de que por mucho años que pasen y cierta complicidad, se trata de dos personas distintas que han pasado buena parte de su vida sin conocerse y que de pronto tiene que convivir y forjar una vida juntos.

Tanto a Katie como a Ben les preocupan sus dos hijos y se rompen la cabeza para encontrar el modo de confesarles que han decidido separse, pero (sin caer en cosas blandengues ni mucho menos) llegan ambos a la conclusión (sobre todo Katie) de que el amor no es sólo vivir un cuento de hadas (la mayoría de las veces, sólo en la cabeza) sino saber encontrar puntos de convergencia entre tantas diferencias naturales. Ser lo suficientemente inteligente para comprender que somos distintos y que de forma inevitable habrá roces. Una de las fórmulas, por así llamarlas, es saber lidiar con el otro y con una misma. Que dentro de lo malo que pueda haber, siempre hay pequeñas grandes cosas que nos revelan todo lo bueno que la pareja ha logrado conseguir junta, por mínimos que sea. En este caso, Katie habla de sus dos hijos, una chica y un chico adolescentes.

El amor es un campo de batalla, pero de vez en cuando, podemos mostrar una bandera blanca. No en señal de rendición, sino para darnos un momento de paz y disfrutar de las cosas que la casualidad, la suerte, la vida misma nos ofrecen en los ojos del otro.

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