Ha sido una reacción extraña, considerando que sólo he estado siete años fuera de México. Sin embargo, he tenido la sensación de que han pasado demasiadas cosas desde entonces y que mucho ha cambiado el mapa personal que conservaba en la memoria sobre el DF, sus rincones, su gente y su atmósfera.
Apenas he cumplido una semana en mi tierra y es como si de golpe me hubiesen caido dos décadas encima. A veces pareciera que me metí en una máquina del tiempo que me ha llevado y traido a lo largo de esos veinte años que he sentido en mi espalda. Tantos recuerdos, tanta gente, tantas aventuras, ilusiones, sueños, música, descubrimientos, sensaciones. Y Peter Murphy entonando una y otra vez la canción con la que hoy cumplo el viernes de video musical en mi blog. Y me pregunto de nuevo
Can you feel the light? y me digo a mí misma:
The air is wild open. Quizá todo parece distinto no sólo por la verdad innegable de que los años han pasado, sino por le hecho de que mi hijo me ha dado otra visión del mundo. Resulta raro llevarlo de la mano por lugares donde yo antes iba a mi aire. Ayer mismo que fuimos al Centro, que caminé por la calle de Tacuba que tan bien conocía por el Museo Nacional de Historia, Correos, el Palacio de Minería, la perfumería tan antigua donde mi madre se compraba su fragancias hechas a su gusto... Sensaciones raras, díficiles de explicar, con mi hijo de la mano y tratando de reconocer los cambios en esa calle tan remarcada en la historia de la Ciudad de México, esa calle por donde huyeron Cortés y sus soldados en la trágica Noche Triste.
Lo que enrarece aún más todo, por así decirlo, es una sensación de intranquilidad que flota en el ambiente. Veo demasiada policía por la calle: coches que sin acudir a ningún llamado, llevan las luces de las torretas encendidas; grupos de policías con chalecos antibalas en cada esquina de una de las principales calles del DF y el colmo del absurdo: una grúa de la policía abriéndose paso por la calle con la sirena encendida
O_O La mayoría de la gente es incapaz de caminar sin ir mirando hacia atrás, bueno, yo misma lo he vivido y eso que atrás de nosotros caminaba una chica. Hay demasiada tensión y si antes la gente de todas las edades te miraba sin vergüenza alguna a la cara, hoy es peor. Ya no fingen demencia cuando tú los confrontas al ser el objeto de observación y cuasi escrutinio. Y es que ya nadie se fía de nadie. Lo peor, según se mire, es que mucho me han recomendado que tenga cuidado con mi hijo, obviamente, cada vez que salimos a la calle. Que hay muchos secuestros y que no lo pierda de vista ni un momento. Sobra decir que si bien yo tengo la costumbre de llevar de la mano a Happy Demon, sobre todo cuando cruzamos las calles en Valencia, aquí llego al grado de no soltarlo, directamente
:PAún así, quiero tratar de conservar lo poco o mucho bueno que tiene el DF y que me tocó vivirlo. A veces recuerdo mucho aquel comentario que el escritor Arturo Pérez-Reverte hizo sobre la Ciudad de México en la cena donde generosamente nos invitó:
que el DF le parecía extraido de la peli Blade Runner. Ni más ni menos. La ciudad del futuro con sus grandes contrastes, con tanta vida, con el mestizaje en todos los sentidos y en todas las áreas.
3 comentarios:
Es una desgracia ver en lo que se ha convertido la ciudad de México; ya no es esa maravilla ruidosa de los ochenta, en donde podías caminar por las calles en la madrugada sin ningún problema. Incluso en el metro, que antes era el lugar más seguro del mundo, ahora también están asaltando. Yo no acepto esta ciudad, quiero que me devuelvan MÍ ciudad.
Que tengáis cuidadito, lo primero. Y lo segundo, que lo disfrutes mucho. Siete años son muchos años, y supongo que tanto la ciudad como tú habéis cambiado... Es bonito eso de ver tus recuerdos a través de los ojos del peque, seguro que él no lo olvidará.
Muchos besazos
Mario: Deja de los '80 :P Todavía hace siete u ocho años podías andar con cierta tranquilidad.
Brujita: Eso, eso, jejeje, trato de disfrutar todo, de llenarme los cinco sentidos con esta ciudad ;-)
Más besazos :)
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