12 abril 2010

Loquillo y la Barcelona perdida

José María Sanz, Loquillo (Foto: Patxi Corral)


Angustia adolescente, desempleo, violencia política, despelote en Las Ramblas, ateneos anarquistas, Federico Jiménez Losantos, los Rolling Stones en la Monumental, el punk, la revista 'Ajoblanco'... Son los 'tags' de un momento y un lugar cuyo mito crece con el tiempo: Barcelona en la segunda mitad de los años 70. Después de Franco y antes de Pujol, la capital catalana vivió un momento insólito de libertad y creatividad, una verdadera edad de oro que deja en muy mal lugar a la estilosa y 'cool' Barcelona postolímpica. Aquella sí que era Barcelona.

Ese momento, sin embargo fue efímero. Y por eso, artistas como Loquillo han hecho de su recuerdo uno de los grandes temas de su carrera. 'Barcelona ciudad' la canción, uno de las temas fijos de Loquillo y los Trogloditas (periodo punkie), representa la frustración por la pérdida de aquella Barcelona. 'Aquí en Barcelona ciudad / tu infancia quedó muy atrás / y tu juventud se perdió / entre canción y canción', escribió Sabino Méndez y cantó Loquillo.

Y ahora, 'Barcelona ciudad', la novela (Ediciones B), reconstruye ese mismo momento, ese mismo lugar, desde la frustración por la oportunidad perdida y la fascinación por aquella juventud irresistible. "Después, la creatividad se fue a Madrid. Pero Barcelona fue la precursora de la Movida", dice Loquillo en una entrevista a EL MUNDO.

'Barcelona ciudad' es la segunda novela del cantante, que en 2002 publicó 'La casa de la bomba'. Y sí, suena a Loquillo. La prueba se puede leer en exclusiva en EL MUNDO.es, que ofrece a sus un adelanto de la obra, a la venta a partir de mañana.


elmundo.es
12 de abril de 2010



Planes futuros revelados por el propio Loquillo, aquí

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Loquillo, 30 años en el poder

Loquillo ha sobrevivido al rock de fiestas mayores, a la ola alternativa, a las multinacionales, al relevo generacional e incluso al corte de suministro de su principal compositor, Sabino Méndez, que en su día parecía fatal para sus intereses. No suena en la radio, no es indie y no transita ningún canal escénico ni promocional homologado. Está ahí, en una casilla diseñada por él, con su decálogo de principios enmarcado y colgado en el salón; sus himnos, su estética y sus fantasmas. Y no hay ningún otro cantante de rock de su generación o de cualquier otra, catalán o español, que reúna hoy en día a más de 3.000 personas, las que acudieron el viernes al Sant Jordi Club. Ojo: rock, no pop ni variedades.

Esto no es el producto de una casualidad. Hay una hoja de ruta y una fortaleza. Las reglas del darwinismo social, ala rockera, no tienen dobles fondos para José María Sanz, que se permitió celebrar su 30° aniversario marcando músculo, con dos horas y cuarto de sesión, 28 canciones y una banda robusta y técnica (el fuego cruzado de Jaime Stinus e Igor Paskual a las guitarras) que fulminó toda tentación de añorar a los Trogloditas. Música en primera persona, con textura de ritual: «Bienvenidos a mi ciudad», saludó el jefe, aunque la primera canción fue En las calles de Madrid, reflejo de los años de movida. Tras dos rescates de los viejos tiempos (María y Pégate a mí), el salto a la obra reciente: tres piezas de Arte y ensayo, y cuatro de Balmoral, incluidas unas Línea clara y Memoria de jóvenes airados con corte y hechuras de clásicos. Loquillo dedicó el recital al que fuera mánager de Sex Pistols, Malcolm McLaren, fallecido el jueves.

La versión de El hombre de negro recordó que el del Clot reivindicó a Johnny Cash antes de que Rick Rubin le reconstruyera como icono alternativo superguay, y El rompeolas fue la avanzadilla de una segunda parte con mayor peso del material clásico: Rock suave, Todo el mundo ama a Isabel, Carne para Linda, Autopista... Festival de partituras de Sabino Méndez.

En una actuación de Loquillo no suele faltar la mirada a quienes le precedieron. «Todo empezó con esta canción», aseguró antes de abordar Qué hace una chica como tú en un sitio como este, de Burning. Le siguió un guiño a los Sírex en Maldigo mi destino, con un saludo a Leslie, que no pudo acudir por causa de una lesión inoportuna, tendinitis en la rodilla.

HEREU Y LAPORTA / En la grada, el alcalde Jordi Hereu, moderado en sus expresiones de júbilo, y un Joan Laporta que no dejó de bailar en toda la recta final del show. Tras La mataré (durante años, suprimida del directo entre extravagantes acusaciones de alentar la violencia de género), se incorporó Méndez, padre de casi la mitad del repertorio de la noche.

Hace unos años, Loquillo y Sabino Méndez se intercambiaron minuciosas ráfagas de artillería pesada hoy disponibles en las hemerotecas. Aquello es historia. «He tenido suerte de llegarte a conocer», señaló el guitarrista aludiendo al texto de Rock’n’roll star, que nutrió la tanda de bises en alianza con Barcelona ciudad, El ritmo de garaje y Cadillac solitario. El compositor se refugió en las letras, pero la estrella retiene el poder.


Jordi Bianciotto
elperiodico.com
11 de abril de 2010

2 comentarios:

Korkuss dijo...

Siempre es bueno empaparse de cosas nuevas!!!

:D

MacVamp dijo...

;-) Quizá sea muy revelador para varios, que Loquillo también escribe.