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Son varias las razones por las que decidimos abrir un blog y somos pocos los que, al cabo del tiempo, continuamos vaciando nuestra cabeza en lo que a todas luces parece un desierto. En mi caso, al menos, porque después de quinientos treinta post y de haber aprendido de modo cuasi autodidacta el lenguaje html por aquello de dejar de mi total gusto la plantilla del blog, hace poco más de un año que recibo escasos, escasísimos comentarios. Y esto se ha convertido en un misterio sin resolver.

Tras mi inclusión en el mundillo Facebook, hace algunos meses, he observado un fenómeno cuanto menos curioso: generalmente mis contactos me obsequian varios comentarios. Si bien es cierto que por regla general se tratan de buenos amigos o ciber-amigos. Alguien podría decir que la respuesta es obvia tratándose de gente con la que comparto preferencias, gustos o manías semejantes. Pero en el fondo, desconozco alguna razón lógica que pueda explicarme por qué mi blog ha dejado de interesar o por qué me ha resultado tan difícil conservar a los primeros lectores o a los primeros contactos blogueros.

Un blog puede resultarnos útil en ciertos momentos y puede llegar a tener una fecha de caducidad tanto para el autor como para los lectores. Hace poco me he encontrado con tres personas que están barajando la posibilidad de dejar por la paz esto de mantener un blog, si bien porque su ritmo de vida actual no les permite conservarlo, como por el hecho de que tal pareciera que en este punto de su existencia ya no hubiese un espacio o una razón que mostrar al mundo exterior.

Uno lo está valorando, un poco desanimado porque también la cantidad de comentarios ha bajado considerablemente; otra está indecisa y aunque nos ha pedido algo así como una opinión a sus lectores y amigos, creo que le costará decidirse; otra, de plano ha abandonado sin siquiera decir adiós. Yo, para bien o para mal, no me encuentro en ninguna de las anteriores situaciones, sobre todo porque valoro demasiado la oportunidad de tener una ventana al exterior que me permite exponer todo lo que me interesa, me apasiona, y me cruza por la cabeza. Y si bien eso de la libertad de expresión está demasiado sobado y sobreexplotado, considero que cada vez que podemos teclear una mísera coma, deberíamos valorarlo y conservarlo en la medida de lo posible.

Mi ánimo no decae, sobre todo a partir del pasado lunes que me di cuenta de que mi blog no rulaba como yo creía que lo hacía. Me vi en la necesidad (por otros motivos) de actualizar el IE y echar mano de la versión 8 y grande y muy triste fue mi sorpresa cuando abrí mi blog y me encontré con una chapuza casi vergonzosa :P Así que me di a la tarea de darle una manita de gato a la plantilla (seguramente era la ocasionante de tal estropicio visual) y sin miramiento alguno, terminé desechando la que había estado usando desde hace cerca de un año, cuando me dio por ir más allá de la clásica plantilla Minima de Blogger aún con los ajustes que yo misma le había dado al cabo del tiempo.

Seguramente me plantaré con lo que ahora pueden apreciar amables lectores. No quiero ponerme en modo friki-on, hahahaha, y hacer ajustes a diestra y siniestra. Los mínimos que haga, se realizarán en los próximos días, que siempre que busco orientación, encuentro algunos truquillos muy buenos ;-) Como un código sencillo que no permite el uso del botón derecho del mouse dentro de mi blog: vamos, que es una pequeña piedra en el camino para que nadie pueda hacer download de mis posts, de mis textos, ni de mis imágenes (sobre todo, de las fotos personales que quiera publicar, algo que ya no hago tan "alegremente" como tiempo atrás).

A ver si algún día logro averiguar cómo puedo aumentar el número de comentarios :)

Se aceptan consejos y sugerencias.




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