24 enero 2009

Oh Poppy

Poppy Z. Brite en 1988


Casi no recuerdo cómo descubrí el libro Lost Souls (que con tan escaso conocimiento los traductores de la vieja editorial Martínez Roca titularon La música de los vampiros, puagh). Sé que lo compré a mediados de los '90 y seguro en la librería Gandhi o en El Parnaso. También tengo muy claro que cuasi lo devoré, jejeje, leyendo desde que comenzó a caer la noche hasta el amanecer del día siguiente, sin parar más que para lo mínimo indispensable :P

Problemas de traducción o de origen, salpicaron la edición de Martínez Roca de abuso de modismos españoles (que en algún momento confundían un poco a los lectores latinoamericanos) y de traducción de t-o-d-o comenzando por los nombres de los protagonistas así como de los nombres de los clubes y demás.

Fuera de estas pequeñas piedras en el camino, la historia de vampiros ambientada en Nueva Orleans y Carolina del Norte consiguió embrujar a más de diez sin remitirnos en ningún momento a Mrs. Rice con su amado Lestat y compañía, sobre todo porque los vampiros de Poppy Z. Brite podían tener sexo como los humanos e inclusive engendrar hijos los cuales en el momento de nacer, devoraban a la madre desde las entrañas. Zillah era un verdadero vampiro "post-adolescente" hijoputa sin remordimientos ni añoranzas por la vida humana. Y Twig y Molochai los perfectos compinches para poner patas arriba no sólo el mundo de un solitario y antiquísimo vampiro como era Christian sino de un par de chicos, Steve y Ghost, sin mayores pretensiones que tocar en el club de su pueblo y de Nothing un chiquillo de alma torturada, quizá la mejor representación de un darkie de pura cepa, jejeje.

Tampoco se puede negar que Lost Souls no sólo cautivó por sus personajes sino también por toda la atmósfera oscura y decadente que envolvía a la novela en cada coma y en cada punto. Poppy Z. Brite, la autora, a pesar de su juventud (publicó Lost Souls cuando tenía 25 años en 1992) había vivido una etapa intensa dentro del mundillo gótico y si bien no lo menciona como tal en la historia, siempre va mostrando pequeños retazos aquí y allá.

Sin embargo, parece que los editores no se enteraron de todo el fenómeno que iba creciendo alrededor de Poppy y no tradujeron ningún de sus trabajos posteriores. Para los que estábamos interesados en seguir leyendo a esta genial escritora no nos quedaba más remedio que comprar sus novelas y recopilaciones (todo en inglés, por supuesto) en la tienda Tower Records.

En diciembre de 1999 fui invitada a participar como conferencista en el Primer Festival Internacional de Ficción, Fantasía y Terror de la Ciudad de México, un evento organizado por el Instituto de Cultura, el Instituto Politécnico Nacional y el Círculo Independiente de Ficción y Fantasía en un ex-convento reutilizado y ubicado en el centro histórico del DF (muy cerca del antiguo palacio de la Inquisición). Mi conferencia trataría sobre los vampiros y el erotismo. Pero cuando me enteré que casi compartiría cartel con Poppy Z. Brite casi me dio algo de la emoción y del gusto, hahaha.

Los organizadores habían logrado lo que casi se creía inalcanzable: poner a Poppy Z. Brite al alcance de sus fans mexicanos sin tanto trámite ni tanta payasada. La cita fue una gélida tarde de diciembre y si bien el salón de actos se llenó, creo yo que aún apelando a un poquito de "encuentro cercano e íntimo", si hubiesen echado mano del salón principal, se habría llenado aún más. Poppy llegó un poco antes de la hora fijada acompañada de su esposo Chris DeBarr (un reconocido chef que fue galardonado por la New Orleans Magazine en 2006 como el mejor nuevo chef) y de su amiga y también escritora Christa Faust. Tengo que decir que iba rodeada de contrastes, por así decirlo: no vestía el super-atuendo de gótica de la muerte ni nada por el estilo, a pesar de que llevaba un vestido negro y mitones de encaje, además apareció con una cestita llena de galletas caseras que aseguraron que ella misma había hecho para la ocasión (¿?) y su media melena un poco ondulada gracias a esas planchas que ahora vuelven a usarse y de color casi púrpura gracias a los tintes. En aquel entonces se mantenía en un peso regular (al parecer, no es obesa pero su peso varía y mucho) y es bajita, pequeñita, jejeje, casi parecía una muñequita de porcelana pues era muy pálida y su voz muy suave y pausada. (En la foto de arriba aparecen Christa Faust y Poppy, febrero de 2008)

El encuentro fue mucho mejor de lo que habíamos podido imaginar. Poppy se mostró abierta y cálida, parecía encontrarse a gusto y quien fungió como traductor cuasi simultáneo hizo un buen trabajo. Fue inevitable que llovieran las preguntas de los asistentes sobre una posible continuación de Lost Souls (al parecer, muchos de ellos creían que Poppy sólo había escrito esa novela) a lo que ella contestó con cierta molestia que nanay, que aquello era agua pasada y punto, que los vampiros no poblarían más su trabajo... Tal parecía que el éxito adquirido por Lost Souls le hubiese creado un conflicto existencial o qué sé yo. La mayoría de los asistentes se quedaron a cuadros y muchos de ellos casi desilusionados. Pero esto no se notó cuando al finalizar el encuentro, Poppy decidió de muy buena gana firmar todos los libros que la gente le entregara. Yo tengo mi libro en México y lo guardaba como oro en paño, jejeje, y sé que sigue estando así en casa de una buena amiga ;-)

Melissa Ann Brite, mejor conocida como Poppy Z. Brite, ha sufrido una transformación un poco difícil de digerir para sus seguidores. Comenzó muy jovencita a publicar en revistas de ciencia ficción y fantasía, causó tremenda controversia cuando declaró sin empacho que ella se consideraba un gay con mentalidad de mujer (ojo, que no es lesbiana y creo que tampoco bisexual) y que a veces tenía algunos problemas para asumirse totalmente como mujer. Después del éxito de Lost Souls creo que se le cruzaron los cables y a pesar de seguir dentro del mundo de la fantasía y el horror y de participar en varias recopilaciones de cuentos, las novelas que ha publicado después nada tienen que ver con sus primeros trabajos: tocan temáticas más relacionadas con cuestiones homosexuales dentro de ambientes oscuros y complicados. Quizá, yo podría destacar la novela Exquiste Corpse (1996) que trata sobre un asesino serial inglés que es homosexual, caníbal y necrófilo.

Poppy perdió su hogar debido al Huracán Katrina, regresó por un tiempo a la casa de su madre con todo y marido y algunos de sus animales incluidos, pero al poco tiempo regresó a Nueva Orleans, tal parece que convertida en una defensora de inmuebles antiguos y/o históricos. A principios de este mes fue sacada a la fuerza y detenida junto con otras personas que habían hecho un plantón en la sacristía de una iglesia católica de Nuestra Señora del Buen Consuelo cuya arqudiócesis pretende cerrar como parte de un plan de reestructuración de parroquias. Y es que tal parece que la Brite se ha convertido recientemente al catolicismo (¿?) y se ha pronunciado en contra de la gente que ha dejado a su suerte Nueva Orleans tras el paso de Katrina.

Y todo este rollo que he soltado sobre una de mis escritoras favoritas, jejeje, se debe a que a partir de mañana voy a publicar por fragmentos un cuento llamado El sexto centinela. No puedo hacerlo en una sola entrada porque, como ya lo notarán, es bastante largo. La publicación en castellano es un logro de los organizadores de aquel Festival Internacional de la Ciudad de México: en formato de fanzine publicaron dos cuentos de Poppy, dos de Christa Faust y otros dos de Kevin Andrew Murphy. La traducción estuvo a cargo de Javier Barriopedro y para la publicación en mi blog, yo misma he hecho algunas pequeñas correcciones.

Por cierto, no sé por qué pero la primera traducción al castellano de Lost Souls está muy cotizada por la red, quizá porque desde hace mucho tiempo ya no se consigue en ninguna librería debido a los cambios en la editorial Martínez Roca (aquí se puede leer online). Pero hace algunos años, la editorial Factoría de Ideas publicó su propia traducción llamándola El alma del vampiro (joer, otro título también muy poco adecuado).

Poppy Z. Brite actualmente se dedica a ser editora freelance y a escribir algunas editoriales para el periódico de Nueva Orleans “Times-Picayune".



Poppy con uno de sus gatos (2008)

4 comentarios:

Eli dijo...

Me ha entusiasmado tu entrada, Mac.
Creo recordar haber leido ese libro hace miles de años, jeje, pero no había vuelto a recordarla.

Espero con impaciencia ese relato que anuncias.
Besos, y buena suerte!

Asilo Arkham dijo...

Yo conocí y leí Lost Souls gracias a tus comentarios en la desaparecida -más bien diría asesinada impúnemente- Rock 101.

Después de que Arkham terminó, quise formar otro grupo que se llamara Almas Perdidas. Pero mis pasos se desviaron, y la historia cambió. Como también cambió la Brite.

La vida nos da muchas sorpresas, y todos -aunque no nos demos cuenta- cambiamos en algo. Espero que dichos cambios siempre sean para bien, y para que nos reconstruyamos día a día.

Un abrazo muy fuerte, Mac, y esperaremos con ansia los cuentos.

MacVamp dijo...

Eli: Pues tengo la mala recomendación de que sería bueno que leyeses de nuevo Lost Souls ;-)

Ya me dirás que te va pareciendo el relato.

Besazos.

Mario: Sí, claro que la vida misma te cambia a veces sin que nos demos del todo cuenta, pero algunos cambios parecen muy drásticos.

Yo no sé si Poppy sigue siendo talentosa o no, pero lo cierto es que muchos de sus fans han preferido vivir en el recuerdo.

Besos.

Eli dijo...

Ahora mismo empiezo a releerlo, Mac. ¡Que bien el enlace que has puesto! Porque he estado buscando el libro en formato impreso y está descatalogado prácticamete en todos sitios.

Ya te contaré y comentamos. Besos!!!