Solsticio de invierno, el
tiempo del renacimiento del sol.
El solsticio de invierno
marca la noche más larga del año. El significado tradicional de
Yule es que la Diosa se encuentra embarazada del Dios Solar. La
celebración de los rituales tanto de verano como de invierno
(solsticios) es para ayudar al curso del Sol pues directamente
afectaban las cosechas, el curso de las estaciones y los ritmos del
cuerpo humano. Con la ayuda del Dios Joven Solar, los campesinos
podían asegurarse una vibrante primavera y las bendiciones para
obtener una cosecha plena en otoño.
Es
la noche dedicada al misterio de la maternidad, dejando presentir
esta gran experiencia del renacimiento del Sol saliendo del abismo
del mundo, del seno maternal de todo ser.
Por este renacer se apagan viejas luces y se encienden otras nuevas,
a partir del tronco de Yule que arde desde el atardecer hasta el
alba, a partir de la llama del hogar, rodeada por el clan, festejada
por los más cercanos a las familias y se encienden también velas
por aquellos que están lejos, sabiendo que dondequiera que estén
una llama hermana responderá bajo el frío cielo.
Yule, Jól o Jul es el
nombre del festival antiguo germánico. Marcando el inicio de un
nuevo año y la celebración del retorno de la luz y de la vida
misma. Más tarde fue reemplazado por la celebración del nacimiento
de Cristo durante la cristianización de Europa del Norte. Es también el festival
de las doce noches que comienza en la Noche Madre del 20 de
diciembre. La siguiente noche es el solsticio de invierno, la noche
más larga del año y cuando Yule continúa, los días comienzan a
ser más largos y las noches más cortas. Yule termina en la doceava
noche, el 31 de diciembre.
Yule es el tiempo del más
grande festejo y alegría, porque es en Yule que el clan entero,
vivos y muertos, se reúnen como uno, seguros en el conocimiento de
que así como el Sol sube todos los años de su más grande
oscuridad, habrá alguna vez así también renacimiento para
nosotros. No es por casualidad que Yule ha conservado la mayoría de
las costumbres paganas que cualquier otra fiesta: La promesa del leño
de Yule y el árbol siempre verde también estaba de pie como la
promesa que nuestras costumbres deben vivir a través del oscuro y
largo invierno y y la luz alzarse otra vez.
Siendo que Yule se
festeja en la época más oscura del año, las fuerzas sobrenaturales
tienen la facultad de cruzar hacia el mundo de los vivos y los
espíritus de los muertos pueden volver con sus familias. Muchas de
las costumbres que se conservan eran para proteger las casas contra
estas influencias sobrenaturales. En tiempos antiguos, los muertos
podrían visitar el mundo de los vivos. Parte de las tradiciones
contienen ofrecer un plato de comida a los espírtus vagabundos. Por
ejemplo, el día de Yule se ponía un plato extra en la mesa
familiar. Muchos de los muertos eran, de hecho, muy bienvenidos a la
fiesta de Yule: es particularmente importante dar a los fantasmas del
hogar (tomtes, nisses, kobolds, etc.) su comida, cerveza, y quizás
el tabaco en este momento. Pero sobre todo, se creía que los muertos
regresaban a visitar a su familia y sus viejas casas, y para ver que
todo se esté haciendo debidamente; y el gran problema era que se
viera que todo era de su satisfacción. En muchas casas en Noruega,
las camas quedaban para los fantasmas, mientras la familia viviente
dormía en la paja de Yule en el suelo; en Bornholm, era importante
dejar la comida toda la noche en la mesa de Yule. No sólo era los
muertos convidados a la casa, sino la gente que salía a pagar su
culto a los muertos como la práctica de hacer ofrendas a o en
altares que continúa en Suecia.
El árbol es el símbolo
de la vida y el cosmos, de lo siempre eterno por eso se usa el pino
que no pierde sus hojas en invierno, las luces son la luz por encima
de la oscuridad, las decoraciones frutales son representaciones de
los deseos de fertilidad. El acebo (holly) era una de las plantas
sagradas de los antiguos celtas. Simbolizaban lo siempre vivo. Junto
con el muérdago, era apreciada por los druidas. Utilizaban el acebo
por sus poderes curativos como remedio para varios males. Las velas
de Yule, como el jabalí mágico del dios nórdico Frey,
transformaban la oscuridad del invierno y ayudaban a celebrar el
retorno de la luz solar.
La celebración del Año
Nuevo en las regiones nórdicas es un festival que dura doce noches.
Esta es la festividad más importante. La noche del 20 de diciembre,
el dios Yngvi Freyr (dios de la lluvia, del sol naciente y de la
fertilidad) cabalga a lomos de un jabalí brillante (Gullinbursti, regalo de los enanos, que tira de un carro tan deprisa como un
caballo al galope, y cuyo resplandor ilumina la noche) a lo largo de
la Tierra. En años anteriores a la influencia del Cristianismo, el
dios Baldur, después Jesús, renacía en este festival. Jul
significa el inicio del año y la esperanza más brillante. Durante
este festival, la Cacería Salvaje está en su punto más álgido y
los muertos regresan rabiosos a la Tierra. El dios Wotan (Odin) es el
líder de la Cacería Salvaje, cabalgando a través del cielo en su
caballo de ocho patas, Sleipnir. En tiempos antiguos, los niños
nórdicos y alemanes dejaban sus botas en el solsticio y eran
llenadas de azúcar para alimentar a Sleipnir durante su trayecto. A
cambio, Wotan podría dejarles un obsequio por su amabilidad. En
épocas actuales, Sleipnir fue cambiado por un reno y el barbudo gris
Wotan pasó a convertirse en Santa Claus.
Los doce días de Yule es
la temporada de la Cacería Salvaje (Der Wilde Jagd, Odens Jakt/ Den
Vilda Jakten, Oskoreia, Ghost Riders, Wutanes Heer, etc.). El folclor
de la Cacería Salvaje sobrevivió hasta principios del siglo XX en
algunos lugares. La idea primigenia es la versión de que Odin
comanda a un grupo de sabuesos y una horda de no-muertos a través
del cielo (Odin, acompañado de los fantasmas de los muertos merodea
por los cielos, acompañado de viento furioso, truenos y relámpagos).
De acuerdo con algunas fuentes, esta horda está formada por un grupo
de reyes muertos, ladrones y asesinos. En otras versiones, la Cacería
Salvaje es simplemente el Diablo, con una banda de espíritus
malignos o de almas sin descanso. En Norteamérica, la Cacería
Salvaje llegó a través de los inmigrantes del norte de Europa en la
forma de los Ghost Riders, que se convirtió en una leyenda vaquera.
Se trata de una banda de vaqueros maldecidos que siempre tratan de
atrapar al Diablo a través de los cielos sin fin.
Esta tradición de los
jinetes fantasmales acompañados de sabuesos del infierno y almas
atormentadas que remueven el cielo siguiendo al Hombre Cornudo es una
historia que se comparte en un pasado colectivo. Los folcloristas lo
explican como el miedo que provocaban las tormentas. Las tradiciones
varían un poco pero los detalles son casi iguales: el Cazador de la
Luna va acompañado de una horda estentórea de hadas, almas
perdidas, sabuesos del infierno y cazadores montados en caballos
negros con espuelas brillantes y ojos rojos brillantes que cruzan el
cielo de otoño. Quien es atrapado por esta horda, jamás vive para
contarlo porque se ve forzado a integrarse a la cacería o de lo
contrario se vuelve loco. Un aspecto de la leyenda de la Cacería
Salaje que se repite en todas las tradiciones es precisamente que
contemplarla trae mala suerte o inclusive la muerte. Por eso, se
cierran a cal y canto las puertas en las noches en que la Cacería
Salvaje cabalga. De lo contrario, aquel que se la encuentre puede ser
forzado a integrarse a ella.
La Cacería Salvaje tiene
varios nombres como la Horda de Wotan o la Salvaje Jagd, y el
Ejército de Wuet en la tradición alemana, la Familia Hellequin en
Francia, la Oskorei (horrorosa o tormentosa cabalgata) o Gondreid
(Cabalgata de los Muertos) en Noruega, Odensjakt (La Cacería de
Odin) en Dinamarca y en Suecia. En los países de habla inglesa se le
conoce como The Furious Host o Woden's Hunt. En
Gales, el Cazador es Gwynn Ap Nudd, quien sirve como Señor de los
Muertos en el reino de las hadas. Como líder de la Cacería Salvaje,
él conduce el Cwn Annwn o los Sabuesos del Inframundo (popularmente
llamados los Sabuesos del Infierno). Estos perros son blancos con las
orejas rojas y acompañan a Gwynn en la búsqueda de las almas de los
recientemente fallecidos. Los perros fantasmales se describen
detalladamente en la tradición británica y son conocidos con varios
nombres. Estos sabuesos negros espectrales se conocen en el norte
como Sabuesos de Gabriel. En Lancanshire son descritos como
monstruosos con cabezas humanas y que anuncian muerte y mala fortuna.
En Devon son conocidos como Yeath, Heath o Sabuesos Wisht. Los
sabuesos Yet también son asociados con las almas de los niños no
bautizados. Caballos y perros siempre aparecen en la Cacería. Los
animales son generalmente negros, blancos y grises. Los caballos
parecen normales aunque con los ojos de fuego y de sus hocicos y
narices brota fuego. Algunos tienen una pata de menos o tienen extras
como el caballo de Odin. En Alemania, los caballos, junto con los
perros y los jinetes, también pueden aparecer sin cabeza como
indicativo de que no son de este mundo.
En la ficción
fantástica, la Cacería Salvaje a veces es descrita en el lenguaje
de los escoceses galeses como la 'unseelie' o la 'impura' (no santa)
corte de hadas. Es presidida por la Reina del Aire y la
Oscuridad y su consorte, el Hombre Cornudo o el Hombre Verde (son
hadas oscuras que sólo se dedican a hacer el mal).
La Cacería prevalece en
las noches de invierno particularmente entre Yule y la duodécima noche.
Esto se remonta a la vieja creencia de que los muertos caminan entre
los vivos durante Yule. Los ancestros son honrados en estas épocas y
se le deja comida, porque la relación entre los vivos y los muertos
es esencial para el bienestar de la familia. La Cacería Salvaje
podría entonces estar asociada con los espíritus ancestrales que
vienen por su porción de la cosecha como ofrenda para que haya una
cosecha buena el próximo año.
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