21 diciembre 2014

Yule, solsticio de invierno



 Solsticio de invierno, el tiempo del renacimiento del sol.

El solsticio de invierno marca la noche más larga del año. El significado tradicional de Yule es que la Diosa se encuentra embarazada del Dios Solar. La celebración de los rituales tanto de verano como de invierno (solsticios) es para ayudar al curso del Sol pues directamente afectaban las cosechas, el curso de las estaciones y los ritmos del cuerpo humano. Con la ayuda del Dios Joven Solar, los campesinos podían asegurarse una vibrante primavera y las bendiciones para obtener una cosecha plena en otoño.

Es la noche dedicada al misterio de la maternidad, dejando presentir esta gran experiencia del renacimiento del Sol saliendo del abismo del mundo, del seno maternal de todo ser. Por este renacer se apagan viejas luces y se encienden otras nuevas, a partir del tronco de Yule que arde desde el atardecer hasta el alba, a partir de la llama del hogar, rodeada por el clan, festejada por los más cercanos a las familias y se encienden también velas por aquellos que están lejos, sabiendo que dondequiera que estén una llama hermana responderá bajo el frío cielo.

Yule, Jól o Jul es el nombre del festival antiguo germánico. Marcando el inicio de un nuevo año y la celebración del retorno de la luz y de la vida misma. Más tarde fue reemplazado por la celebración del nacimiento de Cristo durante la cristianización de Europa del Norte. Es también el festival de las doce noches que comienza en la Noche Madre del 20 de diciembre. La siguiente noche es el solsticio de invierno, la noche más larga del año y cuando Yule continúa, los días comienzan a ser más largos y las noches más cortas. Yule termina en la doceava noche, el 31 de diciembre.

Yule es el tiempo del más grande festejo y alegría, porque es en Yule que el clan entero, vivos y muertos, se reúnen como uno, seguros en el conocimiento de que así como el Sol sube todos los años de su más grande oscuridad, habrá alguna vez así también renacimiento para nosotros. No es por casualidad que Yule ha conservado la mayoría de las costumbres paganas que cualquier otra fiesta: La promesa del leño de Yule y el árbol siempre verde también estaba de pie como la promesa que nuestras costumbres deben vivir a través del oscuro y largo invierno y y la luz alzarse otra vez.

Siendo que Yule se festeja en la época más oscura del año, las fuerzas sobrenaturales tienen la facultad de cruzar hacia el mundo de los vivos y los espíritus de los muertos pueden volver con sus familias. Muchas de las costumbres que se conservan eran para proteger las casas contra estas influencias sobrenaturales. En tiempos antiguos, los muertos podrían visitar el mundo de los vivos. Parte de las tradiciones contienen ofrecer un plato de comida a los espírtus vagabundos. Por ejemplo, el día de Yule se ponía un plato extra en la mesa familiar. Muchos de los muertos eran, de hecho, muy bienvenidos a la fiesta de Yule: es particularmente importante dar a los fantasmas del hogar (tomtes, nisses, kobolds, etc.) su comida, cerveza, y quizás el tabaco en este momento. Pero sobre todo, se creía que los muertos regresaban a visitar a su familia y sus viejas casas, y para ver que todo se esté haciendo debidamente; y el gran problema era que se viera que todo era de su satisfacción. En muchas casas en Noruega, las camas quedaban para los fantasmas, mientras la familia viviente dormía en la paja de Yule en el suelo; en Bornholm, era importante dejar la comida toda la noche en la mesa de Yule. No sólo era los muertos convidados a la casa, sino la gente que salía a pagar su culto a los muertos como la práctica de hacer ofrendas a o en altares que continúa en Suecia.

El árbol es el símbolo de la vida y el cosmos, de lo siempre eterno por eso se usa el pino que no pierde sus hojas en invierno, las luces son la luz por encima de la oscuridad, las decoraciones frutales son representaciones de los deseos de fertilidad. El acebo (holly) era una de las plantas sagradas de los antiguos celtas. Simbolizaban lo siempre vivo. Junto con el muérdago, era apreciada por los druidas. Utilizaban el acebo por sus poderes curativos como remedio para varios males. Las velas de Yule, como el jabalí mágico del dios nórdico Frey, transformaban la oscuridad del invierno y ayudaban a celebrar el retorno de la luz solar. 




La celebración del Año Nuevo en las regiones nórdicas es un festival que dura doce noches. Esta es la festividad más importante. La noche del 20 de diciembre, el dios Yngvi Freyr (dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad) cabalga a lomos de un jabalí brillante (Gullinbursti, regalo de los enanos, que tira de un carro tan deprisa como un caballo al galope, y cuyo resplandor ilumina la noche) a lo largo de la Tierra. En años anteriores a la influencia del Cristianismo, el dios Baldur, después Jesús, renacía en este festival. Jul significa el inicio del año y la esperanza más brillante. Durante este festival, la Cacería Salvaje está en su punto más álgido y los muertos regresan rabiosos a la Tierra. El dios Wotan (Odin) es el líder de la Cacería Salvaje, cabalgando a través del cielo en su caballo de ocho patas, Sleipnir. En tiempos antiguos, los niños nórdicos y alemanes dejaban sus botas en el solsticio y eran llenadas de azúcar para alimentar a Sleipnir durante su trayecto. A cambio, Wotan podría dejarles un obsequio por su amabilidad. En épocas actuales, Sleipnir fue cambiado por un reno y el barbudo gris Wotan pasó a convertirse en Santa Claus.

Los doce días de Yule es la temporada de la Cacería Salvaje (Der Wilde Jagd, Odens Jakt/ Den Vilda Jakten, Oskoreia, Ghost Riders, Wutanes Heer, etc.). El folclor de la Cacería Salvaje sobrevivió hasta principios del siglo XX en algunos lugares. La idea primigenia es la versión de que Odin comanda a un grupo de sabuesos y una horda de no-muertos a través del cielo (Odin, acompañado de los fantasmas de los muertos merodea por los cielos, acompañado de viento furioso, truenos y relámpagos). De acuerdo con algunas fuentes, esta horda está formada por un grupo de reyes muertos, ladrones y asesinos. En otras versiones, la Cacería Salvaje es simplemente el Diablo, con una banda de espíritus malignos o de almas sin descanso. En Norteamérica, la Cacería Salvaje llegó a través de los inmigrantes del norte de Europa en la forma de los Ghost Riders, que se convirtió en una leyenda vaquera. Se trata de una banda de vaqueros maldecidos que siempre tratan de atrapar al Diablo a través de los cielos sin fin.

Esta tradición de los jinetes fantasmales acompañados de sabuesos del infierno y almas atormentadas que remueven el cielo siguiendo al Hombre Cornudo es una historia que se comparte en un pasado colectivo. Los folcloristas lo explican como el miedo que provocaban las tormentas. Las tradiciones varían un poco pero los detalles son casi iguales: el Cazador de la Luna va acompañado de una horda estentórea de hadas, almas perdidas, sabuesos del infierno y cazadores montados en caballos negros con espuelas brillantes y ojos rojos brillantes que cruzan el cielo de otoño. Quien es atrapado por esta horda, jamás vive para contarlo porque se ve forzado a integrarse a la cacería o de lo contrario se vuelve loco. Un aspecto de la leyenda de la Cacería Salaje que se repite en todas las tradiciones es precisamente que contemplarla trae mala suerte o inclusive la muerte. Por eso, se cierran a cal y canto las puertas en las noches en que la Cacería Salvaje cabalga. De lo contrario, aquel que se la encuentre puede ser forzado a integrarse a ella.

La Cacería Salvaje tiene varios nombres como la Horda de Wotan o la Salvaje Jagd, y el Ejército de Wuet en la tradición alemana, la Familia Hellequin en Francia, la Oskorei (horrorosa o tormentosa cabalgata) o Gondreid (Cabalgata de los Muertos) en Noruega, Odensjakt (La Cacería de Odin) en Dinamarca y en Suecia. En los países de habla inglesa se le conoce como The Furious Host o Woden's Hunt. En Gales, el Cazador es Gwynn Ap Nudd, quien sirve como Señor de los Muertos en el reino de las hadas. Como líder de la Cacería Salvaje, él conduce el Cwn Annwn o los Sabuesos del Inframundo (popularmente llamados los Sabuesos del Infierno). Estos perros son blancos con las orejas rojas y acompañan a Gwynn en la búsqueda de las almas de los recientemente fallecidos. Los perros fantasmales se describen detalladamente en la tradición británica y son conocidos con varios nombres. Estos sabuesos negros espectrales se conocen en el norte como Sabuesos de Gabriel. En Lancanshire son descritos como monstruosos con cabezas humanas y que anuncian muerte y mala fortuna. En Devon son conocidos como Yeath, Heath o Sabuesos Wisht. Los sabuesos Yet también son asociados con las almas de los niños no bautizados. Caballos y perros siempre aparecen en la Cacería. Los animales son generalmente negros, blancos y grises. Los caballos parecen normales aunque con los ojos de fuego y de sus hocicos y narices brota fuego. Algunos tienen una pata de menos o tienen extras como el caballo de Odin. En Alemania, los caballos, junto con los perros y los jinetes, también pueden aparecer sin cabeza como indicativo de que no son de este mundo.

En la ficción fantástica, la Cacería Salvaje a veces es descrita en el lenguaje de los escoceses galeses como la 'unseelie' o la 'impura' (no santa) corte de hadas. Es presidida por la Reina del Aire y la Oscuridad y su consorte, el Hombre Cornudo o el Hombre Verde (son hadas oscuras que sólo se dedican a hacer el mal).

La Cacería prevalece en las noches de invierno particularmente entre Yule y la duodécima noche. Esto se remonta a la vieja creencia de que los muertos caminan entre los vivos durante Yule. Los ancestros son honrados en estas épocas y se le deja comida, porque la relación entre los vivos y los muertos es esencial para el bienestar de la familia. La Cacería Salvaje podría entonces estar asociada con los espíritus ancestrales que vienen por su porción de la cosecha como ofrenda para que haya una cosecha buena el próximo año.





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