27 junio 2011

Aprender español en Dublín


Estuve ayer tarde en clase con unos estudiantes de español, en el Instituto Cervantes de Dublín, donde estoy estos días invitado a dar unas charlas. Ayer hablé de El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa, y de Vargas Llosa, y hoy participaré en un diálogo sobre Borges y Joyce. Mañana, Bloomsday, procuraré seguir las peripecias de aquel día que Joyce hizo inolvidable. Pero de todas las cosas que he visto en el poco tiempo que llevo en esta isla fundamental de la historia de la literatura tiene que ver expresamente con Cervantes, con su lengua y con quienes toman la decisión de estudiarla. Me llevaron a un aula, a charlar con alumnos, y estuve allí, contándoles palabras e interesándome por sus diversas procedencias; les estuve contando la raíz de algunas palabras que salieron en la conversación, como arisco y trapero, y estuvimos hablando de fútbol, por ejemplo, porque salió a relucir, en la conversación, el entrenador portugués Jose Mourinho, que es muy notorio en todo el mundo y aquí también. Me dijeron, sobre sus procedencias, los distintos países de los que habían venido a vivir a Dublín: Polonia, Singapur, Portugal...; hay, cómo no, muchos estudiantes dublineses, y todos son de los más distintos oficios: periodista, ingeniero, economista, publicitario... A todos les pregunté por qué aprendían español. Unos lo aprendían para poder hablar con los parientes de la novia, o para seguir una conversación con los amigos que habían hecho, para hablar en casa con la esposa española... Todos hablaban español muy bien, habían progresado mucho, y todos lo aprendían, efectivamente, por razones sentimentales, no hubo uno que me dijera que lo aprendía porque vislumbraba, en el uso de esta lengua, una oportunidad económica o comercial para el futuro. Debo confesar que la primera impresión que tuve fue de cierta congoja: o sea que el español sólo nos sirve para hablar de amistad, de amor, para comunicarse con los otros en momentos de expansión sentimental, no sirve para ganarse la vida. Luego fui un poco más reflexivo, y un poco más sentimental, y me sentí muy feliz de hablar una lengua que ya hablan tantos, y que tantos quieren hablar, cuya utilidad máxima es la conversación, no el negocio. Hablar para saber, hablar para abrazar. No estaría mal proclamar el español como la lengua universal de los abrazos.


Juan Cruz
Mira que te lo tengo dicho (Blog)
El País
15 de junio de 2011





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24 junio 2011

Feeling good



http://www.youtube.com/watch?v=NlbFJANujaU

"Feeling good" - Muse


Birds flying high you know how I feel
Sun in the sky you know how I feel
Breeze driftin' on by you know how I feel

(refrain:)x2
It's a new dawn
It's a new day
It's a new life
For me
And I'm feeling good

Fish in the sea you know how I feel
River running free you know how I feel
Blossom on the tree you know how I feel

(refrain)

Dragonfly out in the sun you know what I mean, don't you know
Butterflies all havin' fun you know what I mean
Sleep in peace when day is done
That's what I mean

And this old world is a new world
And a bold world
For me

Stars when you shine you know how I feel
Scent of the pine you know how I feel
Oh freedom is mine
And I know how I feel

(refrain)


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Pues eso: sintiéndome estupendamente bien ;-) Con mucho ánimo, esperanza y mil cosas buenas rondando por mi cabeza. Los cambios siempre son buenos y hay que afrontarlos con una gran sonrisa.





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21 junio 2011

I spit roses



http://www.youtube.com/watch?v=5lnq9Add25M

"I spit roses" - Peter Murphy


Después de seis años de silencio, Mr. Murphy presenta su nuevo trabajo titulado Ninth :)





http://www.youtube.com/watch?v=Fvl3CBRnDq8&NR=1

I spit roses - Behind the scenes




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17 junio 2011

We will go home



"We will go home" - King Arthur Soundtrack


Land of bear and land of eagle
Land that gave us birth and blessing
Land that called us ever homewards
We will go home across the mountains
We will go home
We will go home
We will go home across the mountains
We will go home singing out song...
(singing fades)
...hear our singing, hear out longing
We will go home across the mountains
We will go home
We will go home
(Singing fades)



Del soundtrack de la película King Arthur (2004)


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Volveremos a casa con el corazón partido en dos... Una parte se quedará en esta parte del mundo, a orillas del Mediterráneo.



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11 junio 2011

El iceberg del Titanic


Ayer entré en un bar y no pude tomarme un vermut porque la máquina registradora no funcionaba. Era un chisme con pantalla táctil y casillas determinadas para cada consumición, y se había estropeado. Le dije al camarero que me dijese cuánto debía, y punto. Como toda la vida. Pero respondió que imposible. Tenía que marcarlo antes. Sus jefes no le dejaban hacer otra cosa; y hasta que la máquina funcionase, no podía servir nada. Así que me fui al bar de enfrente, regentado por una china simpática: un sitio como Dios manda, con moscas, albañiles y borracho de plantilla. La dueña hablaba español con acento entre chino y de Lavapiés. Tomé mi vermut, pagué y dejé propina. Cuando salí a la calle me acordaba del Titanic, que era insumergible, y de los mil y pico gilipollas que se ahogaron en él con cara de asombro, como diciendo: esto no puede pasarme a mí. Cielos. No estaba previsto.

Mientras me alejaba, pensé más cosas. En cómo nos gusta apretar un botón y tener la vida resuelta. En los peligrosos atajos suicidas por donde nos deslizamos sin vuelta atrás, por la cuerda floja. En cómo hacemos el mundo cada vez más vulnerable, sujeto al chispazo más tonto, al fallo inevitable, al iceberg puesto por el Destino en el rumbo del frágil barco en el que navegamos a toda máquina, a ciegas en la noche. En los millones de cuentas bancarias y tarjetas de crédito, por ejemplo, que unos piratas informáticos destriparon hace unos días, al meterse en unas plataformas de juegos electrónicos. O en el amigo contándome hace poco que, durante un viaje a Nueva York, perdió su teléfono móvil y con él toda su agenda; y cuando le pregunté por qué no tenía una libreta de teléfonos anotados, como yo, me dijo: «Hala, antiguo», como si yo fuera el abuelo Cebolleta.

Recordé también cuando fui a echar una carta a Correos y se había ido la luz, y el de la ventanilla me dijo que verdes las iban a segar, porque la máquina de franquear era eléctrica. Y cuando pedí un sello de siempre, de aquellos con el careto del rey, se tronchó de risa y dijo que de eso no tenían ya. Que probara suerte en un estanco. También recordé cuando en un restaurante no funcionó el chisme de las tarjetas y el camarero dijo que esperase a que volviera la línea, y yo respondí que me hicieran una copia manual de la tarjeta o me iba a esperar a la calle, y entonces me hicieron la copia. Aunque la culpa fue mía; porque también, como todos, llevo la cartera llena de plástico con claves, chips y cosas así, y me la rifo aceptando las reglas de esta ruleta rusa en la que, en nombre del confort y el mínimo esfuerzo, nos zambullimos todos de cabeza. Entre otras cosas -lo diré a modo de descargo-, porque a quien no acepta lo dejan fuera. Hace tiempo, por ejemplo, que es imposible sacar un billete de avión normal en una oficina de Iberia de Madrid, y cualquier día las agencias dejan de emitirlos. Entonces sólo podrán sacarse por Internet; y el que no sepa manejarse allí, o no le apetezca, o sea un carcamal opuesto a teclas y pantallas de ordenador, que se fastidie. Que trague, o que no viaje.

Y así, unos sinvergüenzas ahorran personal y sueldos, y otros idiotas nos vamos al diablo. Resolver cualquier problema nos cuesta horas de teléfono frente a voces enlatadas, marcando tal para esto o cual para lo otro. Todo cristo se ha puesto contestador automático en el móvil, en vez de la antigua señal de comunicando sale un buzón de voz, y ahora llamamos cinco veces a quien antes llamábamos una. Coches que antes se reparaban con una llave inglesa quedan bloqueados y ni gira el volante al menor fallo electrónico. O nos vemos sin teléfono, sin ordenador portátil, sin tableta electrónica o sin lo que sea, porque se escachifolla el cargador y la tienda de repuestos no abre hasta mañana. O no hay tienda. Yo mismo, el idiota al que mejor conozco, dependo cada día de que haya electricidad para que funcionen el teclado y la pantalla con que me gano la vida. De nada me sirve haber tenido la precaución de conservar dos viejas Olivetti, por si acaso, si ya no venden en ningún sitio las cintas de máquina de escribir que las alimentan.

Hay un consuelo: así lo hemos querido. Nadie nos obligaba. Pero hasta los más renuentes hemos aceptado las reglas de este disparate. De esta espiral imbécil. Nunca fuimos tan vulnerables como hoy. Hemos olvidado, porque nos conviene, que cada invento confortable tiene su accidente específico, cada Titanic su iceberg y cada playa paradisíaca su ola asesina. Por eso nos van a dar, pero bien. A todos. Ya nos están dando. Y déjenme que les diga algo: a veces, incluso cuando palmo yo, me alegro. O casi. Hay siglos en que simpatizo con el profesor Moriarty.


Arturo Pérez-Reverte
XL Semanal
5 de junio de 2011




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10 junio 2011

Starlight



http://www.youtube.com/watch?v=rAtrY9fqPHw

"Starlight" - Myles Kenendy & Slash


In the distance
Light years from tomorrow
Far beyond yesterday
She is watching
Heart aching with sorrow
She is broken, as she waits
Hoping that when all is said and done, we learn to love and be as one

Oh Starlight
Don’t you cry we’re gonna make it right
Before tomorrow
Oh Starlight
Don’t you cry we’re going to find a place where we belong (where we belong)
And so you know
You’ll never shine alone

There are shadows sleeping on the horizon
That leaves us scared and so afraid
As the fall out of a world divided
It brings her tears and so much pain
And so we take cover from the dark
Hoping to find where we can start

Oh Starlight
Don’t you cry we’re gonna make it right
Before tomorrow
Oh Starlight
Don’t you cry we’re going to find a place where we belong (where we belong)
And so you know
You’ll never shine alone
Starlight, we’ll find a place where we belong (where we belong)

You will see as the mountains fall and turn to dust
That there’s one thing that won’t change
I believe there’s something within each of us that always stays
That will always remain as long as love never fades

She is watching, heart aching with sorrow
She is broken, as she waits


Del álbum "Slash" (2010)


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Esperanza :)



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08 junio 2011

Entre 'El Padrino' y 'Los Soprano'

Gay Talese (Foto: Uly Martin)


Pocas novelas alcanzan la riqueza y poder de seducción de su famosa crónica periodística titulada Honrarás a tu padre. El poderosísimo relato de Gay Talese es una historia de familia y de Mafia, de inmigración y de asimilación


Para las nuevas generaciones, la historia de la Mafia puede resumirse en una mezcla de El Padrino con Los Soprano. El eslabón que vincula estas historias se llama Gay Talese (Nueva Jersey, 1932), que en Honrarás a tu padre (1971), su épico libro de no ficción sobre el ascenso y la caída de la familia Bonanno, mezcla lo mejor de esos dos mundos: la violencia y el particular código de honor de El Padrino, encarnados en la figura tan despiadada como paternalista de Vito Corleone, con la rutina cotidiana de una familia poderosa de la Mafia que vive en los suburbios de una ciudad norteamericana, como ocurre en Los Soprano. Todo eso, sin embargo, no a través de la ficción sino de una poderosísima crónica de investigación periodística. Después de Gay Talese, eso de que un buen libro de no ficción puede leerse como una novela es un lugar común que se queda corto; pocas novelas alcanzan la riqueza de penetración psicológica y el esplendor de detalles descriptivos de Honrarás a tu padre.

Como todas las historias de la Mafia, el libro de Talese, que le tomó casi siete años de investigación, es un relato de familia. Joseph Bonanno, nacido en 1905, pertenecía a una familia siciliana de alto nivel que emigró a Nueva York a principios del siglo XX; a su regreso a Sicilia, se metió en problemas con Mussolini y volvió a emigrar a Estados Unidos en los años de la Prohibición. Fue durante esos años cuando comenzó su ascenso imparable en la Mafia; el mayor de sus hijos, Salvatore (Bill) Bonanno, nacido en 1932, terminará heredando el negocio. Bill hubiera querido, quizás, ser otra cosa, pero la admiración y la reverencia que le tenía a su padre -lo veía casi como "una deidad"- hicieron que, de manera casi fatalista, no tuviera más opción que hacerse cargo de esa herencia paternal que lo conflictuaba. La historia que cuenta Talese le hace justicia al título: Bill sufre todo el peso de esa admonición bíblica.

Talese comienza Honrarás a tu padre in medias res, con el secuestro de Joseph Bonanno en 1964. Su reaparición un año después provocará una guerra sin cuartel entre varias familias mafiosas en Nueva York. A partir de ese inicio, Talese bifurcará el relato en varios sentidos, sin perder nunca la dirección central de la trama: está la historia de la guerra, que sirve para meternos de lleno en los negocios de la Mafia en la década de los sesenta; está la investigación de las raíces de la Mafia de Nueva York en la Sicilia de principios del siglo XX, que permite explicar el ascenso de Joseph Bonanno y las tradiciones étnicas con que consolida su poder; y está el corazón emocional del libro, en la historia de Bill, que va desde que es un adolescente despreocupado en Arizona al que solo le interesan las chicas, los coches y la ropa, pasa por el momento en que debe abandonar la universidad para obedecer al llamado de su padre e ingresar a la Mafia, y llega a la turbulencia de los años sesenta. Es Bill quien, en enero de 1965, conocerá a Talese, por entonces un reportero de The New York Times, y a quien a lo largo de varios años le contará con lujo de detalles la historia de su familia.

Cuando Honrarás a tu padre fue publicado en 1971, sorprendió a todos: ¿cómo era posible que Talese supiera tanto sobre la Mafia, una organización definida a partir de su código de silencio? Hubo incluso críticos que condenaron a Talese por la cercanía con personajes moralmente detestables: en la nota que sirve de epílogo al libro, Talese habla de su amistad con Bill y dice que lo respeta y comprende, y uno piensa en el parecido con Truman Capote y los asesinos de A sangre fría. También lo criticaron por mostrar de manera demasiado familiar un mundo que debía verse como ajeno, demasiado ajeno. Lo notable de Talese en Honrarás a tu padre es que toma el camino más difícil, que es el de mostrar cómo la familia Bonanno representa a la vez a un grupo étnico -con todas sus tradiciones, con virtudes y debilidades- y a una familia muy norteamericana. Honrarás a tu padre es una historia de mafiosos, pero también una de inmigración y asimilación.

Los alcances del libro de Talese no debían haber sorprendido tanto. Después de todo, a principios de los setenta Gay Talese ya era muy conocido gracias a sus crónicas de principios y mediados de los sesenta -Joe Louis at Fifty, Frank Sinatra Has a Cold-; su mezcla de técnicas de investigación periodística con detalles narrativos más propios de una ficción era tan influyente como A sangre fría o los textos de Hunter Thompson, Tom Wolfe y Joan Didion. Honrarás a tu padre consolidó su reputación como uno de los grandes de un nuevo género de escritura periodística, una nueva forma de hacer literatura que por entonces despuntaba y que no ha hecho más que crecer.


Edmundo Paz Roldán
Babelia
El País
4 de junio de 2011


Primeras páginas de Honrarás a tu padre, pinchar aquí (pdf)




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04 junio 2011

Treinta

Dentro de treinta días comenzará un nuevo ciclo y a pesar de conocer la senda que me conducirá hacia él, guardo emoción y suspenso. Guardo anhelos y esperanzas.

Vuelvo a un mundo en el que viví más de treinta años. Y me acompaña alguien que es mucho más especial de lo que él pueda creer. Tengo ganas de mostrarle ese universo rico en colores, aromas y sensaciones. Quiero que asuma que él es la unión de dos mundos, de tradiciones, conceptos y formas de vida. Deseo que su corazón se ensanche aún más y que aprenda a vivir intensamente. Que su felicidad dure el mayor tiempo posible y que se beba la vida a traguitos, saboreando cada uno de ellos.

Treinta días a partir de hoy. Entonces pediré nuevamente a los dioses que sean aún más generosos de lo que han sido durante estas cuatro décadas que estoy por cumplir el próximo año. Que me guíen y me den paciencia. Que mantengan las llamas del amor avivadas y que no permitan que me alejen de la vida que vine a buscar, sin yo saberlo, hasta el otro lado del mundo.

Vuelvo al lado de una parte importante de mi destino, de esa recompensa que la vida puso delante de mí casi por descuido :) Casi sin querer. Y espero no volver a separarme de su lado. Espero volver a cogerlo de la mano para seguir juntos en esta senda que hemos ido construyendo en poco más de siete años. Que mi corazón siga latiendo con tanta fuerza como la primera vez que lo besé. Que me mire en sus ojos y me devuelvan esa imagen que desconocia de mi.

Treinta días... Sólo una luna más.




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