04 octubre 2008

¿Imaginamos según lo que recordamos?


Cuando observamos el cerebro, ciertamente resulta difícil encontrar un único lugar en el que se aloje un recuerdo concreto, como el de una experiencia pasada. Sabemos que hay regiones cerebrales que son importantes para el almacenamiento de cierto tipo de información. Sin embargo, el recuerdo de una experiencia concreta se compone de fragmentos de información almacenados en diversos lugares del cerebro. Cuando recordamos, estos pedacitos de información vuelven a unirse desde esas diferentes zonas. Esa recomposición de fragmentos es lo que da lugar a lo que experimentamos como recuerdo.


No es difícil que uno mismo realice voluntariamente esta recomposición de piezas. Basta con cerrar los ojos e intentar rediseñar el rincón de las vacaciones preferidas: el color rojo de la puerta y la verja de hierro son lo primero que se nos aparece. Calle arriba es fácil ver la tasca a mano derecha y la hilera de adosados en la izquierda. A medida que se sube la calle, surge, de pronto, el escaparate de la inmobiliaria lleno de anuncios blancos con fotografías de casas para vender y alquilar (siempre me pregunto por qué la gente se para, como yo mismo hago, a mirar esos anuncios, aunque no quiera alquilar, vender ni comprar).


Esta secuencia confirma que el cerebro confecciona los recuerdos con retales. El edificio de la inmobiliaria no estaba en la memoria cuando empezó la fábula del recuerdo hace apenas unos segundos. Todo comenzó con la puerta roja y la verja de hierro. El escaparate de la inmobiliaria apareció, súbitamente, en medio de la imagen, ya avanzada la recomposición, como una pieza suelta del jeroglífico. No estaba, aparentemente, en ninguna parte.


Ahí, en ese mecanismo preciso, se sustenta toda una vida. De ahí parte todo o casi todo. En base a esta pieza suelta reconstruimos el pasado y con ello hemos diseñado el andamio necesario para poder articular y esbozar el futuro. Tanto si miramos adelante como atrás somos memoria del pasado. ¡Cuánta fragilidad si eso nos ocurre subidos en una nube a 250 kilómetros por segundo! ¿Cómo se compara esa insignificancia con el empeño atrabiliario por salvar la propia vida o la de un pájaro reflejado en la retina de un niño? ¿Cómo puede tanto modularse sobre tan poco?


En síntesis, lo que hemos descubierto es que imaginar el futuro y recordar el pasado son entramados muy parecidos. La memoria no sólo sería vital para recordar lo que aconteció –eso lo sabíamos de sobra–, sino también para anticipar el futuro. Ver e imaginar son cosas muy parecidas. Solíamos pensar en la memoria como algo que únicamente se refería al pasado, pero en vista de lo que estamos constatando en los últimos estudios, muchas partes del cerebro que se activan al recordar, se activan también al imaginar el futuro. Se trata de un aspecto de la memoria cuya importancia deberíamos tener más en cuenta: lo mucho que la utilizamos para imaginar y planear nuestro futuro, planear nuestro destino personal.


Es impresionante constatar una y otra vez que la separación supuesta entre futuro y pasado, entre vida y no vida, entre lo que es inerte y lo que está vivo es cada día más borrosa. Son alucinantes las conclusiones que señalan la activación simultánea de áreas cerebrales idénticas para recordar e imaginar.


Entre otras cosas, habría que reconsiderar quién es más sabio: ¿el que se olvida de su pasado e intenta inventar su futuro o el que, manipulando como nadie sus retazos de pasado, consigue reconstruir su futuro?


Eduardo Punset
XL Semanal
31 de agosto de 2008

3 comentarios:

Asilo Arkham dijo...

Qué articulo tan interesante, Mac. Este dato es muy interesante para los que queremos escribir.

Y en cuanto a la reflexión final, yo creo que es una mezcla de los dos: manipular tu presente con base en los recuerdos de tus errores pasados, y olvidar esos mismos errores que te mantienen limitado para que así puedas evolucionar en tu presente y planear un mejor futuro.

Gaviota dijo...

Un olor, un color, cierto sonido... todo aquello que nos rememora y nos transporta a una época o a un momento especifico en la infancia, en la adolescencia... ayer...

Y del mismo modo intentar escribir el futuro a partir de ese momento especial, a partir de ese olor de ese color de ese sonido en particular...

Un articulo interesante en verdad

MacVamp dijo...

Mario: Sí que es interesante, te recomiendo que busques tanto los libros como los artículos de Eduard Punset.

Gaviota: Gracias por tu visita :) Espero que regreses con más frecuencia.