29 abril 2016

Sweet Prince


 
 
Yo tenía trece años cuando fue el mazazo mundial del álbum Purple Rain. Unos meses atrás, poco antes de finalizar 1984, había comenzado la relación con mi primer noviete y siendo mayor por un año y mucho más espabilado que yo, fue quien me inoculó el gusto que después se convirtió en admiración por ese músico de Minneapolis.

Prince fue una constante en esa relación que tuvo todas las aristas de unos adolescentes que pretendían actuar como adultos y que muchas veces se daban cuenta de que estaban fuera de tono. Juntos intentábamos descifrar las letras de sus canciones con diccionario en mano. Pintábamos en nuestros portafolios azules de Samsonite no sólo el nombre de Prince como aparecía en la portada del álbum Purple Rain sino también su famoso 'símbolo' que unía masculino y femenino. Y pronto nos vimos 'influídos' por las letras sensuales y sexuales ;-)  Prince nos acompañaba en esas largas tardes cuando teníamos vacaciones o los fines de semana.

Por supuesto que compré el álbum de Purple Rain en la sucursal de aquella vieja tienda llamada Discolandia que estaba muy cerca de mi casa. Y en algún momento me gustaba imaginar que éramos como Apollonia y Prince en la película Purple Rain, jojojo. Hicimos nuestro el tema Take Me With U que es un dueto que interpretan ellos. Él me dedicaba The Beautiful Ones cuando nos enfadábamos porque durante un tiempo no fuimos dos sino tres en la relación. Y I Would Die 4 U cuando se sentía muy Prince :)
 
Me bebía todas las revistas y publicaciones que hablaban de Prince. Fui testigo de sus premios durante ese 1985: los Grammys y el Oscar por el mejor soundtrack. Me enteré pronto de su genialidad musical que demostraba sabiendo tocar 28 instrumentos. Pronto me di cuenta de que todas las mujeres que le rodeaban por lo general se dedicaban a la música y él las impulsaba y las despojaba de todo hasta dejarlas en ropajes ligeros y de encaje, jojojo. Me sorprendí cuando tuve claro que se trataba de un artista mulato (que después lo veríamos en Lenny Kravitz y Slash, por ejemplo) con madre blanca y padre afroamericano que además no renegaba de su mezcla y adoraba por encima de todo el funk.

Nunca me 'shockeó' su outfit con aquellos taconazos, ni los ojos remarcados con delineador negro. No me atraía físicamente pero me parecía muy sexy. Me encantaba esa sensualidad que mostraba en todas y cada una de las escenas de sus vídeos sin llegar a resultar desagadable ni repulsivo, al contrario.

En el verano de 1985 compré el álbum Around The World In A Day y mi noviete me regaló Controversy que Prince había editado en 1981. Grandes temas que sirvieron como despedida de esa relación que duró más de un año y fracción. Él ya cursaba tercero de secundaria y comenzaba a sentirse muy mayor :P

Todos los recuerdos de aquel tiempo y con esa persona están acompañados por la banda sonora cortesía de Prince :)  Recuerdos agradables a pesar de muchas cosas que ocurrieron como el accidente de mi padre donde casi muere en diciembre de 1984, el terremoto de septiembre de 1985 y ese año escolar que pasamos en aulas prefabricadas mientras se construía la nueva secundaria.

Cuando esa relación terminó, Prince se quedó conmigo. En 1986 compré el álbum Parade (que se convirtió en el soundtrack de la segunda película que filmó Prince: Under The Cherry Moon) y al año siguiente ese gran trabajo doble que es Sing O' The Times. Yo iba creciendo a la par de los trabajos de Prince.

Lovesexy (1988) no es un trabajo que me guste mucho. Me pilló en un momento de mi vida donde Prince ya no tenía demasiada cabida: con 16 años yo ya coqueteaba con las sombras y el mundo oscuro, jojojo. Los temas para la película Batman me parecieron un poquito payasada :P  Graffiti Bridge (1990) fue un parteaguas en mi gusto por Prince porque se hizo acompañar de otra banda (New Power Generation) y porque sus temas desde la estructura musical hasta las letras eran diferentes a lo que se había escuchado en los 80. Pero fue ese año cuando al fin lo pude ver en directo en el Wembley Arena de Londres :) Me rendí totalmente ante él.

Diamonds and Pearls (1991) fue el último álbum como tal que compré. Me pareció una mezcla curiosa y efectiva de lo que habían sido los primeros años de Prince y lo que nos iba a mostrar en los 90. Poco después vino aquello de cambiarse el nombre por The Sign o por The Artist. Problemas con las discográficas por los derechos de sus trabajos, retiros, dejar de hacer tours, etc.

Emancipation (1996) y Musicology (2004) a pesar de los años que hay de diferencia entre uno y otro trabajo, me gustaron mucho y me devolvieron esa atención que había quedado un poco diluida con el paso del tiempo. Lo último que escuché de él fue ese tema donde el vídeo es protagonizado por una modelo que luce como el Prince de estos últimos años con sus gafas oscuras redondas y el cabello afro: Breakfast Can Wait (2014).

Prince Rogers Nelson ocupa un lugar muy importante en mi soundtrack personal. Siempre fue una constante y una presencia insustituible. Resulta curioso confesarlo así pero la primera música que hizo despertar mi sensualidad primigenia fue la suya. La primera que me sirvió para expresar mi amor y mi pasión.

Buen viaje hacia la inmortalidad, querido Prince.
 
21 de abril de 2016
 
 
 
 
 
 
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06 abril 2016

Zenda




Hoy abrió sus puertas la web Zenda :)

Aquí dejo la bienvenida escrita por Don Arturo Pérez-Reverte:

BIENVENIDOS A ZENDA

La idea surgió en una charla entre varios escritores amigos. En un tiempo en el que la cultura y los libros atraviesan momentos difíciles, ¿por qué no crear un lugar nuestro, libre, independiente, donde reunirnos como si se tratase de un espacio público, cada cual con sus libros, sus comentarios o lo que esté en condiciones de aportar, unido todo eso a reseñas de libros interesantes, lecturas felices, columnas de opinión, blogs, recomendaciones, noticias y entrevistas? ¿Sería posible crear una especie de lugar o plaza común, de legión extranjera donde a nadie se le preguntara sino por libros y literatura, sin buenos ni malos, sin etiquetas ni ideologías? ¿Un lugar desde el que, incluso, orientar a los lectores hacia las revistas de libros y los suplementos culturales de los principales diarios españoles y americanos? ¿Un sitio donde lectores, periodistas, editores, escritores, agentes literarios, autores noveles, libreros y todos los interesados en el mundo de la literatura hispanoamericana se encontrasen cómodos y se relacionaran unos con otros?"

Alguien tenía que ocuparse de dar forma a la idea, de ponernos en contacto, y los amigos y compañeros confiaron para eso en mí. Me hicieron el encargo de concretar y difundir la idea. Leandro Pérez, escritor, periodista y experto en redes sociales, viejo conocido de muchos de nosotros, se ofreció a ocuparse de los aspectos técnicos y a coordinar los contenidos. Y muy pronto, numerosos escritores y periodistas, españoles e hispanoamericanos, se fueron sumando a la iniciativa. Todos ellos, más los que se van incorporando y aún vendrán en el futuro, han hecho posible que hoy Zenda sea ya una apasionante y prometedora realidad: españoles, mexicanos, argentinos, puertorriqueños… 500 millones de hispanohablantes dan mucho de sí. El territorio es inmenso.

Hacía falta un nombre claro y fácil de retener, con el adecuado sabor libresco. En una charla de café, entre algunos de nosotros, buscamos un nombre para ese lugar, y decidimos ponernos bajo el patrocinio de un título mítico, de bella resonancia literaria y cinematográfica: la novela El prisionero de Zenda, de Anthony Hope. No es, desde luego, la más perfecta novela del mundo; pero sí una aventura apasionante, un folletín a la antigua, en el mejor sentido del término, que no puede dejar de leerse con una sonrisa agradecida y cómplice. De los que, leído en el momento adecuado, como El conde de Montecristo o La isla del tesoro, hacen lectores para toda la vida. Zenda, por tanto, Autores, libros & cía, es el nombre de este territorio de libros y amigos. Nuestro objetivo inmediato es convertirlo, en poco tiempo, en un espacio de gran alcance puesto a disposición tanto de los lectores como de los autores que participan en él, a fin de que lo utilicen como libre plataforma de difusión de su obra, como medio para hacer visible su trabajo y, cuando lo deseen, como vehículo para exponer sus comentarios, artículos u opiniones personales.

Nos hemos esforzado, y lo vamos a seguir haciendo durante mucho tiempo, a fin de que transitar libremente por Zenda sea un privilegio de fácil acceso para cualquiera que a título de ciudadano, transeúnte o simple turista ocasional desee visitar o habitar este simpático territorio. Así que, desde hoy, las fronteras de Zenda, lugar del literario país de Ruritania que imaginó Anthony Hope, están abiertas para todos. Sean bienvenidos. Feliz estancia y felices libros.







Gracias a diversas y muy felices circunstancias tengo el privilegio y el honor de compartir espacio con grandes escritores, periodistas, críticos y agentes literarios. Mi colaboración (relatos cortos de mi autoría y reseñas de literatura de horror) se encuentra dentro del blog Ruritania :)








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