Una pena que haya muerto tan joven. Tan pronto.
Una pena que, aunque suene a cliché, el artista sea frágil y sensible. Y que el éxito tan temprano lo arrolle sin compasión.
Larga vida a Amy Winehouse.
PD:
Aquí está la entrada que le dediqué cuando la descubrí en 2007.
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