15 febrero 2010

Niña prodigio-niña ladrona




Helene Hegemann, niña prodigio de la literatura alemana con tan sólo 17 años, ha admitido haber copiado del bloguero Airen «una página en total, sin haberla modificado demasiado… ni haber nombrado su origen».

La autora del repentino éxito de ventas «Axolotl Roadkill», una vívida historia de adolescentes urbanitas en el ambiente creativo de Berlín, reconoce haber actuado «de modo irreflexivo y egoísta» después de recibir una avalancha de críticas por presuntos pasajes robados de otros textos.

El blogero Deef Pirmasens había reprochado el aprovechamiento de partes de la novela de Airen «Strobo - Technoprosa aus dem Berghain» (Strobo. Prosa tecno desde el bosque) y Hegemann empieza su pliego de descargos, distribuido ayer a la prensa, por destacar a Airen como «un escritor formidable».

Su libro, recién aparecido, ha sido celebrado con admiración por la crítica alemana, con «Axolotl Roadkill» van a tener que medirse este año todas las óperas primas», escribe el Tagesspiegel y el Frankfurter Allgemeine concede que «hace mucho que no hemos visto un primer libro como éste». Para el crítico de Süddeutsche Zeitung «el libro es fenomenal, la autora es un fenómeno».

Fuentes de inspiración

A modo de defensa, la autora argumenta su inspiración a partir de un sinnúmero de vivencias, amigos y lecturas. «He descrito la novela como una mentira y es lo que es», dice ahora Hegemann, huérfana de madre e hija de un dramaturgo del teatro Volksbühne de Berlín. «Nos acercanos a la verdad sólo a través de la mentira, todo lo que hacemos es una suma de lo que vivimos, leemos y recibimos».

La adolescente admite no «haber sido consciente del alcance jurídico» de sus inspiraciones y la gerente de su editorial (Ullstein) negocia en estos momentos un permiso postrero de la editora de «Strobo» para mantener los pasajes de «Axolotl». Hegemann pide perdón «por no haber mencionado desde el principio a todas las personas cuyos pensamientos y textos la han ayudado».

Bajo el pseudónimo de «Airen» el bloguero autor de «Strobo» narra desde hace tiempo sus vivencias en el mundo tecno de Berlín, capital donde las haya del género, infiltrado de experiencias con alucinógenos y sexo.


Ramiro Villapadierna
Diario ABC
9 de febrero de 2010

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Helene Hegemann, el arte de copiar-pegar

Su primera novela hizo de ella una niña prodigio de la literatura alemana. Hasta que se supo que Helene Hegemann estaba sobre todo dotada...para el plagio.

La literatura alemana tiene una nueva estrella. A los 17 años, Helene Hegeman ha seducido a la crítica con una novela que habla de una juventud sin límites ni puntos de referencia. El problema es que partes de la novela son un plagio. Sin embargo, la autora lo asume y lo presenta bajo una nueva perspectiva.

En la escuela aprendimos que copiar del compañero es un medio eficaz para tener éxito. Sin embargo, hay que dominar la técnica. La primera regla es evitar que te pillen. La segunda es que cuando te pillan debes reconocerlo al momento. En este juego, Helene Hegemann es una alumna modelo.

He aquí los hechos. Helene Hegemann, de 17 años, publicó recientemente su primera novela, Axolotl Roadkill. Se trata de una obra feroz y vehemente sobre el paso a la edad adulta. Desde su aparición, las críticas alaban su genialidad. ¡Qué dominio de la lengua! ¡Qué seguridad de estilo! ¡Qué radical! ¡Esas observaciones siempre pertinentes, esas reflexiones inesperadas! ‘He aquí un debut como hacía tiempo que no se veía ninguno’, exclamaba con entusiasmo un círculo literario adicto a la fascinación.

Tres rayas de speed en el baño
Los que no se interesan por la literatura pero sí por los acontecimientos, también estaban emocionados: ¿escribir una obra así a los 16 años? ¡Maravilloso! Todo el mundo tomó esta novela como un relato auténtico, convencido de que Helene H. había vivido personalmente todo lo que relató sobre la droga, el sexo y la pubertad. El impacto de Axolotl Roadkill no hizo sino hacerlo más impresionante aún. ¿Entró realmente Helene en Berghain, la "mejor discoteca del mundo", de diabólica reputación, cuya entrada está prohibida oficialmente a los menores de 21 años? ¿Se metió realmente "tres rayas de speed" en los lavabos? Parece increíble.

Es obvio que el personaje de Mifti, de 16 años, es una creación de Helene Hegemann, pero la mayoría de los lectores no pudieron evitar identificar inmediatamente a Mifti con Helene. Y cuando surge en la obra la figura del padre, todos pensaron en Carl Hegemann, renombrado dramaturgo que ofició en el Volksbühne [célebre teatro berlinés]. Cuando Mifti hace el amor sin amor en un coche, cuando filosofa sobre la bisexualidad y se recrea en la "actitud de la guarra desdeñosa", uno cree escuchar a la verdadera Helene. Axolotl Roadkill explota deliberadamente esta impresión de autenticidad, y lo hace majestuosamente. Helene Hegemann quedó convertida en niña prodigio y nueva estrella del firmamento literario.

Escribo, luego plagio
Pero he aquí que el blog cultural bgefuehlskonserve.de descubrió que Helene Hegemann había plagiado varias obras. Sobre todo de Strobo, una novela que habla sobre sexo, droga y la discoteca Berghain, publicada el año pasado en la pequeña editorial berlinesa SuKuLTuR y firmada por el bloguero Airen, nacido en 1981. Helene Hegeman tomó prestadas fórmulas divertidas como "tecno-plasticidad" o "pezones vaselinados", además de frases enteras y situaciones.

Helene Hegemann se disculpó. Era consciente de que no estaba bien "no citar a todas las personas que me han ayudado a escribir el texto". Sin embargo, Helene defiende el texto, pues "en realidad la autenticidad no existe, sólo la sinceridad". Por otro lado, afirma no ser más que una inquilina en su propia mente: "Yo me sirvo de todo aquello que me inspira y de todas las cosas que me estimulan".

El club de los poetas virtuales

El escándalo que crece entorno al "Asunto Hegemann" tiene que ver sobre todo con el reflejo: se piensa que el aura de la autenticidad no se puede plagiar. Sin embargo, en Axolotl Roadkill no se distingue la diferencia entre la ficción y la realidad. Helene Hegemann forma parte de ese "club de poetas virtuales" de los que se habla en Strobo: "Nosotros formamos parte de una intriga que deriva de vez en cuando en la ficción. Eso es lo esquizofrénico del caso".

Carl Hegemann, por lo demás, se ha encargado de desarrollar la estructura teórica de este arte híbrido: "Los ‘miembros’ de una cultura no pueden descubrir ninguna realidad, sólo conducirla". En este sentido, Helene Hegemann ha hecho lo que mejor sabe hacer: se ha creado una existencia de personaje novelesco copiando a otros.


Berliner Zeitung
Dirk Pilz
11 de febrero de 2010


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Cero talento y mucha astucia, esa parece la fórmula perfecta para los "jóvenes genios" que pretenden revolucionar lo que ya está un millón de veces revolucionado. ¿Cuántas historias de personajes desmadejados y dando el paso a la madurez hemos visto casi hasta el hartazgo en novelas, cine y hasta tele?

En lo personal, no sabía mucho sobre Skins, la serie de tv made in England, pero terminó cautivándome con aquellos adolescentes (penosa y tristemente) tan actuales que ocultan su sensibilidad y vulnerabilidad tras las drogas y el sexo. He de confesar que mi personaje favorito es Effy Stonem, primero por su pinta gotiquilla con toques ochenteros, jejeje, después por su lucha ( a veces, inútil) por no mostrar sus sentimientos y porque al final, contrario a lo que parecer, cuida de su familia y de sus amigos (quizá, en el fondo, me recuerda un poco a mí cuando yo tenía esos 16 o 17, aunque con menos excesos). Lo curioso de esta serie es que a pesar de tratar sobre adolescentes, está clasificada para mayores de 18 años O_O

Creo que en el fondo, lo que realmente vende de este tipo de novelas hechas por "jóvenes genios" (no olvidemos a la siciliana Melissa Panarello cuya primera novela casi fue presentada como una autobiografía bastante sórdida para una chica de apenas 16 años) es el morbo que despiertan las supuestas aventuras que plagan las páginas de sus novelas que, en el fondo, no valen ni un pimiento. Ni calidad literaria, ni talento, sólo el afán de llamar la atención y manipular las mentes calenturientas de los supuestos críticos.




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1 comentario:

Asilo Arkham dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Mac.