Tom Waits fotografiado por James Minchin
Es injusto hablar de la música de Tom Waits sin hablar del papel que desempeña Kathleen Brennan, su mujer, con quien colabora muy estrechamente y que firma con él todos los temas de Bad as me, y muchos otros, desde que irrumpió en su vida en 1979. Coppola acababa de contratarlo para que escribiera la banda sonora de Corazonada. Brennan trabajaba como editora de guiones para el cineasta. Se casaron a los ocho meses y, por primera vez desde que sacó su primer álbum, pasó un año sin que viera la luz ningún trabajo nuevo. Cuando salió, el resultado fue fascinante. Swordfishtrombones marcó un giro llamativo en la evolución de la música de Waits. Los temas de siempre, su visión del mundo, seguían intactos, pero Brennan le aportó elementos que no estaban presentes anteriormente. El matrimonio interrumpió el descenso de Waits en línea recta hacia el infierno. Dejó de fumar y de beber, abandonó la demoniaca ciudad de Los Ángeles y se refugió en el campo. Nada de ello afectó a las cualidades de su música, que, lejos de perder fuerza y acidez, ganó en riqueza de matices. El papel que desempeña Brennan en todo este proceso no ha sido nunca suficientemente valorado. Waits y Brennan tienen tres hijos: Kellesimone, la mayor, tiene 27 años y es pintora; Casey, de 25, es batería y toca con su padre; el menor, Sullivan, tiene 17 años.
-¿Qué aporta su mujer a las canciones?
-Un látigo y la biblia. El libro de las revelaciones. Me pulveriza para que no escriba la misma canción una y otra vez. Sin ella no podría volar, es como un mapa capaz de doblarse hasta hacerse infinitamente pequeño, pero cuando lo despliegas descubres que todo está ahí, todos los sueños que has tenido, todos los lugares a los que has querido ir alguna vez. Es una madre modelo, una gran colaboradora, una excelente persona, me cambió la vida. Tengo que tener cuidado con lo que digo porque luego lo lee.
(Entrevista a Tom Waits publicada en el diario El País el 18 de diciembre de 2011. Para leerla entera pinchar aquí)
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Emociona y mucho que alguien como Mr. Waits, a quien uno puede ver como un descarado, demuestre lo mucho que valora a su esposa en unas cuantas declaraciones. Lo mucho que ha marcado su vida. Quizá para algunos suene a discurso de calzonazos (mandilón). Pero, a título personal, me llega al alma saber que aún hay hombres que valoran en su justa medida, todo aquello que han aportado sus esposas a su vida y a su trabajo.
Escasamente se encuentran hombres así.
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