The Hunger fue el film donde el director inglés Tony Scott transportó la propaganda gótica a un Nueva York envuelto en penumbra, a través de una sensual historia de vampiros que nada tenían que ver con los típicos vampiros. Miriam (espléndida Catherine Deneuve) y John (insuperable David Bowie) eran sofisticados, modernos y carecían de colmillos. Rasgaban la yugular con un ankh (símbolo de vida eterna) afilado y bebían avídamente sin recato alguno.
El Gótico había cruzado el Atlántico a través de un irónico homenaje al chupasangre por excelencia made by Hollywood. The Hunger daba inicio con un Peter Murphy totalmente vampírico y teatral mientras mostraba, en todo su esplendor, el tipo de cacería que llevaban a cabo aquella pareja de vampiros hermosos y malditos.
Desgracidamente, la novela de Whitley Strieber es anodina a pesar de tener una buena premisa sobre esa rara enfermedad que Miriam transmite a todas sus creaciones a través de la sangre: una que acelera el envejecimiento aunque con la eterna condena de no poder morir. Sin duda, y como un caso casi único en la historia del cine, la adaptación cinematográfica supera con creces su origen literario.
Bela Lugosi's dead, undead, undead, undead...
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