11 noviembre 2008

El beso de la Segunda Guerra Mundial




Esta vez no la han besado. Edith Shain, protagonista de una de las fotografías más celebradas del siglo XX, ha vuelto a los brazos de un marinero. Repite así, salvando las distancias artísticas y la huella del tiempo, su mayor momento de gloria, cuando Japón firmó su rendición en la II Guerra Mundial y las tropas norteamericanas salieron a las calles a celebrarlo con espontáneas manifestaciones de júbilo.

El fotógrafo Alfred Eisenstaedt captó esta instantánea el 14 de agosto de 1945. Edith Shain era la enfermera de la fotografía, si bien no es la única que ha clamado ser la protagonista de la escena, una pugna propiciada por el rostro semioculto de la pareja retratada. Shain insiste: ella, y no otra, figuró en las páginas de la revista 'Life'. Ha aprovechado el musical 'Pacífico sur' para reivindicarlo.

Cinco actores, con sus correspondientes uniformes de marineros, la han abrazado, sostenido en el aire, pero no besado. Sin embargo, Shain, de 90 años de edad, ha retomado por unos instantes la popularidad que un día tuvo su imagen, marca inequívoca del final del conflicto bélico más sangriento de la Historia.

De hecho, Shain pretende marchar este martes a la cabeza de un desfile de veteranos de la II Guerra Mundial. Por fin se ha oficializado su versión, discutida en innumerables ocasiones por otras ex enfermeras.

En 1980, después de una pesquisa de la propia revista 'Life' por determinar los nombres y apellidos de la pareja, Shain envió una carta a la publicación, que terminó por aceptar que se trataba de ella, aunque el autor de la instantánea, Eisenstaedt, nunca dio por segura la identidad de la mujer del uniforme.

"Recibimos alegatos de varias enfermeras y docenas de marineros", asegura Bobbi Baker Burrows, antigua editora de 'Life'.

Ni siquiera Shain puede aportar muchos datos, tal y como muestra la improvisación de su gesto: "Ese día, iba del hospital a Times Square porque la Guerra había terminado", ha explicado otra vez. "Y ese chico me agarró y nos besamos; entonces él tomó un camino y yo otro. No había forma de saber quién era, pero no me importó, porque era alguien que había luchado por mí", ha declarado Shain.


Diario El Mundo
10 de noviembre de 2008




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El beso de Times Square versión Lego


Es una imagen mítica, ni duda cabe, pero a mí me sigue pareciendo casi imposible de identificar tanto a la enfermera como al marino. Cualquiera puede alegar que fue el y la protagonista pues no hay insignias ni detalles que puedan ser adjudicados a X o Y personas. 

No cabe duda que nadie es capaz de despreciar sus quince minutos de fama, como decía Warhol ;-)






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2 comentarios:

Eli dijo...

Siempre me ha enternecido esa foto, y no es sólo por el hecho de que yo sea enfermera, jeje.

Lo cierto es que hay ocasiones que son emocionalmente tan intensas que sientes que tienes que compartirlas con alguien; es por eso que las personas que trabajan juntas en situaciones de estrés, o de dolor o sufrimiento tienden a unirse entre sí aunque sea unos segundos.
Y no imagino situación peor que vivir una guerra.
¿Qué sentiría ese soldado al enterarse de que todo había acabado? Estoy segura que euforia.
Pero lo más curioso de todo es la figura femenina que escogió para compartir su júbilo. No una mujer anónima cualquiera, sino una mujer con un uniforme que simbolizaba el mismo sufrimiento que él había estado viviendo.

No sé si fue Edith Shain o no en realidad. Tampoco me importa.
Me basta con saber que siempre habrá personas que celebren el triunfo sobre el dolor y el sufrimiento.

MacVamp dijo...

Estimada Eli: Es una foto emblemática, sin duda. Y no es que quiera arrancarle todo lo que significa a fuerza de investigar quiénes fueron los protagonistas. Pero a veces, hay fotos que suenan a trucaje por lo perfecto del momento inesperado en que fueron tomadas. Como aquella imagen parisina: el Beso en el Hotel de Ville, el de la pareja dándose un beso espontáneo delante de la cámara, mientras van caminando abrazados.

A finales de los '80 hubo una pareja que se "reconoció" y no sólo reclamaron que se les acreditara como los protagonistas, sino que inclusive decidieron ir a juicio para recibir parte de los derechos de autor.

Lo mejor de todo (o lo peor, según se quiera ver) es que a principios de los '90 apareció la verdadera pareja que no eran otros sino unos estudiantes de teatro, reclutados por Doisneau, el fotógrafo.

Esto que no le quita ningún mérito a la imagen, tal como ocurre con el beso de Times Square, pero le pone más sabor a dichas imágenes tan emblemáticas, jejeje.

Besos.