01 noviembre 2008

Calaveras literarias



Son las calaveras literarias una manifestación de la cultura popular


En la época de Día de Muertos es común que en escuelas, instituciones públicas y diferentes sectores de la sociedad se publiquen "calaveras" o se hagan concursos de calaveras, pero son pocos los que saben el origen de estos textos literarios como una manifestación de la cultura popular.

Las calaveras literarias son propias de la cultura mexicana y semejan un epitafio o epigrama hecho con motivo del Día de Muertos, en otras palabras, es una breve composición poética que tiene como finalidad describir con agudeza un pensamiento satírico, burlesco y sarcástico, cuya temática está relacionada con la muerte.

Se escriben con la intención explícita de mofarse de alguna persona famosa o de algún acontecimiento político o cultural.

Considerada la calavera como una composición poética en algunas instancias donde celebran concursos de calaveras piden que los versos se presenten en cuartetas y versos octosílabos, pero no siempre exigen esos requisitos.

Las calaveras son versos festivos que, en la víspera del Día de Muertos y durante éste, suelen repetirse o componerse en forma de epitafio, satirizando los defectos o las virtudes en forma de vicios de los personajes vivos, si bien presentados como ya difuntos.

Lo usual en estas composiciones es que sean ligeras o muy irreverentes, sin consideración a la jerarquía social o a la importancia política de los personajes representados. La costumbre tiene sus orígenes en la época colonial y se encuentra relacionada, vía España, con ciertas expresiones de religiosidad de la alta Edad Media, como la Danza Macabra o Danza de la Muerte. Se enriquece en estas tierras con elementos prehispánicos.

A los dibujos caricaturescos, descarnados, huesudos, cadavéricos que suelen acompañar a estos versos, se les denomina también "calaveras". En la época novohispana, las calaveras se hallan casi por antonomasia vinculadas a la madre Matiana, a la que se atribuían profecías y epitafios que se transmitían oralmente.

Por lo que se sabe, Matiana era natural de Tepozotlán, y era llamada Madre Matiana o del Espíritu Santo cuando realmente no era monja; jamás profesó. De hecho entró en el Convento de San Jerónimo para servir de criada a una religiosa que sufría de demencia.

Su santidad estaba fuera de dudas pasaba las noches enteras en oración. Incluso se decía que hacía milagros y avisaba sucesos futuros, lo que muchos teólogos no tendrían por indicio de santidad, antes bien de tácita o expresa invocación diabólica.

La censura colonial prohibió la libre circulación de las calaveras en las gacetas y otros medios impresos, por considerarlas irreverentes. No sería sino hasta el siglo XIX que las calaveras empezaron a circular de nueva cuenta impresas. Las más antiguas aparecieron en 1849 en el periódico "El Socialista", que editaba en Guadalajara, Jalisco el médico italiano José Indelicato.

En la actualidad, las calaveras literarias sólo son versos satíricos que se dirigen entre sí, familiares, amigos o compañeros de trabajo, son creadas por el pueblo para burlarse en vida de los políticos ladrones, los funcionarios corruptos y de la propia muerte. Existen muchos concursos de calaveras, en los que los participantes dan rienda suelta a su imaginación, pero se alejan del sentido literario de las calaveras.

La celebración del Día de Muertos tiene múltiples manifestaciones artesanales como las ofrendas, las calaveras de azúcar y los entierros hechos con papel, palos de madera y garbanzos y, por supuesto, expresiones artísticas, entre las que podemos mencionar los grabados de José Guadalupe Posada y las calaveras literarias.


Carmen González
Diario El Sol de México


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Como en la época prehispánica, la muerte es para los mexicanos una madre -suplida después de la conquista por la Virgen de Guadalupe-; es, además, una celebración de la vida, un consuelo, un viaje a otro mundo menos triste que éste y, por lo tanto, casi un retorno al útero. La muerte, en su imagen actual, también es la venganza contra aquellos que se sueñan inmortales, pues la realidad, según nuestra herencia medieval española, es el inevitable fin de la vida terrena.

En el siglo XIX, después de la caída del imperio de Maximiliano de Habsburgo, en la prensa nacional cobró fuerza la caricatura política como una forma de la crítica a las fuerzas conservadoras. Pero es con José Guadalupe Posada y su editor, Antonio Vanegas Arroyo, ya en ese México porfirista que excluye de la modernidad positivista a vastos sectores sociales, cuando las calaveras hacen su aparición para, en una paródica reinterpretación de las danzas macabras medievales, criticar con humor las vanidades de los sectores sociales egoístas y de los políticos ambiciosos y corruptos de la época.

Estas calaveras -la mayoría de autores anónimos- consisten en versos jocosos, octosílabos, en general décimas o coplas (lo que hace imaginar que también se podían acompañar con música o que retoman la tradición medieval del cancionero), que aparecen al pie de ilustraciones de personajes descarnados, caricaturizados, pero que asumen los papeles que se critican, ya sean populares, de profesiones o de quienes están en el candelero político o social.

La tradición de las calaveras se arraigó en México por la celebración del día de muertos, junto con algunos otros fenómenos literarios, como la representación de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, que tuvo gran éxito a fines del siglo XIX, y cuyo montaje, incluso con variantes paródicas, se convirtió en una costumbre de esa temporada, pues su mensaje final concordaba con esa visión picaresca de la vida mexicana, que permite pecar desaforadamente y arrepentirse en el último instante de la vida para lograr el perdón divino; cinismo que, por cierto, no perdonan las calaveras.

En éstas, el dibujo de una muerte chocarrera carga con los personajes más reputados de cada época, dibujados también como calaveras, ya sea con los rasgos del aludido o, como en las calaveras de azúcar, con letreros o pequeños epitafios que los identifican y hacen el recuento de sus defectos o sus venalidades -los pecados de la tradición medieval-, que los hacen merecedores de un lugar en este panteón popular. Como en la Edad Media, cuando la muerte cumplía una función 'democratizadora' de la justicia divina, las calaveras constituyen una "crítica social que deja profunda impresión en los ánimos, precisamente por salir de la desdentada boca de la muerte, la imparcial, la insobornable" (Westheim, 1971).

La muerte se manifiesta en las calaveras como una presencia democrática que abate por igual a los tiranos, lo que nos recuerda la última etapa de la Edad Media en Europa, cuando ante las pestes y las enfermedades los poderosos no tenían ninguna defensa contra la muerte y sucumbían al igual que los pobres. Las Calaveras en montón son un ejemplo de esta visión de la muerte:

Es una verdad sincera
lo que nos dice esta frase:
que sólo el ser que no nace
no puede ser calavera.
...
Es calavera el inglés,
calavera, sí señor,
calavera fue el francés
y Fauré y Sadi Carnot.
El chino, el americano,
el papa y los cardenales,
reyes, duques, concejales
y el jefe de la nación
en la tumba son iguales:
calaveras del montón
....
Los ricos por su elegancia,
los rotitos con redrojos,
los pobres por su miseria,
los tontos por su ignorancia,
los jóvenes por su infancia,
los hombres de edad madura,
todos en la sepultura,
con las viejas, ¡qué ficción!,
serán, como dice el cura:
calaveras del montón.



Francisco Emilio de la Guerra



La Catrina

8 comentarios:

Eli dijo...

Siempre me ha fascinado el culto que los mejicanos ofrecen a sus difuntos, y su manera de enfrentarse a la Muerte. Quizá porque en el sur de España nunca se ha estilado mucho este tipo de celebraciones multitudinarias sino simplemente adecentar las tumbas y ponerle flores frescas.
¡Ah! Y el Tenorio por la tele :)

Korkuss dijo...

Qué bueno que mantienes tan viva esta parte hermosa de nuestra herencia amiga.

Feliz Día de Muertos.

MacVamp dijo...

Eli: Jejejeje, en México también hay tradición del Tenorio.

Y cierto es, creo que tal como festejamos y agasajamos a nuestros muertos, hay pocos lugares en el mundo. Nuestras tradiciones son muy coloridas, respetuosas y muy vivas.

Korkuss: Claro que sí, queridísimo amigo. Es algo que se lleva en la sangre, jejeje.

Gaviota dijo...

Cierto, en México tambien tenemos el Tenorio... "No es verdad Ángel de amor..."
Y nuestra celebración a lo que será despues de "pasar" a la otra orilla...

Una tradición de maíz, de alegría por la vida... de respeto por la muerte...

miquel zueras dijo...

Hola, MacVamp! Me encanta tu blog y me gustaría mucho si dieras una ojeada al mío(Borgo) que también habla bastante sobre vampiros. Solo has de poner en el Google: borgo miquel zueras.
Gracias! Miquel.

shirunet dijo...

Hola, me llamo Yoshiro, tengo 12 años y la informción me fue muy útil para mi tarea porque es muy completa y clara.
Felicitaciones.

Maga DeLin dijo...

Hola!

Que interesante la información, me encantó.
Recuerdo la vez que vi un documental sobre cómo festejan el día de los muertos los mexicanos, y sí, es una fiesta muy colorida y respetuosa, donde se honra al muerto y no se dedica uno a llorarlo por los rincones.
Me impresionó mucho, y me resultó más que atractivo.

Muy bueno tu blog.

Te mando un beso desde Uruguay :-)

MacVamp dijo...

Borgo: Prometo vivistarte :)

Yoshiro: Me alegra saber que mi blog te haya servido :) Date una vuelta por aquí siempre que quieras :)

Maga: Muchas gracias ;-) Te envío mil besos.